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La excepcional naturaleza de nuestro Sol

La excepcional naturaleza de nuestro Sol

La excepcional naturaleza de nuestro Sol

CUANDO usted lea este artículo, el Sol habrá salido ya o faltará poco para que lo haga. ¿Qué importancia tiene este hecho? Pues que, sin su luz, los billones de seres vivos del planeta desapareceríamos, y eso lo incluye a usted. Así es, dejarían de existir las muy diversas formas de vida agrupadas en millones de especies: desde las bacterias unicelulares hasta las descomunales ballenas.

Y aunque es verdad que solo nos llega la mitad de una milmillonésima parte de la energía que genera el astro rey, hasta esas “migajas” que caen de su “mesa” bastan para nutrir y sostener la vida en la Tierra. Más aún, si tan minúscula fracción pudiera aprovecharse de forma eficaz, se satisfarían con amplio margen las necesidades energéticas de la sociedad moderna.

Casi todos los libros de astronomía dicen que el Sol es una estrella ordinaria, “un cuerpo celeste común y corriente”. Ahora bien, ¿será “común y corriente” en todo el sentido de la expresión? Guillermo González, astrónomo de la Universidad de Washington en Seattle (E.U.A.), señala que el Sol, más bien, es excepcional. ¿Debería ese hecho influir en la búsqueda de vida en otros planetas? Él responde: “El número de estrellas capaces de sostener la vida inteligente es menor de lo que la gente cree”, y agrega: “A menos que los astrónomos limiten su búsqueda a soles tan excepcionales como el nuestro, habrán perdido mucho de su tiempo”.

¿Qué características del Sol lo hacen tan adecuado para sustentar la vida? Examinemos algunas, teniendo presente que muchas declaraciones sobre la física del universo son teóricas.

Características intrigantes

● Astro solitario. Los astrónomos calculan que el 85% de las estrellas cercanas al Sol se hallan en grupos de dos o más, girando una alrededor de la otra, unidas por fuerzas gravitatorias.

En contraste, el astro rey no tiene acompañante. “El caso del Sol como estrella solitaria parece ser, por tanto, poco común”, escribe el astrónomo Kenneth J. H. Phillips en su libro Guide to the Sun (Guía del Sol). Tal situación concede a la Tierra una órbita más estable, lo que, según explica González, resulta en condiciones favorables para la vida terrestre.

● Estrella de gran masa. Otra peculiaridad del Sol es que “figura entre el 10% de las estrellas de mayor masa de las cercanías”, detalla Guillermo González en la revista New Scientist. Phillips señala por su parte: “Puesto que nuestra estrella contiene el 99,87% de la masa total del sistema solar, ejerce el control gravitatorio sobre todos los cuerpos del sistema”.

Esta característica hace posible que la Tierra se encuentre relativamente lejos del astro solar —150 millones de kilómetros— y aun así no se salga de órbita. Al mismo tiempo, tal distancia impide que el Sol calcine la vida del planeta.

● Contenido de elementos pesados. De acuerdo con el señor González, el Sol se distingue de otras estrellas de su misma edad y clase porque contiene un 50% más de elementos pesados (carbono, nitrógeno, oxígeno, magnesio, silicio y hierro). “Las abundancias de elementos pesados en el Sol son muy escasas —explica Phillips—, pero en otras estrellas [...] son más reducidas todavía.” De hecho, las estrellas con abundancias de elementos pesados similares a las del Sol pertenecen a una categoría específica: estrellas de población I.

¿Qué tiene que ver este dato con la vida en la Tierra? Pues bien, los elementos pesados son esenciales para sostenerla, pero también son escasos, ya que constituyen menos del uno por ciento del universo. Sin embargo, la Tierra está compuesta casi por entero de los elementos más pesados. ¿A qué se debe este hecho? En la opinión de los astrónomos, a que este planeta describe su órbita alrededor de una estrella nada común: el Sol.

● Órbita menos elíptica. El que el Sol sea de población I tiene otra ventaja, y es que “por lo común [estas estrellas] describen órbitas casi circulares en torno al centro de la galaxia”, explica el libro Guide to the Sun. La órbita del Sol es menos elíptica que la de otras estrellas de su misma edad y clase. ¿Cómo afecta eso a la existencia de la vida terrestre? La forma de su órbita evita que se desplome hacia el centro de la galaxia, lugar frecuentado por las supernovas (estrellas en explosión).

● Variación del brillo. He aquí otro dato interesante respecto al astro rey: en comparación con estrellas parecidas, la variación de su brillo es significativamente menor. En otras palabras, su luminosidad es más estable y constante.

