Ir al contenido

Ir al índice

¡Aquí viene el desfile de los pingüinos azules!

¡Aquí viene el desfile de los pingüinos azules!

¡Aquí viene el desfile de los pingüinos azules!

DE NUESTRO CORRESPONSAL EN AUSTRALIA

LA MULTITUD está silenciosa y expectante, mirando fijamente a lo lejos para alcanzar a ver a las figuras estelares. El escenario iluminado cobra vida cuando en la orilla del mar aparece de pronto una diminuta figura. Cuando a esta se le une otra, y otra más, se va extendiendo un entusiasmado murmullo entre el público. Ha empezado el espectáculo nocturno. ¡Aquí viene el desfile de los pingüinos azules de la isla de Phillip! *

El pingüino, o pájaro bobo, apareció en el escenario internacional cuando los famosos exploradores Vasco da Gama y Fernando de Magallanes surcaron los inmensos mares del Sur en el siglo XVI. Al principio nadie sabía cómo catalogarlo: tenía plumas como un ave, nadaba como un pez y caminaba como un animal terrestre. Fueron las plumas las que finalmente zanjaron la cuestión. Como solo las aves tienen plumas, tenía que ser un ave. La familia de estas aves no voladoras consta de dieciocho especies, distribuidas desde las costas antárticas —como el majestuoso pingüino emperador y el pingüino de Adelia— hasta la latitud del ecuador, donde habita el pingüino de las Galápagos.

¿Le gustaría visitar una colonia de pingüinos en su hábitat natural? Pues acompáñenos a la isla de Phillip, situada a solo 140 kilómetros al sudeste de la moderna ciudad australiana de Melbourne. Todos los años, medio millón de personas visitan el lugar atraídas por estas avecillas. ¿Qué las hace tan encantadoras?

“Lindos, pero también intrépidos”

Ataviados con su plumaje blanco y negro que les da un aire de hombrecitos vestidos de etiqueta, los pingüinos azules conquistan enseguida a quienes los ven. Su especie es la más pequeña del mundo: miden unos 33 centímetros de altura y no pesan más de un kilo. Pero no se deje engañar. Lo que les falta en tamaño lo compensan con creces en tenacidad y aguante.

“Los pingüinos azules son lindos, pero también intrépidos”, explica el profesor Mike Cullen, que lleva más de veinte años estudiando los ejemplares de la isla de Phillip. Además de ser los más pequeños, son los más ruidosos. Por la noche se oyen gruñidos, graznidos, fuertes gritos que parecen un rebuzno y ásperos chillidos, emitidos para defender sus nidos contra los intrusos, atraer la atención de su pareja o simplemente disfrutar de un “ensayo de coro” con sus compañeros.

Cuando se describieron por primera vez en 1780, se les dio apropiadamente el nombre científico de Eudyptula (diminutivo de un término griego que significa “buen buceador”) minor (menor). Con su cuerpo hidrodinámico en forma de torpedo, su brillante plumaje impermeable y sus alas semejantes a aletas, dan la impresión de que literalmente vuelan en el agua.

Un “chaleco salvavidas” perfecto

Para ir en busca de comida, estos pingüinos son capaces de nadar hasta 100 kilómetros diarios, y si hace falta, permanecen en el mar durante días o semanas. ¿Cómo duermen cuando están en el agua? La respuesta radica en las magníficas características de su plumaje. Tienen una gruesa capa de plumón y plumas entrelazadas, tres o cuatro veces más densa que la de las aves voladoras. El aire atrapado bajo esta capa les proporciona aislamiento y les confiere su flotabilidad natural, como si de un chaleco salvavidas se tratara. De ahí que puedan dormir fácilmente en el agua, balanceándose como un corcho, con las aletas extendidas a modo de estabilizadores y el pico asomado sin peligro sobre la superficie.

El denso plumaje obviamente no les serviría de protección alguna si se empapara con las frías aguas en las que buscan su alimento. Pero los pingüinos no tienen ese problema, pues cuentan con una glándula especial por encima de la cola que segrega ceras líquidas, y cuando se peinan el plumaje con el pico, esparcen dichas ceras por todas sus plumas y así las mantienen impermeables, limpias y sanas. Ningún submarinista pudiera tener un traje mejor diseñado para hacer frente a la vida en el mar.

¿Supone algún problema la falta de agua dulce para esta ave que se adentra hasta alta mar? No, pues posee dos glándulas singulares situadas justo encima de cada ojo que desalinizan el agua. Con una simple sacudida del pico expele por sus orificios nasales la sal indeseada.

Además, sus ojos están especialmente diseñados para ver tan bien bajo el agua como sobre ella. Es evidente que es un ave equipada a la perfección para su vida acuática. Pero, afortunadamente para nosotros, el pingüino azul no pasa todo el tiempo en el mar.

