Ir al contenido

Ir al índice

Lo que aprendimos de Loida

Lo que aprendimos de Loida

Lo que aprendimos de Loida

EL ARTÍCULO “Loida rompe el silencio” (8 de mayo de 2000) tuvo una gran repercusión. La experiencia de la joven con parálisis cerebral que no pudo comunicarse hasta los 18 años de edad, tocó la fibra sensible de muchos lectores. Les ofrecemos algunos comentarios que se recibieron.

“No podía dejar de llorar al leer los mensajes de Loida cuando por fin se comunicó con su familia. Su coraje y fortaleza, pese a las circunstancias adversas, son cualidades que procuraré imitar con empeño.”—K. G.

“Gozo de buena salud, y aun así, a veces me quejo. Después de leer el relato de Loida, pedí perdón a Jehová por no valorar lo que poseo.”—R. H.

“En 1980 nació mi hermano menor con muchos problemas de salud, entre ellos parálisis cerebral, por lo que no habla. Esta experiencia nos ha animado a mi familia y a mí a no rendirnos, por difíciles que sean los tiempos.”—L. W.

“Soy una joven de 14 años y siempre he pensado que era la única que tenía problemas. Quisiera hablar con Loida en el Paraíso, cuando se encuentre bien. La he incorporado a la lista de personas con las que me gustaría entablar una amistad eterna.”—R. K.

“El artículo me llegó al corazón. He soportado toda clase de trastornos mentales y emocionales. Ver lo mucho que Loida anhela el nuevo mundo de Dios alimenta aún más mi deseo de estar allí.”—P. B.

“Yo también padezco parálisis cerebral, pero hablo sin dificultad. El artículo me ha ayudado a entender que Jehová ve todo lo que experimentamos y valora lo que personalmente hacemos en su servicio.”—D. J.

“Me conmovió profundamente el pasaje que se refiere a su dedicación a Jehová a tan temprana edad y a la forma en que predica. Quienes no sufrimos incapacidades tan graves podemos tomar ejemplo de ella en muchos sentidos.”—A. R.

“La experiencia de Loida ha hecho que procure pensar más en los demás y en lo que puedo hacer a su favor. Me niego a dar por sentado el privilegio de hablar a otros de Jehová Dios.”—B. M.

“¡Qué magnífico artículo! Conocemos a una pareja en una congregación cercana que tiene una hija con parálisis cerebral. Vamos a enviarles hoy mismo una tarjeta para decirles que los queremos mucho y que valoramos cuanto hacen por ella.”—T. G.

“En momentos de desánimo, a veces me vuelvo egoísta; en cambio, Loida se interesa mucho en los demás. Estoy decidida a actuar como ella. También he de esforzarme más por imitarla y orar a Jehová cuando me sienta abrumada.”—N. D.

“Tengo 14 años y soy asmática. A veces creo que mi enfermedad es la peor, pero esta experiencia me ha enseñado que no es así. Gracias por este relato, triste y feliz al mismo tiempo, que nos proporciona esperanza.”—M. C.