¿Por qué deciden enseñar?
¿Por qué deciden enseñar?
“La mayoría de los educadores escogen la carrera docente porque constituye una forma de prestar ayuda. [Enseñar significa] comprometerse a mejorar la vida de los niños.” (Teachers, Schools, and Society [Los maestros, las escuelas y la sociedad].)
AUNQUE algunos educadores hacen que parezca fácil, la docencia puede convertirse en una carrera plagada de obstáculos, como aulas con demasiados estudiantes, una abrumadora cantidad de trámites burocráticos, alumnos con escaso o ningún interés y un sueldo insuficiente. Un profesor de Madrid (España) llamado Pedro lo expresa de este modo: “Enseñar no es nada fácil. Exige muchos sacrificios. Pero, a pesar de las dificultades que entraña, sigo creyendo que es más gratificante que trabajar en una empresa”.
En los centros educativos de las grandes ciudades, los obstáculos pueden resultar apabullantes. Las drogas, la delincuencia, la falta de moralidad y, en ocasiones, la indiferencia de los padres repercuten gravemente en la disciplina y el ambiente escolar. Además, la rebeldía es algo habitual. Entonces, ¿por qué optan por la enseñanza tantas personas con preparación profesional?
Leemarys y Diana son dos maestras de Nueva York que hablan inglés y español, y enseñan principalmente a niños hispanos de entre 5 y 10 años. La pregunta que les hemos formulado es:
¿Qué motiva a un profesor?
Leemarys dice: “¿Qué me motiva? Pues que me encantan los niños. Además, sé que en algunos casos soy la única persona que los anima a esforzarse”.
Diana responde: “Di clases particulares a mi sobrino de ocho años porque no le iba bien en la escuela. Sobre todo le costaba leer. Fue tan emocionante ver cómo él y otros niños aprendían, que decidí dedicarme a la enseñanza y dejar mi empleo en el banco”.
¡Despertad! ha hecho la misma pregunta a docentes de otros países. He aquí algunas de sus respuestas.
Giuliano, un italiano de 44 años, comenta: “Elegí esta profesión porque me fascinaba cuando era estudiante (a la derecha). Me parecía una labor creativa que, a su vez, presentaba muchas oportunidades de estimular la creatividad de los alumnos. Mi entusiasmo inicial me ayudó a superar las dificultades por las que pasé al principio de mi carrera”.
Nick, de Nueva Gales del Sur (Australia), señala: “No tenía muchas posibilidades de encontrar trabajo en el campo de mi especialización —la investigación química—, pero sí las había en el sector educativo. Más tarde descubrí que me gustaba enseñar, y parece que a mis alumnos también les gusta que les enseñe”.
El ejemplo de los padres ha sido a menudo un factor determinante en la elección de esta profesión. William, de Kenia, contesta así a nuestra pregunta: “Mi deseo de enseñar se lo debo en gran parte a mi padre, quien era profesor allá en 1952. Por otro lado, saber que estoy contribuyendo a la formación de mentes jóvenes me ha animado a seguir en la docencia”.
Rosemary, también de Kenia, dice: “Siempre he querido ayudar a los menos afortunados. Tenía dos opciones: ser enfermera o maestra, y la oportunidad de enseñar surgió primero. Ser madre ha hecho que ame aún más mi trabajo”.
Berthold, de Düren (Alemania), comenzó a dar clases por otro motivo: “Mi esposa me convenció de que sería un buen profesor”. Y resultó que tenía razón. “Disfruto mucho de mi trabajo —añade—. A menos que estés convencido del valor de la educación y de que te interese la gente joven, es imposible ser un buen maestro y sentirte motivado y satisfecho.”
Masahiro, educador japonés de la ciudad de Nakatsu, dice: “Lo que me motivó a ejercer la docencia fue tener un maestro magnífico en el primer curso de enseñanza media. Nos instruía con verdadera entrega. Y la razón principal por la que sigo dando clases es que me encantan los niños”.
Yoshiya, un hombre de 54 años, también de Japón, tenía un puesto bien remunerado en una fábrica, pero se sentía esclavizado al trabajo y a los continuos desplazamientos a su lugar de empleo. “Un día me dije: ‘¿Cuánto tiempo voy a seguir con esta clase de vida?’. Y me busqué una ocupación que estuviera más relacionada con personas que con cosas. No hay nada como enseñar. Trabajas con gente joven. Es muy humano.”
Valentina, de San Petersburgo (Rusia), también valora ese aspecto de la docencia. Nos cuenta: “Yo elegí esta profesión. Soy maestra de escuela primaria desde hace treinta y siete años. Me fascina trabajar con niños, sobre todo con los más pequeños. No me he jubilado todavía porque disfruto con lo que hago”.
El profesor William Ayers escribe: “Muchas personas se dedican a la enseñanza porque les encantan los niños y los jóvenes, o porque les
gusta tratar con ellos, verlos crecer, desarrollarse y convertirse en personas más capaces, más competentes y mejor preparadas para defenderse en la vida. [...] Quienes enseñan lo hacen porque es [...] una forma de darse a los demás. Yo enseño porque espero hacer de este mundo un lugar mejor”.En efecto, a pesar de las dificultades e inconvenientes que existen, a miles de hombres y mujeres dedicados les atrae la carrera docente. ¿Cuáles son algunos de los mayores desafíos que afrontan? El siguiente artículo contestará esta pregunta.
[Recuadro de la página 6]
Consejos para fomentar la comunicación entre los profesores y los padres
✔ Haga lo posible por conocer a los padres de sus alumnos. No es una pérdida de tiempo, sino una inversión de tiempo que beneficiará a ambas partes. Es su oportunidad de entablar una buena comunicación con quienes pudieran ser sus mejores colaboradores.
✔ Hábleles a su nivel y no los trate con condescendencia. Procure no emplear la jerga docente.
✔ Cuando converse sobre el niño, destaque los aspectos positivos. Se logra más con el encomio que con la censura. Explique a los padres lo que pueden hacer para ayudar a su hijo.
✔ Permítales hablar y escúcheles atentamente.
✔ Trate de comprender el entorno en el que vive el niño y, de ser posible, visite su hogar.
✔ Fije la fecha de la siguiente reunión con ellos. Es importante que no pierda el contacto, pues de esta forma demuestra que tiene verdadero interés. (Basado en Teaching in America [La enseñanza en Estados Unidos].)
[Ilustración de la página 6]
‘Mi padre también era profesor.’—WILLIAM, DE KENIA
[Ilustración de la página 7]
“Me fascina trabajar con niños.”—VALENTINA, DE RUSIA
[Ilustraciones de la página 7]
“No hay nada como enseñar. Trabajas con gente joven.”—YOSHIYA, DE JAPÓN