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Pintar con palabras

Pintar con palabras

Pintar con palabras

EL POETA, mezcla de pintor y compositor, guía su pluma tanto con el corazón como con la mente. Por ello, los buenos versos nos inspiran o nos hacen reflexionar, nos mueven a reír o a llorar. “En muchos casos, la poesía no es más que un conjunto de palabras ordenadas de tal forma que producen una impresión profunda y repentina. Esta es una de las razones por las que los grandes poemas [...] resultan inolvidables en todo sentido”, explica el libro The Need for Words (La necesidad de palabras).

Los poemas bellos pocas veces brotan de una mente superficial, pues este arte expresivo es amigo inseparable de las cuestiones más trascendentes: las relaciones personales, el amor, la espiritualidad, la naturaleza y el sentido de la vida. No es de extrañar, por ende, que la poesía constituya una de las más antiguas expresiones del arte. Al compararla con la prosa (el lenguaje común escrito), un famoso bardo dijo que, en el caso de que ambas describiesen lo mismo y tuvieran la misma calidad de redacción, “el verso se leería cien veces, y la prosa solo una”.

Sin embargo, como ya se habrá percatado, la poesía adopta variadas formas. Puede que rime, puede que no, y en ocasiones, hasta parece rayar en la prosa. ¿En qué consiste, pues, la poesía?

¿Qué es la poesía?

La definición que ofrece The Macquarie Dictionary es la siguiente: “Arte de realizar composiciones rítmicas, escritas u orales, con la intención de deleitar mediante pensamientos hermosos, ingeniosos o elevados”, y “producción literaria que sigue una medida; poema”. Fíjese en los dos elementos clave que distinguen a la poesía: el ritmo y la medida. El ritmo forma parte del mundo que nos rodea: se encuentra en las mareas, en las estaciones y hasta en el latir de nuestro corazón. En los poemas, el ritmo es la cadencia del sonido que produce la expresión, esa repetición que percibimos en la lectura. La medida es el número y la distribución de las sílabas en cada verso, que varía de unos poemas a otros. La rima es también un recurso poético popular. Por lo común, riman los sonidos de la última palabra de cada verso, aunque, por supuesto, hay diferentes modalidades. Unas veces, la correspondencia de sonidos se encuentra en el verso siguiente; otras, más adelante.

El haiku, poema japonés que no se sujeta a la rima, es famoso porque expresa pensamientos hermosos con sorprendente brevedad. Comprime las ideas en tan solo diecisiete sílabas repartidas en tres líneas, de cinco la primera y la tercera, y de siete la segunda. * Para muchas personas, incluso niños pequeños, el haiku se ha convertido, por su belleza y sencillez, en una deleitable introducción a la poesía.

La poesía ostenta tradicionalmente la distinción de condensar multitud de ideas en pocas palabras. The World Book Encyclopedia señala que las composiciones poéticas “evocan mucho más de lo que dicen. Despiertan la imaginación [...]. El lenguaje poético es un envase a presión, en el que la fuerza de un solo vocablo logra que el cerebro se dispare y que todo el poema estalle en el pensamiento”. Desde luego, algunos poemas necesitan leerse varias veces antes de que “detonen” en la mente y sea posible captar su significado.

A fin de obtener el efecto deseado, el poeta selecciona las palabras, tal como el joyero elige las gemas. Salomón, rey de Israel y compositor de proverbios y canciones, “meditó e hizo un escudriñamiento cabal” para encontrar “palabras deleitables” y “palabras correctas de verdad” (Eclesiastés 12:9, 10; 1 Reyes 4:32).

Salomón y su padre, David, compusieron poemas en el estilo tradicional hebreo de su día, que frecuentemente se entonaban con acompañamiento musical y no se regían por la rima. Más bien, su singularidad se debe al ritmo intelectual, o de conceptos, empleado en un recurso literario denominado paralelismo. Las ideas de cada verso pueden ser sinónimas o contrastantes (Salmo 37:6, 9). El segundo verso muchas veces se explaya en el pensamiento del primero, aportando un nuevo detalle. Observe cómo se consigue ese efecto en el Salmo 119:1:

Felices son los que en su camino

están exentos de falta,

los que andan en la ley de Jehová.

Note que el segundo verso revela lo que significa estar exento de falta, a saber, andar en la ley de Jehová. Dado que la poesía hebrea bíblica se vale del paralelismo, o ritmo del sentido, más bien que de la rima, resulta más fácil de traducir. *

Vía de expresión para todas las emociones

Al igual que el canto, la poesía constituye un magnífico medio para expresar toda una gama de emociones. Examine las palabras que pronunció Adán en el momento en que Jehová le presenta a Eva en el jardín de Edén, y observe la fusión de deleite absoluto con la sensación de ver al fin su paciencia recompensada:

Esto por fin es hueso de mis huesos

y carne de mi carne.

