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De nuestros lectores

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Las preocupaciones Quiero darles las gracias por el artículo “Los jóvenes preguntan... ¿Cómo puedo dejar de preocuparme tanto?” (22 de septiembre de 2001). Tengo 17 años, y todos los días me pregunto qué será de mí cuando termine la enseñanza secundaria. Intento guardarme mis angustias porque no quiero molestar a los demás, así que sufro en silencio. El artículo me ayudó a ver la importancia de hablar del asunto con mamá y con hermanos maduros de la congregación.

L. R., Estados Unidos

Tengo 17 años. A menudo me inquieto por la salud de mamá, los trabajos escolares y los quehaceres de la casa. En las reuniones cristianas, mi madre siempre me da con el codo cuando se dan consejos sobre las preocupaciones. Por eso agradecí las útiles sugerencias sobre establecer un orden de prioridades y atender las tareas desagradables en lugar de postergarlas. Gracias por la información.

H. H., Estados Unidos

Dado que soy padre y anciano cristiano, puedo percibir la preocupación de nuestros jóvenes en cuanto al futuro. Me parecen prácticas las recomendaciones que ustedes ofrecen respecto a tratar los asuntos con los padres y a atender los problemas con prontitud. Gracias por su continuo interés en nuestra juventud.

R. H., Canadá

Adolescentes deprimidos En la escuela me asignaron la tarea de escribir un ensayo sobre una cuestión social de mi elección, pero que fuera adecuada para adolescentes. Como la depresión es un problema muy extendido entre los jóvenes de la zona donde vivo, utilicé la serie de portada “Ayuda para los adolescentes deprimidos” del 8 de septiembre de 2001. Ya había recurrido antes a ¡Despertad! para otros trabajos, y las calificaciones fueron muy buenas.

S. H., Australia

Nuestro hijo adolescente tuvo una infección en el corazón y el cerebro. La enfermedad se trató, pero pasó inadvertido el mayor peligro: la depresión que la acompañaba y que lo llevó a quitarse la vida. Aunque ya es muy tarde para ayudarlo, la serie de artículos nos fue de enorme utilidad a nosotros para comprender su trastorno. Agradecemos profundamente que abordaran el tema y manifestaran tan tierno interés por nuestros jóvenes.

G. y G. R., Alemania

Hay ocasiones en que me siento muy deprimida y empiezo a pensar que no valgo nada. Me da vergüenza hablar de esos sentimientos con mis padres, que son cristianos, o con los ancianos de la congregación. Fue un enorme alivio leer la oración que decía: “Tú no tienes la culpa del estado en que te encuentras”. De nuevo me di cuenta de que no soy la única que tiene ese problema.

H. T., Japón

Observando el mundo Les escribo para felicitarlos por los dibujos tan divertidos de la sección “Observando el mundo”. Me ayudan a recordar las noticias que ilustran y, más que nada, me hacen sonreír. Por favor, sigan con su excelente trabajo.

A. I. P. B., España

El calendario maya Creo que descubrí un error en el artículo “Los mayas, pasado y presente” (8 de septiembre de 2001). La ilustración que aparece con el recuadro “El calendario maya” corresponde en realidad al calendario solar azteca. Para ser más precisos, es la sección central del calendario, que representa al dios Sol azteca.

R. S., Estados Unidos

¡Despertad! responde: Nuestro lector está en lo cierto. Al parecer, el proveedor comercial de la foto la rotuló mal. Lamentablemente, el error no se detectó antes de imprimir la revista. Pedimos disculpas por la equivocación.