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El Vía Crucis en México

El Vía Crucis en México

El Vía Crucis en México

DE NUESTRO CORRESPONSAL EN MÉXICO

TODOS los años tienen lugar en México alrededor de trescientas festividades religiosas que conmemoran la muerte de Jesús. Una de las mayores es el Vía Crucis, con sus procesiones y representaciones que recrean los últimos días de la vida de Cristo. La expresión Vía Crucis proviene del latín y significa “camino de la cruz”. El director de la Casa de la Cultura del distrito de Iztapalapa (ciudad de México) explica así su origen: ‘En 1833 hubo una epidemia de cólera en Iztapalapa. A fin de mitigar el terrible dolor que causó, los miembros de la comunidad empezaron a representar la Pasión [de Jesucristo]’.

El típico Vía Crucis suele consistir en lo siguiente: una gran multitud se reúne para ver la interpretación de distintos personajes, a saber, los líderes judíos, los centuriones, los apóstoles de Jesús y las mujeres que lo seguían, entre ellas María. El papel de Jesús lo hace un hombre joven que ha memorizado algunos pasajes bíblicos para recitarlos según vayan desarrollándose los acontecimientos. Los actores llevan peluca, barba, bigote y gruesas vestimentas. Los “nazarenos” también siguen a “Jesús” y van descalzos o con sandalias de cuero. Llevan puesta una corona de espinas a fin de imitar el sufrimiento que experimentó Cristo. A veces, la procesión cuenta con hasta 2.500 nazarenos. Durante el día caminan cargados con una cruz hasta el Cerro de la Estrella, lugar escogido para “crucificar” a Jesús.

Los vendedores anuncian a gritos productos como sombreros, bebidas, calcomanías de figuras religiosas que se estampan en las mejillas o los brazos, globos, golosinas para los niños y muchos artículos más. Incluso se instalan ferias para la ocasión.

En la ciudad de Querétaro, los penitentes tratan de caminar con los pies encadenados. En Taxco, algunos hombres llevan a la espalda durante casi cinco horas haces de plantas espinosas que pesan de 40 a 50 kilos, mientras que otros participantes en la procesión se flagelan. Por tal razón, algunas de estas personas suelen acabar en el hospital.

Puede que este tipo de actos religiosos nos recuerden la condena del apóstol Pablo de la ‘forma autoimpuesta de adoración y humildad ficticia, y del tratamiento severo del cuerpo’ (Colosenses 2:23). Aunque es cierto que los cristianos verdaderos conmemoran la muerte de Cristo, evitan las tradiciones basadas en falsedades y que están en conflicto con los principios bíblicos.