Dicha estabilidad es decisiva para la existencia de la vida en la Tierra. “Nuestra mismísima presencia en el planeta —señala el historiador científico Karl Hufbauer— prueba que la luminosidad del Sol es uno de los factores ambientales más estables.”

● Inclinación de la órbita. La inclinación de la órbita solar con respecto al plano de la Vía Láctea es muy leve, lo que significa que forman un ángulo muy cerrado. ¿Cómo se beneficia de este factor la vida terrestre?

Más allá de los confines del sistema solar nos rodea un gigantesco almacén esférico de cometas, denominado nube de Oort. * Supongamos que la órbita solar fuera más inclinada con respecto al plano galáctico; en ese caso, el Sol lo cortaría con violencia, perturbando quizás la nube de Oort. ¿Con qué consecuencias? De acuerdo con los astrónomos, la Tierra sufriría una catastrófica lluvia de cometas.

¿Qué nos dicen los eclipses solares?

En nuestro sistema solar hay por lo menos sesenta lunas, las cuales giran alrededor de 7 de los 9 planetas que lo integran. No obstante, todo parece indicar que la Tierra es el único lugar que permite contemplar el espectáculo de un eclipse total. ¿A qué se debe tal peculiaridad?

Un eclipse solar ocurre cuando la Luna se interpone entre el Sol y la Tierra. Para que la superposición sea perfecta, al tapar casi por completo la Luna al astro rey, los tamaños aparentes de ambos han de ser más o menos iguales. Y eso es justo lo que ocurre, pues aunque el Sol supera unas cuatrocientas veces en diámetro a la Luna, se encuentra unas cuatrocientas veces más lejos de la Tierra que ella.

Pero la distancia entre nuestro planeta y el Sol —y, por consiguiente, el tamaño aparente de este último— es más que un simple factor que contribuye a la aparición de los eclipses. Es asimismo una condición fundamental para la existencia de la vida terrestre. El señor González señala que, “si estuviéramos un poco más cerca o más lejos del Sol, la Tierra se calentaría o se enfriaría demasiado, y sería inhabitable”.

Pero aún hay más. El hecho de que las dimensiones de la Luna se salgan de lo común favorece la vida en el planeta, pues la fuerza de atracción lunar impide que la Tierra se bambolee demasiado sobre su eje, lo cual ocasionaría devastadoras y caóticas variaciones del clima. Así pues, para que la vida sea posible, tiene que existir la combinación perfecta: la distancia precisa del Sol a la Tierra, así como una luna del tamaño preciso, además de todo lo que hemos analizado sobre la naturaleza del Sol. ¿Qué probabilidades hay de que estas condiciones se cumplieran por pura coincidencia?

¿Simple coincidencia?

Supongamos que lleva su automóvil a un mecánico capacitado y con experiencia para que regule el motor con precisión. El técnico realiza un trabajo cuidadoso, y usted encuentra que todo ha quedado bien. ¿Cómo cree que reaccionará él si usted después afirma que el motor está bien regulado por pura casualidad?

Muy bien podría hacerse la misma pregunta respecto a la excepcional naturaleza del Sol. Algunos científicos quisieran hacernos creer que su composición, su órbita, la distancia que lo separa de la Tierra y demás características son tan solo una coincidencia afortunada. ¿Tiene sentido tal razonamiento? ¿Le parece una conclusión lógica?

Tal como un motor que ha sido calibrado con maestría da fe de la preparación y aptitud del técnico que hizo el trabajo, el Sol —entre otros cuerpos celestes— está diciéndonos algo. Sus características excepcionales, que posibilitan la vida terrestre, nos comunican con claridad que es obra de un Diseñador inteligente y poderoso Creador. El apóstol Pablo lo expresó de la siguiente manera: “Porque las cualidades invisibles de él se ven claramente desde la creación del mundo en adelante, porque se perciben por las cosas hechas, hasta su poder sempiterno y Divinidad” (Romanos 1:20).

[Nota]

^ párr. 17 Si se desea más información sobre la nube de Oort, véase la revista ¡Despertad! del 22 de julio de 1999, pág. 26.

[Comentario de la página 17]

Solo nos llega la mitad de una milmillonésima parte de la energía que genera el astro rey

[Ilustración de la página 16]

Las explosiones solares, como esta, no representan ningún peligro para la vida en la Tierra

[Reconocimiento]

Págs. 2, 15, 16: NASA photo

[Ilustración de la página 17]

¿Simple coincidencia? La similitud de tamaños aparentes del Sol y la Luna permite que haya espectaculares eclipses

[Ilustración de la página 18]

Si la órbita del Sol fuera diferente, la Tierra podría sufrir una catastrófica lluvia de cometas