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La larga lucha contra la esclavitud

La larga lucha contra la esclavitud

La larga lucha contra la esclavitud

“¡Qué mala es siempre por naturaleza la esclavitud, y cómo soporta lo que no debe, sometida por la fuerza!”—Eurípides, dramaturgo griego del siglo V a.E.C.

LA ESCLAVITUD tiene una larga y desagradable historia. Desde la época de las antiguas civilizaciones de Egipto y Mesopotamia, las naciones poderosas han tiranizado a sus vecinas más débiles. Así empezó uno de los aspectos más lamentables de la injusticia humana.

Durante el segundo milenio a.E.C., Egipto redujo a la esclavitud a una nación entera que se componía, posiblemente, de varios millones de personas (Éxodo 1:13, 14; 12:37). Cuando Grecia dominaba el Mediterráneo, muchas familias griegas tenían por lo menos un esclavo, tal como en algunos países de la actualidad la familia de término medio quizás posea un automóvil. El filósofo griego Aristóteles justificó esta práctica afirmando que la humanidad se divide en dos clases: los amos y los esclavos; los primeros tienen por naturaleza el derecho de mandar, mientras que los últimos nacieron simplemente para obedecer.

Los romanos fomentaban la esclavitud aún más que los griegos. En los días del apóstol Pablo, tal vez la mitad de los habitantes de la ciudad de Roma —centenares de miles— eran esclavos. Y parece que el Imperio romano tenía que conseguir anualmente medio millón de esclavos para construir monumentos, trabajar en las minas, cultivar los campos y efectuar labores domésticas en las enormes villas de los ricos. * Como los esclavos solían ser prisioneros de guerra, la insaciable necesidad de esclavos que tenía Roma debió de ser un poderoso incentivo para que el imperio siguiera librando guerras.

La esclavitud perduró tras la caída del Imperio romano, aunque a menor grado. Según el Domesday Book (registro catastral compilado en Inglaterra en el año 1086), en la Inglaterra medieval, los esclavos componían el 10% de la mano de obra, y todavía procedían de las conquistas militares. La palabra española esclavo se deriva del término eslavo, pues los pueblos eslavos constituían una parte considerable de la población cautiva de Europa durante la Alta Edad Media.

No obstante, desde la época de Cristo, ningún continente ha sufrido tanto los estragos de la trata de esclavos como África. Incluso antes de los días de Jesús, los antiguos egipcios ya compraban y vendían esclavos etíopes. Se calcula que en el transcurso de unos mil doscientos cincuenta años se llevó a 18.000.000 de africanos a Europa y el Oriente Medio para satisfacer la demanda de esclavos en esos lugares. Con la colonización de América a partir del siglo XVI, se abrió un nuevo mercado de esclavos, y el tráfico de seres humanos a través del Atlántico se convirtió pronto en el negocio más lucrativo del mundo. Los historiadores calculan que entre 1650 y 1850 se sacó de África a más de doce millones de seres humanos, muchos de los cuales fueron vendidos en mercados de esclavos. *

La lucha contra la esclavitud

A lo largo de la historia ha habido personas y naciones que han luchado por liberarse del cautiverio. En el siglo primero antes de Cristo, Espartaco dirigió un ejército de 70.000 esclavos romanos en una vana lucha por la libertad. La revolución de los esclavos haitianos, ocurrida hace unos dos siglos, tuvo más éxito, pues resultó en el establecimiento de un gobierno independiente en 1804.

Ha de reconocerse, sin embargo, que en Estados Unidos la esclavitud perduró mucho más. Hubo esclavos que lucharon con todas sus fuerzas por conseguir la libertad para sí mismos y sus seres queridos. Y hubo personas libres que lucharon de buena fe contra la esclavitud, bien abogando por su abolición, bien ayudando a esclavos fugitivos. Pero esta no quedó totalmente proscrita en toda la nación hasta finales del siglo XIX. ¿Qué podemos decir de nuestros días?

¿Se ha luchado en vano?

“Nadie estará sometido a esclavitud ni a servidumbre; la esclavitud y la trata de esclavos están prohibidas en todas sus formas”, dice la Declaración Universal de Derechos Humanos, adoptada con gran entusiasmo en 1948. Se trata, desde luego, de un noble objetivo, y muchas personas sinceras han dedicado tiempo, energía y recursos para alcanzarlo. Pero no resulta fácil.

Como indica el artículo anterior, millones de seres humanos siguen trabajando en condiciones espantosas, sin remuneración alguna, y muchos de ellos han sido comprados o vendidos en contra de su voluntad. Pese a las tentativas bienintencionadas de abolir la esclavitud —y la firma de tratados internacionales para proscribirla—, la verdadera libertad para todos no deja de ser una meta difícil de alcanzar. La economía global ha hecho más lucrativa la trata clandestina de esclavos, y parece que la esclavitud está afianzándose en algunos sectores de la humanidad. ¿Nos hallamos en una situación desesperada? Veamos.

[Notas]

^ párr. 5 Un documento antiguo indica que algunos romanos acaudalados probablemente hayan tenido hasta 20.000 esclavos.

^ párr. 7 Como algunos predicadores sin escrúpulos afirmaban que Dios aprobaba ese tráfico cruel de vidas humanas, muchas personas todavía tienen la impresión de que la Biblia justifica dicha crueldad, lo cual no es cierto. Sírvase leer el artículo “El punto de vista bíblico: ¿Aprobaba Dios la trata de esclavos?”, publicado en la revista ¡Despertad! del 8 de septiembre de 2001.

[Ilustraciones de las páginas 4 y 5]

Muchas de las personas sacadas de África en barcos negreros (arriba) eran vendidas en los mercados de esclavos de América

[Reconocimientos]

Godo-Foto

Archivo General de las Indias