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Le salvó la vida

Le salvó la vida

Le salvó la vida

El número del 22 de diciembre de 1999 de ¡Despertad! presentó el título de portada “¿Por qué es una amenaza mundial el secuestro?”. William Louis Terrell dijo que esa revista le salvó la vida.

UNOS minutos después de las diez de la mañana del viernes 10 de marzo de 2000, Joseph C. Palczynski, hijo, se llevó a Terrell de su hogar a punta de pistola. Los artículos de ¡Despertad! que este estuvo repasando mentalmente durante la dura experiencia contenían las siguientes recomendaciones de especialistas sobre qué hacer en caso de secuestro:

“Sea cooperador y no terco. Los rehenes hostiles son con mayor frecuencia objeto de trato cruel, y corren mayor riesgo de que los maten o los escojan para recibir castigo.

”No sucumba al pánico. Recuerde que la mayoría de las víctimas sobreviven al secuestro.”

“Converse con ellos sobre temas triviales si es posible, e intente establecer contacto personal. Es menos probable que los secuestradores lo lastimen o lo maten si lo ven como persona.

”Sea cortés al comunicarles [a los secuestradores] sus necesidades.”

“[La] interacción ha servido de protección a los secuestrados, según el libro Criminal Behavior (Comportamiento delictivo), en el que se explica: ‘Cuanto mejor se conocen el rehén y el secuestrador, tanto más tienden a simpatizar el uno con el otro. Este fenómeno es indicio de que, después de cierto tiempo, es menos probable que el delincuente lastime al rehén’.”

William Terrell, testigo de Jehová de 53 años de edad, siguió las sugerencias lo mejor que pudo durante las casi catorce horas que estuvo secuestrado, prácticamente todo el tiempo con una pistola apuntándole. Todo empezó cuando Palczynski tocó a su puerta, en una zona rural cerca de la carretera interestatal número 95, donde el automóvil que había robado se quedó sin gasolina.

Después de escuchar la penosa historia de aquel desconocido, Terrell prometió ayudarlo. Palczynski pidió un vaso de agua y que se le llevara a Baltimore (Maryland, E.U.A.). Terrell contestó que le solicitaría a alguien que lo condujera a la ciudad de Fredericksburg (Virginia), donde podría tomar un autobús y completar su viaje. Al volver con el vaso de agua, el extraño le apuntó con un arma y le ordenó que lo llevara a su destino.

Sigue los consejos de la revista

Cuando circulaban por la carretera I-95, Terrell obedeció las instrucciones del secuestrador de respetar el límite de velocidad y de no atraer la atención por la forma de conducir. Con tranquilidad, Terrell empezó a conversar con su captor, de 31 años de edad, reflejando genuino interés en él como individuo y en las circunstancias que llevaron a su encuentro. Palczynski le contó que tres días antes había ido a ver a su novia, Tracy, que había roto con él, y que cuando un matrimonio amigo de ella y un vecino trataron de impedir que se la llevara, los mató a tiros. Tracy escapó más tarde.

La noche siguiente, al intentar apropiarse de un vehículo, uno de sus disparos destrozó la mandíbula de un pequeño de dos años y otros alcanzaron el automóvil que conducía Jennifer Lyn McDonel. Lamentablemente, una de esas balas mató a Jennifer, y otra dio contra el asiento especial de su niño de un año, que iba vacío. Ella y su esposo, Thomas, se dirigían al Salón del Reino de los Testigos de Jehová, donde ambos tenían participación en la reunión de esa noche. Sarah Francis, la madre de Jennifer, comentó: “Fue la única noche que no llevaron al bebé al Salón del Reino. [De otro modo,] habríamos tenido que llorar a dos”.

Terrell logró con bondad que su secuestrador siguiera envuelto en la conversación. Entonces Palczynski expresó que nunca había sido su intención herir a nadie y que amaba mucho a Tracy y quería estar a su lado. Terrell nos cuenta: “Le dije que no podía cambiar el pasado, pero sí el futuro, y lo animé a entregarse. Le aseguré que lo visitaría en la prisión y que estudiaría la Biblia con él”. Después se supo que, desde que terminó la escuela secundaria en 1987, y con la excepción de un período de diez meses, Palczynski había pasado toda su vida entre la prisión, varias instituciones de salud mental y la libertad condicional.

Valiéndose de su larga experiencia como anciano cristiano, Terrell siguió intentando que el trastornado joven reaccionara, recurriendo a ejemplos de personas de la vida real tomados de la Biblia. Por ejemplo, le relató la experiencia de un hombre bueno, el rey David de Israel, que se obsesionó con la esposa de un soldado de su ejército llamado Urías. Al quedar ella encinta de David, este se aseguró de que Urías muriera en batalla. No obstante, cuando le hicieron ver con tacto los pecados que había cometido, David se arrepintió sinceramente y recuperó el favor de Dios (2 Samuel 11:2–12:14).

Terrell estableció una buena relación con el fugitivo y empezó a llamarlo por su sobrenombre, Joby. Se detuvieron más adelante en una tienda, y Palczynski mandó a Terrell a comprar comida y un televisor portátil, pero le dijo que, si intentaba avisar a alguien, mataría a más personas. Terrell obedeció, pues se daba cuenta de la condición inestable del prófugo. Más tarde, después de ver en el noticiero de las once un espacio sobre los crímenes que había cometido, Palczynski dio un abrazo a Terrell y desapareció de su vista en un barrio de las afueras de Baltimore.

Como una semana después, el hombre fue acorralado en una casa donde tenía a varios rehenes. Llamaron a Terrell para que ayudara en las negociaciones, pues el secuestrador lo había mencionado. Desgraciadamente, estas resultaron infructuosas y, el 22 de marzo, Palczynski fue ultimado a tiros por la policía que irrumpió en la residencia. Nadie más salió herido.

Posteriormente, Terrell consiguió cerca de seiscientos ejemplares del número de la revista que le había salvado la vida, y ya ha distribuido cientos de ellos. Se siente agradecido de tener el hábito de leer la valiosa información de ¡Despertad!, y estamos seguros de que usted también lo estará.

[Ilustración de la página 26]

William Terrell