¿Cuándo terminará la persecución religiosa en Georgia?
¿Cuándo terminará la persecución religiosa en Georgia?
GEORGIA ES UNA TIERRA repleta de bellezas naturales, desde la templada costa del mar Negro hasta las heladas montañas del Cáucaso. Los espesos bosques, los rápidos torrentes y los fértiles valles adornan esta región montañosa en la que se unen Europa y Asia. La capital, Tbilisi, es una bulliciosa ciudad en la que se mezclan los edificios modernos con los monumentos arquitectónicos antiguos. Con todo, el mayor atractivo de Georgia es su gente, conocida por sus fuertes vínculos familiares y su cordial hospitalidad.
A lo largo de la historia, los habitantes de este país han sufrido opresión debido a las invasiones de los romanos, persas, bizantinos, árabes, turcos, mongoles y rusos, entre otros. Según cierto cálculo, Tbilisi ha sido destruida veintinueve veces. * Aun así, los georgianos no solo han mantenido su amor a la vida, las artes, la música y la danza, sino también la reputación de ser una sociedad tolerante.
Lamentablemente, ya no se puede decir lo mismo de todos los georgianos. Durante los pasados dos años, un reducido grupo de ellos ha arruinado la reputación del país agrediendo a cientos de compatriotas. Armadas con barras de hierro y garrotes con clavos, turbas enfurecidas han golpeado a seres inocentes —hombres, mujeres, niños, ancianos y personas discapacitadas—, causándoles contusiones en el cuerpo y heridas en la cara y la cabeza. ¿Por qué se golpea con tal saña a ciudadanos inofensivos? Porque son testigos de Jehová, una comunidad cristiana radicada en Georgia antes de que la mayoría de los atacantes siquiera hubieran nacido.
Las denuncias se convierten en agresiones
Si bien se garantiza la libertad de cultos en esta república, las publicaciones de los testigos de Jehová han sido confiscadas en muchas ocasiones. En abril de 1999, los funcionarios de aduanas anunciaron que solo podrían retirarlas con la autorización del patriarca, cabeza de la Iglesia Ortodoxa Georgiana. * Al mes siguiente volvió a mencionarse la Iglesia Ortodoxa, en esta ocasión, en el Tribunal de Distrito de Isani-Samgori, donde Guram Sharadze, diputado parlamentario y líder del movimiento político “¡Georgia Ante Todo!”, entabló una demanda judicial con objeto de disolver las entidades jurídicas que utilizan los testigos de Jehová, y los calificó de antinacionales y peligrosos. ¿Quién respaldó su querella? Acompañaba el escrito una carta del secretario del patriarca-católicos de toda Georgia.
El 20 de mayo de 1999, Georgia adoptó el Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos y las Libertades Fundamentales, obligándose, por tanto, a respetar su contenido. El artículo 10 del Convenio reza así: “Toda persona tiene derecho a la libertad de expresión. Este derecho comprende la libertad de opinión y la libertad de recibir o de comunicar informaciones o ideas sin que pueda haber injerencia de autoridades públicas y sin consideración de fronteras”. ¿Impidió este derecho que los opositores de los Testigos siguieran intentando proscribir las publicaciones religiosas? ¡De ninguna manera!
El 21 de junio de 1999, la oficina del patriarca de toda Georgia insistió, en una carta dirigida al jefe de la revisión aduanera, que “debía prohibirse la distribución de publicaciones religiosas extranjeras”. Además, Giorgi Andriadze, portavoz oficial de la Iglesia Ortodoxa Georgiana, tildó de peligrosos a los testigos de Jehová y dijo que debía proscribírseles. Tales denuncias no cayeron en oídos sordos. Los fanáticos religiosos que en el pasado habían quemado publicaciones de los Testigos estaban seguros de que ahora podían atacarlos con total impunidad. El domingo 17 de octubre de 1999 lanzaron otro ataque.
