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La misteriosa enfermedad del síndrome de sensibilidades químicas múltiples

La misteriosa enfermedad del síndrome de sensibilidades químicas múltiples

La misteriosa enfermedad del síndrome de sensibilidades químicas múltiples

El hogar de Pam estaba rodeado de plantaciones de algodón. Periódicamente, unas avionetas fumigaban los cultivos con herbicidas y pesticidas, lo que hacía que muchas veces el viento transportara residuos químicos a las casas cercanas, entre ellas, la suya.

PAM empezó a sufrir fuertes dolores de cabeza y náuseas, y empeoró su salud. Con el tiempo comenzaron a perjudicarla sustancias que al parecer nada tenían que ver con los pesticidas, como los perfumes, los desodorantes, las lociones corporales, los productos de limpieza, la pintura, las alfombras nuevas, el humo del tabaco y los ambientadores. Sus síntomas son algunos de los que se atribuyen a una enfermedad desconcertante que se ha venido en llamar síndrome de sensibilidades químicas múltiples (MCS, por sus siglas en inglés). *

“El contacto diario con químicos me crea un gran cansancio y náuseas; además, me siento confusa y mareada —contó Pam a ¡Despertad!—. Me hincho y, a veces, me falta la respiración, me dan crisis de pánico sin que pueda dejar de llorar, palpitaciones, taquicardia, y acumulo líquido en los pulmones, lo que incluso me ha producido neumonía.”

Aunque el cuadro clínico varía un tanto según el paciente, suelen aparecer cefaleas, fatiga extrema, dolor muscular y de articulaciones, eccemas, sarpullidos, trastornos semejantes a los de la gripe, asma, sinusitis, ansiedad, depresión, falta de memoria, pérdida de atención, insomnio, arritmias cardíacas, hinchazón, náuseas, vómitos, problemas intestinales y convulsiones. Otras enfermedades, por supuesto, presentan también muchos de estos síntomas.

El síndrome de sensibilidades químicas múltiples: un problema creciente

En Estados Unidos, los muestreos realizados en varias colectividades indican que entre un 15% y un 37% de la población se considera especialmente sensible o alérgica a los compuestos químicos habituales y sus emanaciones como, por ejemplo, gases de automóviles, humo de tabaco, pintura fresca, alfombras nuevas y perfumes. Pero solo el 5%, o menos, en función de la edad de los encuestados (casi tres cuartas partes de ese porcentaje son mujeres) dijo que se les había diagnosticado sensibilidad a químicos.

Muchos de los afectados afirman que los pesticidas y los disolventes les provocaron la dolencia. Ambos elementos son comunes en el ambiente, sobre todo estos últimos. Los disolventes son volátiles, es decir, se evaporan con mucha facilidad, y diluyen o disuelven otras sustancias. Se encuentran en pinturas, barnices, adhesivos, pesticidas y productos de limpieza.

En los artículos siguientes examinaremos el MCS con más detenimiento. Se analizará de qué ayuda disponen los que sufren esta enfermedad y veremos cómo pueden colaborar tanto los afectados como los que no lo están para hacerles la vida más agradable a quienes padecen este síndrome.

[Nota]

^ párr. 3 Hemos utilizado el término síndrome de sensibilidades químicas múltiples dada su amplia difusión. Pero se han acuñado muchos otros nombres, como enfermedad ecológica y síndrome de hipersensibilidad química. La palabra sensibilidad se refiere en este caso a las reacciones que causan los tóxicos en cantidades que no parecen perjudicar a toda la población.