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Cómo mejorar la seguridad en el entorno laboral

Cómo mejorar la seguridad en el entorno laboral

Cómo mejorar la seguridad en el entorno laboral

A PESAR de la legislación sobre salud y seguridad laboral, las lesiones y muertes en el trabajo aún constituyen un grave problema. Es obvio, pues, que dicha seguridad no mejora a base de leyes. Tanto patronos como empleados comparten la responsabilidad de velar por su propia seguridad y la de los demás.

Por tanto, toda la plantilla debe, movida por la sensatez, examinar con cuidado su entorno y hábitos laborales. ¿Ha comprobado usted, por ejemplo, si su lugar de trabajo es seguro? ¿Maneja sustancias tóxicas? Si así es, ¿se protege como debiera? ¿Está siempre estresado? ¿Infringe su horario los límites legales establecidos?

Las respuestas a preguntas de este tipo dicen mucho sobre su grado de seguridad en el trabajo.

Consciente de los peligros

Intentar mantener un horario laboral excesivo implica riesgos. Después de analizar los resultados de un estudio realizado con 3.600.000 trabajadores y 37.200 lugares de trabajo, el profesor Lawson Savery, de la Universidad Curtin de Australia, y un investigador publicaron un informe titulado “Long Hours at Work: Are They Dangerous and Do People Consent to Them?” (¿Es peligroso trabajar muchas horas? ¿Está la gente dispuesta a hacerlo?). La respuesta a ambas preguntas fue, en efecto, afirmativa.

Así es, los trabajadores cansados son menos eficientes y cometen más errores. Según el diario australiano The Sun-Herald, el profesor Savery dijo: “Muchas empresas fomentaron la obsesión con el trabajo; buscaron y premiaron a los laboradictos”. Las consecuencias pueden ser devastadoras. Donde más se observa este problema tal vez sea en el sector del transporte, pues a veces se insta u obliga a los conductores a estar al volante durante muchas horas sin parar, lo cual es ilegal en algunos países.

Los malos hábitos de trabajo, entre los que cabe mencionar la falta de orden y limpieza, presentan otro peligro. Dejar las herramientas esparcidas por el suelo o los cables eléctricos con corriente sin proteger causa numerosos accidentes y hasta muertes. Lo mismo ocurre si se pasan por alto las medidas de seguridad al utilizar herramientas y máquinas eléctricas. No limpiar los líquidos derramados, especialmente los tóxicos, también origina siniestros y muertes. Muchos trabajadores han sufrido lesiones al resbalar en suelos grasientos o mojados. Pudiera decirse, por tanto, que la primera regla del buen obrero es ser limpio y ordenado.

No obstante, muchos empleados tienden a desobedecer las normas de seguridad. La publicación Monthly Labor Review señaló: “La presión laboral quizá lleve a pensar que no se satisfará la demanda si no se toman atajos”. Por eso, alguien tal vez diga: “Nunca ha ocurrido nada malo cuando he pasado por alto cierta norma de seguridad”. Al hablar de este asunto, el veterano encargado de una fábrica afirmó: “Lo peor que uno puede hacer en el trabajo es saltarse las normas de seguridad y salir ileso”. ¿Por qué? Porque fomenta el exceso de confianza y el descuido, lo que ocasiona más accidentes.

La explosión de la central nuclear de Chernobil (Ucrania), en 1986, se ha catalogado muchas veces como “el peor accidente nuclear del mundo”. ¿Cuál fue la causa? Un informe sobre la catástrofe menciona una “serie de actuaciones imprudentes” y “el reiterado incumplimiento de las medidas de seguridad”.

El patrono y el empleado deben cooperar para prevenir posibles riesgos. Un sabio proverbio bíblico reza así: “Sagaz es el que ha visto la calamidad y procede a ocultarse” (Proverbios 22:3). En efecto, la persona prudente se da cuenta de lo que podría convertirse en una situación peligrosa y busca maneras de protegerse a sí misma y a los demás.