La actuación de las turbas queda impune
Aquel domingo, unos ciento veinte testigos de Jehová de Tbilisi —hombres, mujeres y niños— se hallaban congregados en una reunión religiosa cuando, de repente, el destituido sacerdote ortodoxo Vasili Mkalavishvili * y 200 seguidores suyos irrumpieron en el lugar de culto, rodearon a los Testigos y les descargaron numerosos golpes con cruces de hierro y garrotes. Cuatro agresores sujetaron a un Testigo por los brazos y el cuello; le bajaron la cabeza a la fuerza y lo raparon mientras el gentío se regodeaba con la humillación. Cuando la frenética turba se fue, dieciséis Testigos tuvieron que ser atendidos en el hospital. Uno tenía tres costillas fracturadas. Phati, una Testigo de 40 años, contó después: “Empezaron a gritarme, y uno de ellos me pegó con todas sus fuerzas. Me daba en la cara y en los ojos. Traté de cubrirme el rostro con las manos. Me corría sangre por los dedos”. Cuando aquel salvaje dejó de maltratarla, Phati había perdido la visión del ojo izquierdo. Hoy, todavía le quedan secuelas.
Este vergonzoso atentado, que apareció en
televisión, impelió al presidente Eduard Shevardnadze a manifestar su opinión. Al día siguiente dijo: “Condeno este acto y creo que los organismos encargados del cumplimiento de la ley deben iniciar un proceso criminal”. Ya que las filmaciones identificaban al cabecilla de la turba y a los demás agresores, era muy sencillo declararlos culpables; sin embargo, dos años después, ninguno de ellos ha sido condenado.Envalentonados por la impunidad
No es extraño que la pasividad de las autoridades —civiles y religiosas— comunicara a los agresores que se tolerarían los actos de violencia. Envalentonados por esta impunidad, aumentaron la frecuencia de los robos, las palizas y los maltratos contra los testigos de Jehová, se hallaran en sus hogares, en las calles o en sus lugares de culto. Entre octubre de 1999 y agosto de 2001 se documentaron más de ochenta ataques, con un saldo superior a mil heridos. Con todo, el 9 de febrero de 2001, un fiscal municipal de Tbilisi informó a los periodistas que “aún est[aba] en trámite” la investigación de Vasili Mkalavishvili. Es lamentable que, hasta la fecha, el gobierno de Georgia siga permitiendo que los enemigos de los testigos de Jehová descarguen contra estos su odio criminal (véase el recuadro “Sigue el dominio de las turbas”).
¿Qué hacen las fuerzas del orden? Las noticias y las filmaciones revelan que la policía no solo permitió los ataques contra los testigos de Jehová, sino que participó en ellos. Por ejemplo, el 8 de septiembre de 2000, en la ciudad de Zugdidi, varios agentes armados con porras disolvieron una pacífica asamblea de 700 testigos de Jehová. Quienes presenciaron
los hechos contaron que los policías, enmascarados, golpearon a más de cincuenta Testigos “dejando a su paso un rastro de destrucción”. “Fue desgarrador”, dijo el dueño del local al recordar la mirada de terror de los niños cuando se dispararon al aire proyectiles antitanques de fogueo. Pese a que los agentes irrumpieron en el lugar y lo incendiaron, no se ha emprendido ninguna acción judicial contra ellos hasta el día de hoy.En vista de que este infame incidente no es un caso aislado (véase el recuadro “Participación policial”), el 7 de mayo de 2001, el Comité contra la Tortura, de las Naciones Unidas, expresó con toda razón su preocupación por “las repetidas torturas y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes que las fuerzas del orden público han infligido en Georgia; así como el reiterado fracaso en facilitar una rápida, imparcial y completa investigación a cada una de las numerosas imputaciones de tortura”. * En realidad, ni una sola de las más de cuatrocientas denuncias que los testigos de Jehová han presentado a la policía ha logrado que se condene a los culpables. El Defensor del Pueblo de Georgia, elegido por el Parlamento, hizo el siguiente comentario al respecto: “Quienes, en virtud de sus funciones, están obligados a proteger los derechos humanos son los que los violan. Para ellos no son más que un pedazo de papel”.
El veredicto del Tribunal Supremo crea confusión
Por si no bastaran los ataques ilegales de las turbas y la policía, el
Tribunal Supremo de Georgia emitió hace poco un veredicto que creó confusión en cuanto a los derechos de los testigos de Jehová.Examinemos algunos antecedentes del caso. El político Guram Sharadze entabló una demanda judicial para disolver las entidades jurídicas de los testigos de Jehová, demanda que fue desestimada el 29 de febrero de 2000. Sin embargo, Sharadze interpuso un recurso de apelación y ganó. A su vez, los Testigos apelaron al Tribunal Supremo. El 22 de febrero de 2001, dicho Tribunal falló contra ellos argumentando meros tecnicismos legales. Alegó que la Constitución establece que las religiones deben estar registradas según el derecho público de acuerdo con una ley todavía inexistente que detalle la inscripción de las asociaciones religiosas. Concluyó que en ausencia de tal ley, no cabía posibilidad alguna de registrar a los testigos de Jehová. No obstante, otras quince agrupaciones que sostienen actividades religiosas están legítimamente inscritas en Georgia.
