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Un sinfín de tareas

Un sinfín de tareas

Un sinfín de tareas

4.50 de la mañana. Llorando y medio dormido, Alex, el bebé de la casa, acude al lado de Helen, su madre. Los otros dos hijos de esta —Penny, de cinco años, y Joanna, de 12— y su marido, Nick, están dormidos. Helen alza a Alex, lo mete en la cama y le da de mamar. Ella no volverá a conciliar el sueño.

5.45 de la mañana. Helen se encamina sigilosamente a la cocina, hace café y se pone a leer.

6.15–7.20 de la mañana. Nick se levanta. Helen despierta a Penny y a Joanna, prepara el desayuno y efectúa algunos quehaceres del hogar. A las siete y cuarto, Nick se dirige al trabajo y, de camino, deja a Joanna en la escuela. La madre de Helen llega para cuidar de Alex.

7.30 de la mañana. Helen lleva a Penny a la guardería. El trayecto hasta su trabajo le da tiempo para reflexionar sobre la realidad de ser madre. “Es el trabajo más arduo que jamás he tenido”, dice.

8.10 de la mañana. En la oficina, le esperan una multitud de tareas. Le preocupa la posibilidad de quedar embarazada, pues ello pudiera significar la pérdida del empleo, y la familia necesita su apoyo económico.

10.43 de la mañana. Atiende el teléfono (una llamada tocante a los niños), y Nancy, su compañera de trabajo, la consuela diciéndole: “Eres una madre estupenda”. Helen no puede contener las lágrimas.

12.05 del mediodía. Helen come deprisa un bocadillo y recuerda la época en la que aún no había nacido su primera hija. En aquel entonces hacía planes para el tiempo “libre” que tendría. “¡Qué ilusa!”, piensa.

3.10 de la tarde. Después de recibir varias llamadas de su madre para contarle las travesuras de Alex, Helen menciona el lazo especial que la une a sus pequeños: “Los quiero como a nadie en el mundo”. La intensidad de este amor la ayudó a superar las dificultades iniciales e inesperadas.

5.10 de la tarde. Helen recoge a Joanna y hace otras diligencias. Llama a Nick por teléfono y le recuerda que le toca pasar a recoger a Penny.

6.00–7.30 de la tarde. De nuevo en casa, Helen sustituye a la abuela en la “guardia” de Alex, atiende el hogar y prepara la cena. Cuando se le pregunta sobre las exigencias de un bebé, suspira y contesta: “Un bebé lo reclama todo de su madre: los brazos, el cuerpo y la leche, además de quitarle horas de sueño”.

8.30–10.00 de la noche. Helen ayuda a Joanna con los deberes escolares y le da el pecho a Alex. Mientras Nick le lee a Penny media hora, Helen efectúa más quehaceres.

11.15 de la noche. Penny y Joanna ya se han acostado; Alex aún está despierto en brazos de su madre, pero por fin se duerme. “Creo que podemos acostarlo”, le dice Helen a Nick, quien está medio dormido.