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¿Por qué nos dejó papá?

¿Por qué nos dejó papá?

Los jóvenes preguntan...

¿Por qué nos dejó papá?

“Nunca llegué a comprender del todo por qué se marchó mi padre. Lo único que supe fue lo que me contó mi madre.”—James. *

CUANDO un padre hace las maletas y se marcha de casa, a menudo deja tras de sí una tormenta de dolor y amargura. “Me disgusté mucho cuando mis padres rompieron”, confiesa James, el adolescente de 14 años citado antes. Además, si el padre se va sin dar ninguna explicación y después no se mantiene en contacto con sus hijos, estos quizás tengan que batallar con sentimientos de culpa, rechazo y rencor durante años. *

Si tu padre se ha marchado, puede que sepas, con pesar, por qué lo ha hecho. “Mi padre nos dejó por otra mujer —dice un joven de nombre Michael—. Una vez lo vi con ella, y me puse furioso. Sentí que nos había traicionado.” Sin embargo, en algunas ocasiones la separación puede ser un alivio. Melissa, cuyo padre es alcohólico, asegura: “Si se hubiera quedado en casa, habría sido más difícil para nosotros”.

No obstante, en muchos casos, los hijos no saben por qué razón se ha ido su padre; de ahí que su ausencia pueda resultarles aún más dolorosa. Tal vez eran conscientes de que sus padres tenían problemas, pero posiblemente nunca se imaginaron que se separarían. Robert recuerda: “Cuando papá se fue, la verdad es que no entendía nada de lo que estaba pasando. Lo único que sabía era que las cosas iban mal porque mis padres se peleaban constantemente”.

¿Por qué se marchan de casa algunos padres? Si el tuyo se ha ido, ¿deberías concluir por eso que te ha rechazado a ti personalmente? Y ¿por qué es posible que tanto él como tu madre se muestren reacios a hablarte del tema? ¿No te deben una explicación?

Por qué guardan silencio

Las razones por las que se marcha un progenitor nunca son agradables. A menudo, su partida se debe a una relación adúltera, que por lo general ha ocultado bien a la familia. Cuando la esposa descubre este mal comportamiento, es posible que decida divorciarse de su esposo, e incluso que le pida que se vaya calladamente antes de que estén preparados los documentos del divorcio. Y al mismo tiempo, puede que los hijos desconozcan por completo las causas de lo que está sucediendo.

Pues bien, intenta comprender por qué tu madre quizás no desee contarte exactamente lo que ha pasado. Por un lado, tal vez tema que revelarte la mala conducta de tu padre solo sirva para hacerte daño. Por el otro, piensa en lo doloroso que debe ser para una mujer descubrir que su esposo le ha sido infiel (Malaquías 2:13, 14). De modo que si la causa de su ruptura matrimonial es el adulterio, no debe extrañarte que a tu madre le resulte muy penoso hablar de ello.

Y ¿qué puede decirse de tu padre? Si ha sido infiel, lo más seguro es que no te hable del tema, lo cual es comprensible. Algunos hombres se sienten tan culpables de su mala conducta que ni siquiera son capaces de soportar encontrarse cara a cara con sus hijos. Sin embargo, a pesar de su comportamiento vergonzoso, muchos padres siguen amándolos y posiblemente traten de ponerse en contacto con ellos de nuevo.

En algunos casos, el padre se marcha a consecuencia del mal proceder de su esposa, e intenta por todos los medios mantener una estrecha relación con sus hijos. En otras ocasiones, la ruptura no tiene nada que ver con el adulterio, sino que más bien es la culminación de años de disputas conyugales (Proverbios 18:24). * Puesto que, a menudo, estas tienen lugar a puerta cerrada, es posible que no tengas ni idea de a qué se deben.

La Biblia dice en Proverbios 25:9: “Defiende tu propia causa con tu semejante, y no reveles el habla confidencial de otro”. A veces, las peleas matrimoniales están relacionadas con asuntos íntimos y privados. Aunque no lo creas, seguramente es mejor que no escuches de qué tratan. Además, revelar “el habla confidencial” a menudo empeora la situación. Puedes sentirte inclinado a ponerte de parte de alguno de ellos, lo que solo acentuaría la brecha que separa a tu familia. Así pues, teniendo en cuenta estos factores, quizás sea mejor que tus padres se guarden para sí los detalles de sus discusiones.

Combate el resentimiento adquiriendo perspicacia

A pesar de todo, es difícil no estar enfadado ni resentido después de que tu padre se ha ido de casa y no sabes por qué. Sin embargo, en Proverbios 19:11, la Biblia observa: “La perspicacia del hombre ciertamente retarda su cólera [no la elimina necesariamente], y es hermosura de su parte pasar por alto la transgresión”. Pero no necesitas conocer todos los detalles para tener perspicacia.