En respuesta a la sentencia del Tribunal Supremo, el ministro de Justicia de la república, Mikheil Saakashvili, dijo en una entrevista televisiva: “Desde el punto de vista jurídico, la decisión es muy discutible. No creo que sea la página más brillante de la historia del Tribunal Supremo”. Zurab Adeishvili, el presidente en funciones de la Comisión Legislativa del Parlamento de Georgia, manifestó a la agencia de noticias Keston que estaba “muy preocupado” por el fallo, pues “anima a los sectores radicales de nuestra Iglesia [Ortodoxa Georgiana] a suprimir las confesiones religiosas minoritarias”. Por desgracia, los temores de Adeishvili estaban justificados. A los pocos días se reanudaron los actos violentos contra los testigos de Jehová. Durante el año 2001, los Testigos fueron blanco de las turbas, la policía y los sacerdotes ortodoxos los días: 27 de febrero; 5, 6 y 27 de marzo; 1, 7, 29 y 30 de abril; 7 y 20 de mayo; 8 y 17 de junio; 11 de julio; 12 de agosto, y 28 y 30 de septiembre. Y la lista continúa.
En medio de esta nueva ola de persecución, el Tribunal Supremo tomó la insólita medida de explicar su resolución en público con las palabras: “Desdichadamente, la ciudadanía ha malinterpretado la anulación por parte del Tribunal Supremo de la inscripción de la Asociación de los Testigos de Jehová [...]. Cuando el registro oficial de los demandados, como entidad legal de derecho privado, fue anulado, no se vulneró ni restringió, ni directa ni indirectamente, su derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión. No se coartó su libertad de cambiar de religión, sea individual o colectivamente, en público o en privado. [...] La decisión del Tribunal no ha limitado el derecho de los demandados de recibir y comunicar ideas e informaciones. No anuló su derecho a la libertad de reunión pacífica”.
Miles de georgianos denuncian la persecución
Pese a que, al parecer, la declaración del Tribunal Supremo ha hecho poca mella en las muchedumbres violentas, es reconfortante
apreciar que miles de georgianos ya han condenado la persecución en curso. Desde el 8 de enero de 2001, los testigos de Jehová han hecho circular una petición en la que solicitan amparo contra los ataques de las turbas y el enjuiciamiento de los autores de las violentas agresiones a ciudadanos de Georgia. En el plazo de dos semanas firmaron el escrito 133.375 adultos de todas las regiones del país. Teniendo en cuenta que hay solo 15.000 testigos de Jehová en Georgia, la abrumadora mayoría de los firmantes pertenecen, seguramente, a la Iglesia Ortodoxa Georgiana. Pero el 22 de enero de 2001, la petición desapareció. ¿Qué ocurrió?Aquel día, en la oficina de la Defensora del Pueblo de Georgia, Nana Devdariani, se celebró una conferencia de prensa para hacer pública la petición. En pleno acto irrumpieron en la sala Vasili Mkalavishvili y diez individuos más con la idea de llevarse los catorce volúmenes de que constaba la petición. Una representante del Instituto Caucasiano para la Paz y la Democracia trató de protegerla, pero los intrusos la agredieron. Mientras Mkalavishvili lanzaba improperios, sus secuaces arrancaron a los organizadores doce de los catorce volúmenes y se dieron a la fuga. Un diplomático extranjero, testigo del incidente, exclamó: “¡Esto es increíble!”. Afortunadamente, el 6 de febrero, los Testigos recuperaron la petición, y el 13 de febrero de 2001 la elevaron al presidente de la República.
