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Anocheció al mediodía

Anocheció al mediodía

Anocheció al mediodía

DE NUESTROS CORRESPONSALES EN ANGOLA Y ZAMBIA

“¿ANOCHECER al mediodía? Eso es imposible”, dirá algún lector. Pero no solo es posible, sino que ocurre varias veces cada decenio, siempre que hay un eclipse total de Sol. ¿Cuáles son las causas de este fenómeno, y por qué resulta tan espectacular? La respuesta comienza por la Luna.

¿Conoce las diferentes perspectivas que ofrece este satélite durante su órbita alrededor de la Tierra? Cuando la Luna y el Sol se encuentran en extremos opuestos del firmamento, vemos surgir por oriente la llamada luna llena a medida que el astro rey se pone por occidente. Sin embargo, al pasar los días, la Luna sale cada vez más tarde, y poco a poco se acerca en su trayectoria al Sol naciente. La porción iluminada del satélite va menguando hasta convertirse en una delgada media luna. Cuando esta comparte el cielo con el Sol todo el día, hasta esa mínima porción acaba desapareciendo. Dado que su cara oculta es la que mira a nuestro planeta, el satélite resulta casi invisible, fenómeno que se denomina luna nueva. Luego, el proceso se invierte: va alejándose del Sol hasta volver a ser luna llena. Este ciclo se repite cada veintiocho días, aproximadamente.

La clave de un eclipse solar radica en la luna nueva. Por lo general, esta pasa junto al Sol en el cielo diurno sin que nos enteremos, pues sus órbitas no se encuentran en el mismo plano. Pero en contadas ocasiones, el Sol, la Luna y la Tierra se alinean de tal modo que la sombra lunar cae a lo largo de la superficie del planeta, ocasionando la ocultación del astro rey.

Los eclipses solares se deben a la singular relación existente entre el Sol, la Luna y la Tierra. El tamaño de nuestra estrella es descomunal: su diámetro es cuatrocientas veces mayor que el de la Luna. Pero, curiosamente, el astro rey se encuentra cuatrocientas veces más lejos de nosotros que ella. Por consiguiente, el tamaño aparente de ambos cuerpos celestes es casi igual a nuestra vista. De ahí que en ocasiones dé la impresión de que el satélite cubre perfectamente al Sol.

Para que se produzca un eclipse total, no solo tienen que alinearse con precisión la Luna, el Sol y la Tierra, sino que han de hacerlo cuando la Luna se halle en la parte de su órbita más cercana a nosotros. * En tales ocasiones, la punta del cono de sombra lunar oscurece una franja estrecha de la superficie del planeta.

En el eclipse total del 21 de junio de 2001, la sombra tenía que alcanzar una anchura de 200 kilómetros. Como estaba previsto, la trayectoria de la oscuridad comenzó al amanecer en las costas del este de Sudamérica y atravesó el Atlántico Sur, donde alcanzó su duración máxima: casi cinco minutos. Después de pasar por Angola, Zambia, Zimbabue y Mozambique, terminó al tiempo del ocaso en la costa oriental de Madagascar. Repasemos cómo fue este espectáculo celeste para los observadores de Angola y Zambia.

Preparativos para el acontecimiento

Con grandes expectativas, numerosos investigadores profesionales, astrónomos aficionados y demás observadores viajaron a África para presenciar el primer eclipse total del nuevo milenio. En vista de que la ciudad zambiana de Lusaka era la única capital situada en la trayectoria del eclipse, muchos afluyeron a ella para observarlo.

Probablemente no hayan acudido nunca tantos turistas a Zambia. Tan solo unos días antes del fenómeno, Lusaka se vio inundada por miles de forasteros. Llevaba meses preparándose para ello. Estaban reservadas todas las plazas de los hoteles, albergues, campamentos y hogares particulares que alojaron el torrente de visitantes.

Entre los lugares públicos habilitados para observar el fenómeno figuraron el aeropuerto de Lusaka, al que se pudo llegar por la mañana para presenciar el eclipse y luego marcharse a la tarde. Durante semanas, la televisión y la radio anunciaron el espectáculo y previnieron vez tras vez contra los peligros de mirar directamente al sol. Las ventas de gafas especiales superaron todas las previsiones, y muchas tiendas agotaron sus existencias.