Por ejemplo, la Biblia nos recuerda que nuestros padres son imperfectos. Afirma: “Todos han pecado y no alcanzan a la gloria de Dios” (Romanos 3:23). Aceptar esta dolorosa verdad puede ayudarte a ver sus errores en la debida perspectiva. Si, por ejemplo, tu padre ha roto sus votos matrimoniales, su acción constituye una grave falta por la que tendrá que rendir cuentas a Dios (Hebreos 13:4). Pero no significa necesariamente que te haya rechazado a ti o que no te quiera.

Todos los matrimonios sufren “tribulación en la carne” (1 Corintios 7:28). Y aunque no existe ninguna excusa que lo justifique, algunos hombres y mujeres sucumben a la mala conducta agobiados por las presiones de este mundo turbulento. Robert recuerda: “Papá deseaba lo mejor para nosotros. Hizo que nos mudáramos a una zona donde él pensaba que podría ganarse mejor el sustento, a fin de que tuviésemos una casa bonita y fuéramos felices”. Pero las buenas intenciones que tenía con respecto a mejorar la calidad de vida de la familia fracasaron enseguida. Robert relata: “Papá empezó a faltar a las reuniones cristianas. Después perdió su empleo, y al poco tiempo comenzó a tratar de forma grosera a mi madre y a mi hermana”. Rápidamente, la situación empeoró tanto que sus padres se divorciaron.

Robert pudo haber dejado que los fracasos de su padre le sumieran en la amargura. Pero el comprender bien la situación en que este se encontraba ha mitigado su ira. Aunque la ruptura de sus padres fue muy dolorosa, le ha enseñado una valiosa lección: “Cuando forme una familia, los asuntos espirituales tendrán que ser lo primero”, dice.

Michael, mencionado anteriormente, también ha tenido que combatir el resentimiento. “Quería devolverle el daño que nos había hecho”, admite. Sin embargo, conservó la relación que tenía con su padre. Al pasar el tiempo, logró incluso dejar a un lado la ira que sentía y seguir adelante con su vida.

Quizás tú también desees mantener una relación normal con tu padre, hasta el grado que lo permitan las circunstancias. Es cierto que él pudo haberles herido a ti y a tu madre, pero probablemente no conozcas todos los hechos. Y aunque sepas que ha obrado mal, sigue siendo tu padre, por lo que tienes la obligación de mostrarle, al menos, cierto grado de respeto (Efesios 6:1-3). Evita ‘la cólera, la ira, la gritería y el habla injuriosa’ cuando trates con él (Efesios 4:31). De ser posible, mantén una postura neutral en lo que concierne a las disputas privadas de tus padres. Si les aseguras a ambos que los amas, podrás disfrutar de una buena relación con los dos.

No es culpa tuya

El que tu padre se haya marchado de casa es probablemente una de las experiencias más dolorosas de tu vida. Y aunque no descubras nunca todas las razones que tuvo para hacerlo, no tienes que sentirte culpable. Es cierto que tal vez te parezca que te ha rechazado a ti, pero los esposos raramente se separan debido a los hijos. Tus padres hicieron delante de Dios el voto de permanecer juntos. Es, por tanto, su responsabilidad, no la tuya, cumplir con dicho voto (Eclesiastés 5:4-6).

Si aun así te sientes confundido, culpable o responsable, ¿por qué no intentas decírselo a ellos? Posiblemente te abran su corazón y te ayuden a ver que no tienes la culpa. James, citado al principio, admite: “Solía pensar que yo era el culpable, hasta que mis padres se sentaron a hablar conmigo”. Una adolescente llamada Nancy también creía que tenía la culpa cuando sus padres rompieron. Después de varias conversaciones con su madre, pudo concluir: “Los hijos no deben sentirse culpables de lo que hacen sus padres”. Sí, dejar que ellos ‘lleven su propia carga de responsabilidad’ puede librarte de un gran peso emocional (Gálatas 6:5). Pero ahora que tu padre se ha ido, ¿cómo puedes afrontar la situación? Un artículo futuro de esta serie te proporcionará algunas respuestas.

[Notas]

^ párr. 3 Se han cambiado algunos nombres.

^ párr. 4 Consulta el tema de portada “Las familias sin padre: cómo romper el círculo vicioso”, que apareció en la revista ¡Despertad! del 8 de febrero de 2000.

^ párr. 12 No obstante, la Biblia señala claramente que la fornicación es la única base bíblica para la disolución del matrimonio que permitiría a ambas partes volver a casarse (Mateo 19:9).

[Ilustración de la página 15]

No te sientas culpable de las tensiones matrimoniales de tus padres