Esta será llamada Mujer,

porque del hombre fue tomada esta.

(Génesis 2:23.)

Lo sobresaliente de este pasaje es la carga de significado, tanto literal como emocional, que se encierra en tan pocas líneas, una economía aún más patente en la lengua original. Así mismo, los libros poéticos de Job, Salmos, Proverbios y Lamentaciones plasman una impresionante variedad de sentimientos, al tiempo que enseñan verdades espirituales muy valiosas. De hecho, el mismísimo Salmo primero se abre en el hebreo original con la palabra “feliz”, o “bienaventurado”. ¿Qué sentimientos atribuiríamos al escritor del siguiente ejemplo, tomado de Salmo 63:1? Fíjese en la riqueza de lenguaje figurado, que es un rasgo destacado de la versificación hebrea:

Oh Dios, tú eres mi Dios;

sigo buscándote.

Mi alma de veras tiene sed de ti.

Por ti mi carne ha desmayado de anhelo

en una tierra seca y agotada,

donde no hay agua.

El libro de Lamentaciones transmite todavía otro espíritu. En él, Jeremías llora la tragedia que le sobrevino a Jerusalén a manos de los babilonios en 607 a.E.C. Derrama su corazón en cinco endechas que rezuman la tristeza del profeta y, al mismo tiempo, reflejan la percepción de que se ha llevado a cabo la justicia divina.

Ayuda para la memoria

Debido a sus características, la poesía se presta muy bien a la memorización. Los poemas griegos más antiguos que han llegado a nuestros días, la Ilíada y la Odisea, se recitaban de memoria en los festivales helenos, toda una proeza dadas las colosales proporciones de estas obras. Asimismo, queda claro que muchos salmos de la Biblia estaban destinados a la memorización. Vea cómo el ritmo sirve de aglutinante para unir las metáforas, la sencillez y la lógica irrefutable. De esta forma se demuestra lo absurdo de la idolatría en los versos del Salmo 115:4-8:

Los ídolos de ellos son plata y oro,

la obra de las manos del hombre terrestre.

Boca tienen, pero no pueden hablar;

ojos tienen, pero no pueden ver;

oídos tienen, pero no pueden oír.

Nariz tienen, pero no pueden oler.

Manos son suyas, pero no pueden palpar.

Pies son suyos, pero no pueden andar;

no profieren sonido con su garganta.

Quienes los hacen llegarán a ser

lo mismo que ellos,

todos los que confían en ellos.

No hay duda de que para la mayoría de la gente sería sencillo recordar un pasaje tan vívido y enérgico como ese.

¿Desea escribir poesía?

La poesía forma parte de nuestra vida: desde los versos infantiles hasta las tonadillas publicitarias. Por esta razón, la mayoría estamos familiarizados al menos con sus aspectos más elementales. Pero si lo que desea es escribir sus propios versos, le conviene leer antes una amplia selección de poemas, pues así podrá comprender los principios que rigen tales composiciones y aumentará su vocabulario. Claro está, es recomendable elegir bien a fin de no exponerse a nada malsano o degradante (Filipenses 4:8, 9). Como es lógico, la mejor forma de aprender a componer versos es sentarse con papel y lápiz, y empezar a escribir.

Es posible que con el tiempo hasta pueda agasajar a familiares y amigos con sus poesías. Cuando quiera enviar una tarjeta para dar las gracias o desear la pronta recuperación de un enfermo, ¿por qué no escribe un poema? No tiene que ser largo ni brillante. Bastan unas cuantas líneas que expresen sus sentimientos. La ingeniosa tarea no solo le producirá placer y satisfacción a usted, sino que de seguro halagará al destinatario cuando vea el empeño que ha puesto en ordenar sus pensamientos de forma tan original y sincera.

No necesita ser un genio del idioma para tener el gusto de escribir poesía, así como no necesita ser un gran cocinero para preparar un guiso. Mezcle idénticas cantidades de deseo, imaginación, esfuerzo y persistencia con el poeta que lleva dentro, y es muy posible que los cuadros que pinte con palabras le reserven una agradable sorpresa.

[Notas]

^ párr. 7 Si desea más información sobre el haiku, consulte ¡Despertad! del 8 de enero de 1989.

^ párr. 14 Puesto que ¡Despertad! se edita en 83 idiomas, en este artículo hemos preferido citar ejemplos bíblicos.

[Ilustración de la página 21]

La poesía constituye una extensa parte de las Escrituras Hebreas