“Todos los casos de acoso [...] acabarán en los tribunales”
Los testigos de Jehová de Georgia y de todo el mundo confían en que el primer mandatario de este país actuará en consonancia con la petición presentada. Después de todo, el presidente Shevardnadze ha condenado ya repetidas veces la persecución de los testigos de Jehová. Por ejemplo, el 18 de octubre de 1999 calificó de “pogromos” y de “intolerables” los ataques contra los Testigos. El 20 de octubre de 2000 escribió lo siguiente a un miembro del Cuerpo Gobernante de los Testigos de Jehová: “Haremos todo lo posible por erradicar la violencia”. Y añadió: “Permítame asegurarle que el gobierno de Georgia permanecerá incondicionalmente comprometido a salvaguardar los derechos humanos y la libertad de conciencia”. De nuevo, el 2 de noviembre de 2000, en una carta a la Comisión para la Seguridad y la Cooperación en Europa, el presidente Shevardnadze declaró: “Este asunto [la situación de las religiones minoritarias de Georgia] ha sido asimismo el centro de hondas preocupaciones por parte de nuestro pueblo y del gobierno”. Y aseguró: “Todos los casos de acoso y de violencia física acabarán en los tribunales, y los culpables tendrán que rendir cuentas ante la justicia”.
Los alarmados observadores de Europa y el resto del mundo abrigan la esperanza de que las firmes declaraciones del presidente Shevardnadze se hagan pronto realidad. Mientras tanto, los testigos de Jehová de todo el mundo persisten en orar por sus compañeros de Georgia, al tiempo que estos valerosos Testigos continúan sirviendo a Jehová a pesar de la cruel persecución (Salmo 109:3, 4; Proverbios 15:29).
[Notas]
^ párr. 3 Si desea más información sobre este país, vea el artículo “Georgia: se conserva un antiguo legado”, publicado en ¡Despertad! del 22 de enero de 1998.
^ párr. 6 En el año 2001, el Departamento de Aduanas dejó de confiscar las publicaciones de los testigos de Jehová
^ párr. 10 Vasili Mkalavishvili fue expulsado de la Iglesia Ortodoxa Georgiana a mediados de la década de 1990 tras criticarla con dureza por pasar a formar parte del Consejo Mundial de Iglesias. (Desde entonces, esta confesión se ha retirado del Consejo.) Entre tanto, Mkalavishvili se ha unido a los Viejos Calendaristas de Grecia, dirigidos por el metropolita Cyprianos.
^ párr. 15 Georgia es uno de los 123 estados que han suscrito la Convención de las Naciones Unidas contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes. En tal calidad, se ha comprometido a “prohibir la tortura”.
[Comentario de la página 24]
“Todos los casos de acoso y de violencia física acabarán en los tribunales, y los culpables tendrán que rendir cuentas ante la justicia.”—Eduard Shevardnadze, presidente de Georgia, 2 de noviembre de 2000.
[Comentario de la página 24]
“Esperamos que este asunto [de agresiones contra minorías religiosas] se resuelva, y que todas las confesiones de Georgia disfruten de completa libertad para expresar su fe.”—David Soumbadze, consejero principal de la Embajada de Georgia en Washington, D.C. (EE. UU.), 3 de julio de 2001.
[Ilustración y recuadro de la página 20]
SIGUE EL DOMINIO DE LAS TURBAS
El que las autoridades de Georgia no hayan condenado a los agresores de los testigos de Jehová ha expuesto a estos a mayor persecución.
Por ejemplo, el 22 de enero de 2001, en el barrio de Svanetis Ubani (Tbilisi), el ex sacerdote ortodoxo Vasili Mkalavishvili y sus seguidores irrumpieron en una reunión religiosa integrada por 70 Testigos. Los agresores les dieron puñetazos y puntapiés, además de apalearlos con cruces de madera y de hierro. Uno de ellos asestó tal golpe a un Testigo con una enorme cruz de madera, que se partió el travesaño. A varios Testigos los metieron a rastras en una habitación oscura, donde los vapulearon unos matones. A los Testigos de mayor edad los obligaron a pasar entre dos filas de hombres que los iban golpeando con los puños y con cruces. Dos hombres agarraron a un indefenso joven de 14 años y le dieron patadas y puñetazos. Un agresor de 30 años persiguió a un chico de 12 y lo golpeó en la cabeza con una enorme Biblia georgiana. Un Testigo que escapó de la casa para llamar a la policía fue atrapado; la turba le pegó sin parar en el rostro, hasta que se le llenó la boca de sangre y empezó a vomitar. Por fin, la despiadada multitud se dispersó. Todavía no se ha castigado a los culpables.