No obstante, el primer lugar del continente africano donde se vio el eclipse fue Sumbe, ciudad costera de Angola en la que la ocultación total duró cuatro minutos y medio, el máximo en Tierra firme.

En la capital angoleña, Luanda, así como en otras ciudades principales, se colocaron con meses de antelación carteles que anunciaban el eclipse y advertían de los peligros. Como la sombra lunar atravesó el centro del país, todos sus habitantes contemplaron como mínimo un eclipse casi total. Luanda vio cubierto el 96% del disco solar. El gobierno, en colaboración con empresas privadas, organizó la importación de millones de gafas especiales, muchas de las cuales se distribuyeron gratuitamente entre los sectores más humildes.

En Angola, las actividades relacionadas con el fenómeno tuvieron como centro la localidad de Sumbe, situada en una hermosa y estrecha llanura costera, entre el Atlántico Sur y la meseta central del país. Como la región se ha librado de los peores conflictos que han asolado la nación, el turista se encuentra hoy con una ciudad intacta de 25.000 residentes, muy cordiales, amigables y extrovertidos. Para acomodar a tantos forasteros, se prepararon nuevas instalaciones turísticas y se mejoró la central eléctrica del municipio. Además, se organizó un seminario especial sobre el eclipse para científicos, ministros del gobierno y trabajadores humanitarios de Angola y del extranjero. En la playa se instaló un gran tablado para celebrar un programa de espectáculos a una escala nunca vista en Sumbe.

Llega el gran día

Una de las ventajas de observar el eclipse desde Angola era que en el país el mes de junio suele ser bastante seco. Por ello, imagínese la consternación que se produjo el día antes cuando se nubló la región de Sumbe. Durante toda la noche, así como la mañana siguiente, la ciudad permaneció cubierta por una densa capa de nubes. ¿Quedarían decepcionados quienes esperaban presenciar la ocultación? A media mañana comenzaron a retirarse las nubes, y antes del mediodía, el cielo estaba azul y despejado. ¡Qué alivio! De igual modo, Zambia vio con inquietud que amaneció nublado, pero también se despejó justo a tiempo. Escuchemos el relato de varios de los presentes sobre el desarrollo de los sucesos.

Angola. “Para observar el eclipse elegimos una altura desde la que se divisaba el mar. Al acercarse la hora, se congregaron multitudes en la playa de la ciudad y en las zonas designadas para ver el fenómeno. Al mediodía, cuando iba a comenzar, muchos se colocaron las gafas protectoras para no perderse el primer ‘mordisco’ de la Luna sobre el disco solar. La ocultación se inició poco después del mediodía. Con los binoculares y los telescopios se podían distinguir varias manchas oscuras en el Sol, que fueron sumiéndose en la sombra una tras otra. Al ir avanzando el eclipse, bajó considerablemente la temperatura y la luz adquirió una tonalidad extraña y misteriosa. Finalmente, se rindió la última porción del astro al avance de la sombra, y cayó la oscuridad.”

Zambia. “Situada en Makeni (Lusaka), la sucursal zambiana de los testigos de Jehová era un lugar perfecto para observar el eclipse total. A las tres horas y siete minutos de la tarde, la Luna comenzó a ocultar el Sol. Bandas de sombra recorrieron los edificios, creando el efecto de vetas de luz. El viento amainó, se callaron las aves, y las bestias del campo empezaron a prepararse para el sueño nocturno. A las tres horas y nueve minutos, segundos antes de alcanzarse la totalidad, el disco solar quedó reducido a varios puntos centelleantes, y luego, a uno solo. Estos últimos fenómenos se denominan perlas de Baily y anillo de diamante, respectivamente. * A continuación tuvimos una vista de la cromosfera: un destello rosado rojizo, seguido de la totalidad y, finalmente, de la oscuridad.”