Su conexión con tierra firme

La isla de Phillip y la región continental próxima a ella tienen un litoral escarpado y arenoso cubierto de densa hierba y espeso follaje: hábitat ideal para la colonia de 26.000 pingüinos azules. La vida de estas aves empieza en un nido cuidadosamente cavado por los padres en una duna costera. Un huevo recién puesto puede permanecer por varios días frío —aunque viable— antes de que los padres se dediquen concienzudamente por turnos a incubarlo. Las aves que crían tienen lo que se conoce como parche de la nidada: un trozo de piel expuesta en la parte baja del abdomen, abundante en vasos sanguíneos. Cuando incuban un huevo, dicho parche se llena de sangre caliente y transmite el calor tan esencial para que se desarrolle. Entre un turno de incubación y otro, el parche decrece, lo que permite que las plumas vuelvan a desempeñar su función impermeabilizante y el pingüino adulto pueda regresar al mar para alimentarse.

Una vez fuera del cascarón, el polluelo crece con una rapidez increíble. En solo ocho o diez semanas ya tiene el tamaño de un adulto y está listo para ir al mar. “Es sorprendente que los jóvenes pingüinos se lancen al mar por largos períodos contando con un magnífico conjunto de mecanismos fisiológicos [...] y una serie de instintos como único recurso para sobrevivir”, dice el libro Little Penguin—Fairy Penguins in Australia, especializado en los pingüinos azules.

A partir de entonces, durante un período de uno a tres años, los jóvenes pingüinos llegan a recorrer miles de kilómetros, y la mayor parte del tiempo la pasan en el mar. Los que sobreviven suelen regresar a su colonia para reproducirse, la cual se encuentra en un radio de 500 metros de donde nacieron. ¿Cómo saben el camino de regreso? Hay quienes afirman que utilizan como punto de referencia el Sol, valiéndose de una brújula biológica natural que compensa el movimiento de dicho astro en su trayectoria celeste. Otros creen que los pingüinos reconocen puntos geográficos familiares. Sea como fuere, el espectáculo que ofrecen al volver a tierra tras un largo viaje o un extenuante día de pesca es lo que atrae a multitudes de observadores a la isla de Phillip.

¡Que empiece el desfile!

Al anochecer, centenares de emocionados visitantes se acomodan en su lugar, listos para contemplar el desfile nocturno de los pingüinos. Las aves llevan bastante tiempo congregándose cerca de la costa, más allá de donde rompen las olas, formando grupos de cientos de ejemplares. La playa está iluminada con varios reflectores. Sopla una brisa suave, y las olas acarician la orilla. El público empieza a impacientarse: “¿Dónde están los pingüinos? ¿Vendrán a tierra?”. Por fin aparecen los primeros, avanzando nerviosamente por la orilla del agua con su paso bamboleante. De pronto se asustan y desaparecen entre las olas. Aunque se mantienen muy alertas para no ser detectados por las águilas u otros depredadores, no tardan en asomarse de nuevo y poco a poco cobran confianza. Finalmente, un pingüino valiente sale del agua y cruza la playa con brío para refugiarse en las dunas. Los demás del grupo le siguen a toda prisa. Sin prestar atención a las luces ni a los espectadores, avanzan resueltamente por la playa como si participaran en un alegre desfile.

Al llegar a las dunas se sienten seguros, se tranquilizan y forman grupos más grandes para peinarse las plumas. Un grupo tras otro cruza la playa de la misma manera, descansando para asociarse y “charlar” antes de dirigirse a su nido. En el caso de algunos, llegar a su destino significa caminar mucho, saltar y trepar por un pendiente acantilado de 50 metros.

Grandes problemas para unos pingüinos pequeños

Como sucede con otras especies animales del mundo entero, los pingüinos azules se encaran a numerosas dificultades, muchas de ellas relacionadas con el hombre. Su existencia se ve amenazada por los vertidos de petróleo de los buques que navegan por la zona, por la reducción de su hábitat a causa de las actividades humanas y por los depredadores introducidos en la región, como las zorras y los animales domésticos de compañía.

Se han tomado medidas encomiables para tratar de resolver estos problemas. En los últimos años, el número de pingüinos azules de la Reserva de Pingüinos de la Isla de Phillip se ha estabilizado. “Estamos ganando la batalla [...,] pero despacio”, dice el profesor Cullen. Y añade: “El mayor problema que tenemos ahora es proteger el suministro de alimento de los pingüinos azules [...], lo cual guarda relación con el destino de los océanos y la humanidad en general”. Los efectos del calentamiento global y los fenómenos climáticos —como el de El Niño— en el abastecimiento marino de alimento plantean grandes problemas que los investigadores ya están estudiando detenidamente.

Los resultados de tales estudios contribuirán sin duda a que aumente nuestro aprecio por el planeta que compartimos, un planeta de gran diversidad pero frágil a la vez. Gracias al tierno cuidado que ya se dispensa a la fauna y la flora en la isla de Phillip, puede que algún día usted también tenga la oportunidad de contarse entre los espectadores que susurran emocionados: “¡Aquí viene el desfile de los pingüinos azules!”.

[Nota]

^ párr. 3 Al pingüino azul también se le conoce por los nombres de pingüino enano y pájaro bobo chico o menor.

[Mapa de la página 15]

(Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

ISLA DE PHILLIP

[Ilustraciones de las páginas 16 y 17]

Espectadores, asientos y reflectores: todo está listo para un desfile de pingüinos

[Ilustraciones de la página 17]

De polluelo a adulto en solo diez semanas

[Reconocimiento de la página 15]

Fotos: Photography Scancolor Australia

[Reconocimiento de la página 16]

Fotos de las págs. 16, 17: Photography Scancolor Australia