En otra ocasión, el 30 de abril de 2001, los seguidores de Mkalavishvili interrumpieron una reunión religiosa de la congregación de testigos de Jehová antes mencionada. Arrastraron al exterior a los Testigos y los golpearon con garrotes llenos de clavos. A un Testigo llamado Tamaz le desgarraron el brazo derecho y la mano, el pie y la mejilla izquierdos. Además, hubo que darle cinco puntos de sutura en la cabeza para cerrarle un corte profundo. La turba también arremetió contra el hogar donde se celebraba la reunión y rompió el mobiliario, los electrodomésticos y todas las ventanas. Luego hicieron una gran fogata con las publicaciones editadas por los testigos de Jehová. El 7 de junio de 2001, la organización pro derechos humanos Human Rights Watch solicitó oficialmente información al ministro georgiano del Interior, Kakha Targamadze, y al Fiscal General de la República, Gia Mepharishvili, sobre las medidas tomadas para enjuiciar a los autores de este y otros ataques recientes. Hasta la fecha, ninguno de los agresores ha sido enjuiciado.
[Recuadro de la página 21]
PARTICIPACIÓN POLICIAL
El 16 de septiembre de 2000, la policía de la ciudad de Marneuli apostó controles de carretera para impedir que diecinueve autobuses de testigos de Jehová llegaran a un lugar de asamblea. En uno de los controles hubo quienes lanzaron piedras a los vehículos de los Testigos e hirieron a una pasajera en la cabeza. A varios los sacaron a la fuerza del vehículo y los vapulearon; a otros les robaron. Mientras, la policía no puso trabas para que pasaran autobuses llenos de seguidores de Mkalavishvili que iban a destruir el lugar de asamblea. La muchedumbre quemó una tonelada y media de publicaciones religiosas. Los policías presentes participaron en las palizas que se dieron a los Testigos.
La agencia de noticias Caucasus Press informó que el ministro del Interior iba a investigar esta agresión y a tomar las “medidas oportunas”. Los investigadores tienen base firme para acusar a los autores de los delitos. La Constitución de Georgia, artículo 25, garantiza el derecho de toda persona a la libertad de reunión. Con todo, ninguno de los agresores ha sido procesado. Cinco meses después de este ataque, la agencia de noticias Keston informó que una abogada de Guram Sharadze, el cabecilla del movimiento político “¡Georgia Ante Todo!”, admitió que este había influido en las autoridades de Marneuli y Zugdidi para que impidieran celebrar las dos asambleas de los testigos de Jehová.
[Recuadro de la página 21]
LA CONSTITUCIÓN GEORGIANA GARANTIZA LA PROTECCIÓN
La Constitución Georgiana, aprobada el 24 de agosto de 1995, garantiza la libertad de religión y el amparo contra agresiones salvajes, tal como se indica a continuación:
Artículo 17—1) El honor y la dignidad humana son inviolables. 2) Nadie podrá ser sometido a tortura ni a tratos o penas inhumanos, brutales o degradantes.
Artículo 19—1) Toda persona tiene derecho a la libertad de expresión, de pensamiento, de conciencia, de religión y de convicciones. 2) Se prohíbe la persecución por motivos de ideología, convicciones o religión.
Artículo 24—1) Toda persona tiene derecho a recibir y difundir información con libertad, a expresar y divulgar su opinión verbalmente, por escrito o de cualquier otra forma.
Artículo 25—1) Toda persona, a excepción de los miembros de las fuerzas armadas, la policía y los servicios de seguridad, tiene derecho a congregarse sin armas, en locales o al aire libre, sin permiso previo.
[Recuadro de la página 22]
EL MUNDO OBSERVA
¿Qué opina la comunidad internacional de que Georgia no detenga la persecución contra los testigos de Jehová?
Los gobiernos de Estados Unidos y Gran Bretaña emitieron este comunicado conjunto: “Se perturbó el desarrollo de una reunión de los testigos de Jehová, numerosas personas recibieron maltrato violento y a otras se les impidió acceder a dicha reunión. Las Embajadas de Estados Unidos de América y de Gran Bretaña están muy perturbadas por este y otros casos recientes de grave vulneración del derecho a la libertad de religión en Georgia [...]. Hacemos un llamamiento al gobierno de Georgia para que investigue estos incidentes y vele por garantizar el respeto a los derechos religiosos de todo ciudadano”.
