Ir al contenido

Ir al índice

La vida en la sociedad del “usar y tirar”

La vida en la sociedad del “usar y tirar”

La vida en la sociedad del “usar y tirar”

LOS habitantes de los países desarrollados generan enormes cantidades de basura. Tomemos como ejemplo Estados Unidos. Según se afirma, los desperdicios que produce en un año pesan “lo mismo que el agua necesaria para llenar 68.000 piscinas olímpicas”. Hace unos años se calculó que con solo la basura generada anualmente por los neoyorquinos se podría enterrar el enorme Parque Central bajo cuatro metros de residuos. *

Con razón se ha dicho que el ejemplo de “sociedad consumista y derrochadora” que da Estados Unidos sirve de “advertencia para el resto del mundo”. Pero este país no es el único. Se calcula que la basura que produce Alemania todos los años llenaría un tren de carga que se extendería desde la capital, Berlín, hasta la costa africana, a 1.800 kilómetros de distancia. Y en Gran Bretaña se calculó que la familia media de cuatro miembros consume anualmente una cantidad de papel equivalente a seis árboles.

Los países en vías de desarrollo no escapan al problema del exceso de basura. Una reconocida revista informa: “Las malas noticias son que la mayoría de los 6.000 millones de habitantes del planeta, en lo que a basura se refiere, están comenzando a seguir los pasos de Estados Unidos y del resto del mundo industrializado”. En efecto, lo queramos o no, casi todos formamos parte de la llamada sociedad del “usar y tirar”, o sociedad del desperdicio.

Claro está, la gente siempre ha tenido algo que tirar, pero hoy día se consiguen productos envasados y enlatados con más facilidad que antes, por lo que abundan los embalajes desechables. Además, la publicación de periódicos, revistas, folletos de propaganda y otros impresos se ha disparado.

En un mundo tan industrializado y científico como el nuestro, también se han creado nuevos tipos de basura. El rotativo alemán Die Welt indica que “en la Unión Europea se desmantelan todos los años cerca de nueve millones de automóviles”. No es nada fácil deshacerse de ellos. Pero más problemática es la cuestión de cómo eliminar sin riesgo los residuos nucleares o químicos. En 1991 se informó que Estados Unidos tenía “montañas de basura radiactiva sin un lugar donde almacenarla permanentemente”. Al parecer, un millón de barriles de sustancias letales estaban almacenados de forma temporal con el constante “peligro de pérdida, robo y daño medioambiental a consecuencia de una manipulación incorrecta”. Solo en 1999 se generaron más de 40.000.000 de toneladas de desechos peligrosos en más de veinte mil puntos de Estados Unidos.

Otro factor es la explosión demográfica mundial del pasado siglo. Cuanta más gente, más basura. Y gran parte de la población tiene una mentalidad consumista. Recientemente, el Instituto Worldwatch llegó a esta conclusión: “Hemos utilizado más productos y servicios desde 1950 que durante el resto de la historia de la humanidad”.

Como es obvio, pocos son los ciudadanos de los países industrializados que quieren prescindir de todos esos “productos y servicios”. Por ejemplo, piense en lo práctico que resulta comprar comestibles ya envasados y llevarlos a casa en las bolsas de papel o plástico que nos entregan en la tienda. Si se nos privara de repente de los envases modernos, no tardaríamos en darnos cuenta de lo mucho que dependemos de ellos. Además, contribuyen a mejorar la salud, al menos indirectamente, siempre y cuando el proceso de envasado haya sido higiénico.

Ahora bien, pese a estas ventajas, ¿existen motivos para preocuparse porque la actual sociedad del “usar y tirar” haya llegado demasiado lejos? Es evidente que sí, pues las diversas medidas destinadas a reducir la enorme cantidad de desperdicios generados por el hombre apenas han tenido efecto alguno. Lo que es peor, las actitudes que subyacen en nuestra sociedad del desperdicio tienen repercusiones aún más preocupantes.

[Nota]

^ párr. 2 La extensión del parque es de 341 hectáreas, lo que representa alrededor del seis por ciento del área total del distrito de Manhattan.

[Ilustración de la página 4]

La eliminación de residuos peligrosos supone un grave problema