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¿Es auténtica la historia bíblica?

¿Es auténtica la historia bíblica?

¿Es auténtica la historia bíblica?

CENSURARON a gobernantes, reprendieron a sacerdotes, amonestaron a la gente común por su maldad; hasta hicieron públicos los errores y pecados que ellos mismos cometieron. Fueron acosados y perseguidos, e incluso algunos fueron asesinados por hablar y escribir acerca de la verdad. ¿A quiénes nos referimos? A los profetas de la Biblia, muchos de los cuales participaron en la redacción de las Santas Escrituras (Mateo 23:35-37).

En su libro The Historian and History (El historiador y la historia), Page Smith señala: “[Los hebreos] fueron igual de implacables con sus héroes que con sus villanos e igual de severos con ellos mismos que con sus adversarios, porque escribían bajo la mirada de Dios y no tenían nada que ganar si ocultaban la verdad, y en cambio, sí mucho que perder”. Smith también señala que “en comparación con las tediosas cronologías de los reyes guerreros de Siria y Egipto, el relato de las tribulaciones y los triunfos del pueblo elegido de Dios [...] es apasionante. Los cronistas hebreos habían descubierto uno de los elementos fundamentales de la historia: sus protagonistas son personas reales, con todos sus defectos e imperfecciones”.

Los escritores bíblicos eran además sumamente exactos y meticulosos. Después de analizar la Biblia a la luz de la historia y la arqueología, Werner Keller dice en la introducción de su libro Y la Biblia tenía razón: “Ante la abundancia enorme de resultados auténticos y seguros se me hace cada vez más patente [...] esta idea: ¡La Biblia tenía razón!”.

Un dinámico relato histórico con impactantes lecciones

Los escritores bíblicos fueron en su mayoría gente común: agricultores, pastores y pescadores. Y sin embargo, lo que escribieron, en un período aproximado de mil seiscientos años, ha influido en más personas que cualquier otra obra, antigua o moderna. Por si fuera poco, sus escritos han recibido ataques por todos los flancos, aunque en vano (Isaías 40:8; 1 Pedro 1:25). En la actualidad, puede leerse la Biblia, completa o en parte, en unos dos mil doscientos idiomas, cifra que supera con creces a la de cualquier otro libro. ¿Por qué disfruta la Biblia de esa distinción? Los siguientes textos lo aclaran.

“Toda Escritura es inspirada de Dios y provechosa para enseñar, para censurar, para rectificar las cosas, para disciplinar en justicia, para que el hombre de Dios sea enteramente competente y esté completamente equipado para toda buena obra.” (2 Timoteo 3:16, 17.)

“Todas las cosas que fueron escritas en tiempo pasado fueron escritas para nuestra instrucción, para que mediante nuestro aguante y mediante el consuelo de las Escrituras tengamos esperanza.” (Romanos 15:4.)

“Estas cosas siguieron aconteciéndoles [a los israelitas] como ejemplos, y fueron escritas para amonestación de nosotros [los cristianos] a quienes los fines de los sistemas de cosas han llegado.” (1 Corintios 10:11.)

En efecto, la Biblia supera a cualquier otro libro, pues es un relato inspirado y conservado por Dios con personajes verídicos —algunos que agradaron a Dios y otros que no lo hicieron—. No es una fría lista de normas ni una colección de cuentos infantiles, y aunque es cierto que Dios utilizó a escritores humanos, eso solo ha realzado su contenido otorgándole un cálido atractivo que ha llegado al corazón de los lectores generación tras generación. El arqueólogo William Albright afirmó: “La profunda comprensión moral y espiritual de la Biblia, la cual constituye una revelación excepcional de Dios al hombre canalizada a través de la experiencia humana, es tan válida hoy, como hace dos o tres mil años”.

Para ilustrar la eterna relevancia de la Biblia, retrocedamos al mismísimo comienzo de la historia del hombre —adonde solo la Biblia puede llevarnos— y analicemos algunas lecciones fundamentales que nos enseña el libro de Génesis.

Oportunas lecciones de un antiguo relato

El libro de Génesis revela, entre otras cosas, la fundación de la familia humana, con nombres y todo tipo de detalles. Ninguna otra obra histórica es tan específica en lo que concierne a este tema. Pero tal vez se pregunte de qué nos sirve hoy conocer a nuestros primeros antepasados. De mucho, pues al revelar que todas las personas, prescindiendo de su color, origen tribal o nacionalidad, proceden de los mismos padres, Génesis elimina cualquier posible justificación del racismo (Hechos 17:26).

Génesis también proporciona una guía moral. Por ejemplo, contiene el relato de Sodoma, Gomorra y las ciudades vecinas, las cuales destruyó Dios debido a la terrible perversión sexual de sus habitantes (Génesis 18:20–19:29). El versículo 7 del libro bíblico de Judas 7 dice: “Sodoma y Gomorra y las ciudades circunvecinas —después que ellas [...] hubieron cometido fornicación con exceso, e ido en pos de carne para uso contranatural— son puestas delante de nosotros como ejemplo amonestador”. La gente de Sodoma y Gomorra no había recibido ninguna ley moral de Dios; sin embargo, como el resto de los seres humanos, poseían el don divino de la conciencia. De ahí que Dios les imputara, con toda razón, la responsabilidad de sus acciones (Romanos 1:26, 27; 2:14, 15). Hoy en día, Dios también pedirá cuentas a la humanidad por sus hechos, sea que esta acepte su Palabra, la Santa Biblia, o no (2 Tesalonicenses 1:8, 9).