Cuando los patronos actúan así, se benefician tanto ellos como los empleados. Por ejemplo, una empresa que remodeló sus oficinas para evitar “el síndrome del edificio enfermo” descubrió que al poco tiempo la productividad era mayor y el nivel de satisfacción de la plantilla había experimentado un notable aumento. Además, menos trabajadores se ausentaban por enfermedad. Tal consideración por la salud ajena no solo contribuye a un entorno laboral más agradable para el patrono y para el empleado, sino que, como en este caso, también es rentable.

Como se mencionó en el artículo precedente, la violencia se ha extendido en el lugar de empleo. ¿Qué hacer para protegerse?

Medidas que pueden tomarse

Se ha visto que hasta los comportamientos agresivos de menor magnitud en el lugar de trabajo llegan a convertirse en graves casos de acoso. La revista Harvard Business Review da este aleccionador consejo: “Para tratar con la violencia en el lugar de trabajo, téngase en cuenta que quien comete pequeñas agresiones pasa a cometer, con frecuencia, otras mayores”.

Tal vez una mujer no pretenda llamar la atención de sus colegas; sin embargo, si su manera de vestir, hablar y comportarse no refleja modestia, es posible que dé la impresión de tener una moralidad relajada. Últimamente, cierto tipo de comportamiento con el que no se pretendía atraer indebida atención ha resultado a veces en problemas serios, entre ellos acosos, violaciones o incluso asesinatos. Por lo tanto, tengamos presente cómo afecta a los demás nuestra vestimenta y conducta, y rijámonos por el consejo bíblico de vestirnos y arreglarnos “con modestia y buen juicio” (1 Timoteo 2:9).

La publicación Monthly Labor Review mencionó otra posible situación peligrosa: “Crece la inquietud por los empleados que trabajan solos de noche en zonas aisladas”. De modo que pregúntese: “¿Será prudente aceptar el riesgo de trabajar solo, especialmente a altas horas de la noche? ¿Compensarán el riesgo los beneficios económicos?”.

Es también fundamental que analicemos cómo reaccionamos ante la conducta irritante y hostil de compañeros de trabajo que se hallan bajo tensión. ¿Qué hacer para disipar una situación que entrañe peligro? Un proverbio bíblico aconseja: “La respuesta, cuando es apacible, aparta la furia, pero la palabra que causa dolor hace subir la cólera” (Proverbios 15:1). Así es, si somos amables y respetuosos, contribuiremos a reducir la tensión y evitar disputas.

En el entorno laboral de hoy, con sus grandes presiones, la conducta irritante y hostil está a la orden del día. Aunque parezca que alguien vaya en contra nuestra, puede que solo esté descargando sus propias tensiones y frustraciones reprimidas; muchas veces es cuestión de estar en el lugar equivocado en un momento inoportuno. De manera que nuestra reacción es importante, pues disipará o agravará la situación.

Ahora bien, es probable que existan diferencias de opinión. El libro Resolving Conflicts at Work (Cómo resolver disputas en el trabajo) hace esta útil observación: “Cuando discrepamos de alguien, [...] casi nunca nos decimos con claridad y franqueza lo que en verdad sentimos”. ¿Cuál pudiera ser la razón? El libro contesta: “Nuestros desacuerdos tienen el poder de confundirnos e hipnotizarnos, y llegamos a creer que no hay manera de solucionarlos más que recurriendo a la violencia”.

¿La solución? ESCUCHAR. El mismo libro señala: “Si escuchamos de veras a la gente con quien estamos en desacuerdo [...], podremos desligarnos de los sentimientos que fomentan la disputa y descubrir soluciones”. Este buen consejo contribuirá a que las disensiones y los malentendidos no se conviertan en altercados serios.

Por lo tanto, seamos prudentes y tratemos de prevenir accidentes, lo que supondrá obedecer con presteza las normas de seguridad vigentes. Tal proceder ayudará mucho a mejorar la seguridad en el lugar de trabajo.

Es cierto, además, que nuestro modo de ver la vida, el trabajo y el tiempo libre puede influir en el tipo de empleo que elegimos y nuestra actitud ante la seguridad. El siguiente artículo nos ayudará a tomar decisiones acertadas al respecto.

[Ilustración de la página 5]

Elimine las manchas de aceite del suelo

[Ilustración de la página 7]

Una respuesta apacible puede disipar una situación tensa