La presidenta de la Delegación para la Comisión Parlamentaria de Cooperación entre la Unión Europea y Georgia, Ursula Schleicher, dijo: “En nombre de la delegación del Parlamento Europeo, deseo expresar mi consternación por el último incidente de la serie de violentas agresiones contra periodistas, activistas de derechos humanos y testigos de Jehová [...]. Considero este tipo de acto un vil ataque a los derechos humanos fundamentales, los cuales Georgia está obligada a respetar como signataria del Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos y las Libertades Fundamentales”.
La Comisión para la Seguridad y la Cooperación en Europa, organismo estadounidense, escribió lo siguiente al presidente Shevardnadze con referencia a las agresiones contra los testigos de Jehová: “Los últimos acontecimientos son verdaderamente alarmantes y hacen temer que la situación de Georgia se esté descontrolando. Si no se actúa, quienes recurren a la violencia contra las minorías religiosas se envalentonarán, y seguirá el vandalismo. Confiamos en que usted, como jefe de estado, dé el ejemplo a los ciudadanos y funcionarios de Georgia y les comunique dos poderosos y claros mensajes: independientemente del punto de vista personal sobre otras religiones, es ilícito emplear cualquier tipo de violencia contra sus adeptos; y todo el que tome parte en tales actos violentos —en especial los policías que faciliten o, de hecho, participen en estos vergonzosos incidentes— serán enjuiciados con el máximo rigor que permita la ley”. La misiva llevaba las firmas de siete miembros del Congreso de Estados Unidos.
El vicepresidente de la Comisión para la Seguridad y la Cooperación en Europa, el congresista estadounidense Christopher H. Smith, dijo: “¿Por qué no defiende Georgia la libertad religiosa y los derechos humanos tal como prometió? [...] La quema de publicaciones va totalmente en contra del acuerdo de Helsinki, y nos recuerda a algunos miembros de la comisión la quema de libros que tuvo lugar en los años de la dominación nazi”.
La directora ejecutiva en funciones de la división para Europa y Asia central de Human Rights Watch escribió: “A Human Rights Watch le preocupa sobremanera la posibilidad de que ocurran más actos de violencia, dado que la administración georgiana no ha enjuiciado a los autores de anteriores ataques violentos contra minorías religiosas. Le instamos a exigir de inmediato [el] fin de las agresiones y a iniciar acción judicial contra los responsables”.
El mundo observa. ¿Cumplirá Georgia sus compromisos internacionales? La reputación de la nación peligra.
[Recuadro de la página 23]
SE APELA AL TRIBUNAL EUROPEO
El 29 de junio de 2001, los testigos de Jehová elevaron al Tribunal Europeo de Derechos Humanos una instancia que objeta a la actual pasividad de los organismos georgianos encargados del cumplimiento de la ley. El tribunal respondió unos días más tarde, el 2 de julio de 2001. El secretario del tribunal escribió que el presidente de la Cámara legislativa opinaba que “debía darse prioridad” a este proceso.
[Mapa de la página 18]
(Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)
RUSIA
GEORGIA
MAR NEGRO
TURQUÍA
[Ilustración de la página 18]
13 DE MAYO DE 2001 - La familia Shamoyan perdió su casa en un incendio provocado por un fanático
[Ilustración de la página 18]
17 DE JUNIO DE 2001 - Giorgi Baghishvili fue blanco de una agresión violenta cuando asistía a una reunión de los testigos de Jehová
[Ilustración de la página 19]
11 DE JULIO DE 2001 - A David Salaridze le dieron con un palo en la cabeza, y recibió golpes en la espalda y las costillas cuando se encontraba en una reunión de los testigos de Jehová
[Ilustración de la página 23]
28 DE JUNIO DE 2000 - Unos pirómanos destruyeron el almacén de publicaciones de los testigos de Jehová en Tbilisi
[Ilustración de la página 23]
16 DE AGOSTO DE 2000 - En la sala del tribunal de Gldani-Nadzaladevi, un seguidor de Vasili Mkalavishvili agredió a Warren Shewfelt, Testigo canadiense
[Reconocimiento de la página 24]
AP Photo/Shakh Aivazov