Una lección de historia sobre la supervivencia

Un relieve del Arco de Tito, en Roma, representa a unos soldados romanos llevándose los utensilios sagrados del templo de Jerusalén tras la destrucción de la ciudad en el año 70 E.C. En aquella ocasión murieron más de un millón de judíos. Sin embargo, los cristianos obedientes sobrevivieron gracias a la advertencia de Jesús: “Cuando vean a Jerusalén cercada de ejércitos acampados, entonces sepan que la desolación de ella se ha acercado. Entonces los que estén en Judea echen a huir a las montañas, y los que estén en medio de Jerusalén retírense, y los que estén en los lugares rurales no entren en ella; porque estos son días para hacer justicia” (Lucas 21:20-22).

La tribulación de Jerusalén no es solo historia antigua, ni mucho menos; prefiguró aspectos de una tribulación mayor en la que pronto se sumirá el mundo entero. Pero una vez más, habrá sobrevivientes. “Una gran muchedumbre [...] de todas las naciones y tribus y pueblos y lenguas” saldrá “de la gran tribulación” a causa de su fe en la sangre derramada de Jesús, una fe basada firmemente en la Biblia: su historia y sus profecías (Revelación [Apocalipsis] 7:9, 14).

Un suceso histórico que nunca se repetirá

Actualmente vivimos en el período en que ejerce su supremacía la potencia mundial angloamericana, la última potencia mencionada en las profecías bíblicas. El modelo histórico indica que, como en los casos anteriores, esta también desaparecerá. Pero ¿de qué forma? Según la Biblia, su fin será completamente diferente al de cualquier otro imperio. Refiriéndose al año 1914 de nuestra era, Daniel 2:44 dijo con relación a las gobernaciones políticas o “reinos” actuales: “En los días de aquellos reyes el Dios del cielo establecerá un reino que nunca será reducido a ruinas. Y el reino mismo no será pasado a ningún otro pueblo. Triturará y pondrá fin a todos estos reinos, y él mismo subsistirá hasta tiempos indefinidos”.

En efecto, el Reino de Dios —su gobierno celestial en manos de Jesucristo— eliminará todo vestigio de la opresiva gobernación humana en el Armagedón, el clímax de la mencionada “gran tribulación”. Desde ese momento en adelante, el Reino “no será pasado a ningún otro pueblo”, es decir, nunca será derrocado ni reemplazado por otro. Su dominio abarcará “hasta los cabos de la tierra” (Salmo 72:8).

Por fin cesará el cruel ciclo de dominación por parte de la religión falsa, la política opresiva y el codicioso comercio. El Salmo 72:7 promete: “El justo brotará, y la abundancia de paz hasta que la luna ya no sea”. La Tierra estará llena de amor, la cualidad preeminente de Dios, no de egoísmo y orgullo (1 Juan 4:8). Jesús aconsejó en una ocasión: “Que se amen unos a otros”. Aludiendo a estas palabras, el historiador Will Durant dijo: “Lo más importante que me ha enseñado la historia es lo mismo que enseñaba Jesús. [...] No hay nada en el mundo tan práctico como el amor”.

El amor que siente Dios por la humanidad lo motivó a inspirar la escritura de la Biblia. Solo ella arroja verdadera luz sobre el pasado, el presente y el futuro. Abrace su mensaje salvador dedicando tiempo a estudiarla. Con ese objetivo, y en obediencia al mandato de Jesús, los testigos de Jehová dan a conocer a sus vecinos las “buenas nuevas del reino”, las cuales pronto serán más que profecías, serán parte de la historia (Mateo 24:14).

[Comentario de la página 9]

“¡La Biblia tenía razón!”—WERNER KELLER

[Comentario de la página 11]

“La profunda comprensión moral y espiritual de la Biblia [...] es tan válida hoy, como hace dos o tres mil años.”—WILLIAM ALBRIGHT, ARQUEÓLOGO

[Ilustraciones de la página 9]

La Estela Moabita: contiene la versión del rey Mesá sobre el conflicto entre Moab e Israel (2 Reyes 3:4-27), los nombres de varios lugares que aparecen en la Biblia y el nombre de Dios escrito en hebreo antiguo.

[Reconocimiento]

Musée du Louvre (París).

Denario de plata: réplica con la efigie e inscripción de Tiberio César (Marcos 12:15-17).

La Crónica de Nabonido: piedra esculpida en caracteres cuneiformes que confirma la repentina caída de Babilonia ante Ciro (Daniel, cap. 5).

[Reconocimiento]

Fotografía tomada por gentileza del British Museum.

Losa: en ella aparece el nombre de Poncio Pilato en latín.

[Reconocimiento]

Fotografía © Israel Museum (Jerusalén); por gentileza de Israel Antiquities Authority.

Fondo: uno de los Rollos del mar Muerto: un estudio del texto de Isaías ha demostrado que dicho libro no ha sufrido prácticamente ninguna alteración tras mil años de copiarse a mano.

[Reconocimiento]

Shrine of the Book, Israel Museum (Jerusalén).

[Ilustraciones de la página 10]

El relieve del Arco de Tito confirma la destrucción de Jerusalén en el año 70 E.C.

[Reconocimiento]

Soprintendenza Archeologica di Roma