Angola. “El deslumbrante efecto del anillo de diamante suscitó gritos y expresiones de asombro. La totalidad comenzó a la una y cuarenta y ocho minutos de la tarde (hora local). Las reacciones fueron diversas. Algunos estaban absortos sacando fotos. Otros gritaban al unísono: ‘¡Total! ¡Total! ¡Total!’, y hubo quienes se pusieron a silbar y a gritar asombrados al ver que anochecía al mediodía. Parecía que las ráfagas de la atmósfera solar, con temperaturas de millones de grados, partían en todas las direcciones para formar la corona. Veíamos arcos de gas llameante en torno al oscuro perímetro lunar. De repente, como si el tiempo hubiese avanzado de golpe, terminó la totalidad, y un rayo de sol salió por detrás de la sombra.

”Al ir emergiendo el disco solar, volvimos a ver las manchas, que reaparecían una tras otra de la oscuridad mientras el astro rey recuperaba poco a poco su figura circular.”

Zambia. “Como el eclipse total duró en nuestro país tres minutos y catorce segundos, tuvimos tiempo para saborear el imponente fenómeno. Todo estaba oscuro, pero había un tenue resplandor en el horizonte. Aunque el cielo seguía siendo azul, veíamos planetas que normalmente oculta el sol. Por ejemplo, Júpiter y Saturno eran dos puntos de luz claramente visibles. Lo más espectacular de todo tal vez fuera la corona solar, que aparecía como un halo blanco rosado en torno a un disco negro. Fascinados, los observadores lo describían como ‘asombroso, magnífico’. Gradualmente, el disco lunar se fue moviendo a un lado, dejando al descubierto una superficie solar cada vez mayor y permitiendo que los rayos del astro rey volvieran a bañar la Tierra sin traba alguna. A las cuatro y veintiocho minutos había acabado el eclipse.”

Lecciones del eclipse

Tras aquella experiencia, muchos comentaron cuánto les había conmovido. En Angola, una mujer indicó que casi se le saltaron las lágrimas. Otra reflexionó sobre el hermoso regalo que les había hecho Dios. Y otra señora señaló que solo un Creador amoroso daría un espectáculo así para que el ser humano apreciara la increíble belleza de la fuente de energía de la Tierra.

Fue patente que muchos africanos sienten gran respeto por el Creador y la Biblia. Cuando los testigos de Jehová de la ciudad de Sumbe conversaban con sus vecinos sobre el eclipse y les indicaban que no era más que otra de las maravillosas obras de Jehová, nuestro Hacedor, estos mostraban gran interés. Muchos aceptaron con gusto un número reciente de la revista La Atalaya que hablaba de dichas obras maravillosas.

Este acontecimiento astronómico ayudó a millones de personas a olvidarse de sus problemas por unos minutos y centrarse en algo que eleva el espíritu y nos llena de temor reverencial. Al haber contemplado gloriosos detalles del Sol que normalmente permanecen invisibles, algunos han pensado en algo que no se ve, pero que es mucho más maravilloso: la gloria del Creador de esta estrella, Jehová Dios.

[Notas]

^ párr. 7 Dado que las órbitas de la Luna y de la Tierra son elípticas, el tamaño aparente del astro rey y de nuestro satélite varía un poco según el lugar que ocupen en sus órbitas. Cuando la Luna se encuentra en el punto más alejado de la Tierra, la parte más oscura de la sombra lunar tal vez no alcance la superficie terrestre. En tal caso, los observadores que se encuentran alineados con la sombra presencian un eclipse anular, en el que el Sol resulta visible como un anillo brillante que rodea una sombra oscura.

^ párr. 19 Las perlas de Baily es un efecto producido al atravesar la luz solar los valles lunares justo antes de alcanzarse la totalidad. La expresión anillo de diamante alude a la apariencia del astro rey inmediatamente antes de la totalidad, cuando solo tiene expuesta una pequeña parte y da la impresión de ser un anillo blanco con un destello que recuerda a una sortija con un único diamante.

[Ilustración de la página 21]

(Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

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Sol → Luna ⇨ Zona oscura ⇨ Tierra

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[Reconocimiento]

© 1998 Visual Language

[Ilustraciones de la página 23]

Perlas de Baily

Totalidad

Anillo de diamante

[Reconocimiento]

Gentileza de Juan Carlos Casado, www.skylook.net

[Ilustración de la página 23]

Observadores del eclipse en Lusaka (Zambia)