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Observando el mundo

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¡Disfrute ese bostezo!

El feto humano comienza a bostezar a las once semanas de su concepción, indica el semanario español ABC Salud. Al parecer, dicha reacción involuntaria es común a casi todos los mamíferos, así como a algunas aves y reptiles. Aunque no se ha descubierto la verdadera causa del bostezo, un equipo de investigadores ha notado que este suele ir acompañado de otros movimientos —como estirarse— que “aumentan la presión sanguínea y la frecuencia cardíaca, además de relajar los músculos y las articulaciones”. Cuando reprimimos el impulso apretando los maxilares, nos privamos de sus beneficios. Por ello, el citado equipo recomienda “estirar adecuadamente las mandíbulas y los músculos de la cara” siempre que las circunstancias lo permitan. Quién sabe: un buen bostezo podría alegrarnos el día.

El arándano combate las infecciones

“El jugo de arándano americano tiene una historia larga y distinguida —señala el rotativo londinense The Times—: entre los nativos americanos gozaba de gran estima como medicina y como bebida; [además,] los marineros estadounidenses lo utilizaban para prevenir el escorbuto.” Este jugo, rico en vitamina C y antioxidantes, “posee asimismo propiedades antibióticas que lo hacen especialmente eficaz contra las infecciones urinarias”. Pero los beneficios nada tienen que ver con su efecto en la acidez de la orina, como antes se creía, sino con el hecho de que algunas de sus sustancias “impiden que la bacteria E. coli [causante de numerosas infecciones, incluida la cistitis] se adhiera a las paredes de las vías urinarias, de modo que es expulsada antes de que ocasione una infección”, explica el citado diario. Por otro lado, se ha descubierto que el jugo de arándano reduce las consecuencias derivadas de las enfermedades de las encías.

Cómo proteger el cerebro tras un infarto

“Bajar unos cuantos grados la temperatura corporal de las víctimas de ataque cardíaco reduce considerablemente el riesgo de daño cerebral o muerte, según dos estudios innovadores”, asevera un reportaje del diario canadiense The Toronto Star. Dichos estudios, uno realizado en cinco países europeos y el otro en Australia, revelaron que la hipotermia moderada favorece la recuperación de las funciones neurológicas y cognoscitivas de tales pacientes. La temperatura corporal de las víctimas de infarto que llegaron al hospital en estado comatoso se redujo a 33 °C por un espacio de doce a veinticuatro horas mediante el uso de aire frío y bolsas de hielo. La cardióloga Beth Abramson dice que la terapia, que es sencilla y económica, reduce “la demanda de oxígeno del cerebro al tiempo que inhibe los procesos químicos que matan a las neuronas”, informa el Star. “La técnica parece tan eficaz que las comunidades médicas de Canadá, Estados Unidos, Australia y Europa abogan por su adopción en los hospitales como tratamiento habitual para todos los paros cardíacos.”

Prohibidos los niños soldados

“Hoy entra en vigor un tratado que prohíbe la utilización de niños soldados, el cual corona diez años de lucha internacional contra una de las principales violaciones de los derechos humanos en el mundo”, declara un comunicado de prensa de las Naciones Unidas con fecha 12 de febrero de 2002. El Protocolo Facultativo, firmado por 96 naciones, “establece que ningún menor de 18 años será obligado a ingresar en el ejército regular; además, compromete a los Estados a aumentar la edad mínima de los voluntarios a por lo menos 16 años”. Se cree que “medio millón de niños están actualmente al servicio de fuerzas armadas regulares, paramilitares y grupos armados en 85 países del mundo; más de trescientos mil de ellos participan activamente en más de treinta y cinco países”. La página de Internet de UN News Service afirma que en muchos casos los pequeños han sido secuestrados y “son golpeados o asesinados si intentan escapar. Las jovencitas son especialmente vulnerables, pues a menudo sufren abuso sexual”.

La medicación y los ancianos

“Las personas mayores de 60 años toman un promedio de tres fármacos distintos, el triple que un paciente más joven [...] —afirma la revista alemana Der Spiegel—. Sin embargo, el riesgo de interacción [medicamentosa], con los consiguientes efectos secundarios, aumenta considerablemente con el número de preparados que se ingieren.” Otra complicación potencial radica en que “el médico de cabecera [...] olvida con frecuencia que en la edad avanzada disminuyen las funciones renales”, lo que favorece la acumulación de sustancias en el organismo. Por lo tanto, “la dosis adecuada para una persona de 40 años puede envenenar a una de 70”, explica Der Spiegel. Además, “muchos ancianos complican todavía más las cosas al no beber suficiente líquido”. Tan solo la deshidratación, dice el reportaje, puede producir síntomas parecidos a los ocasionados por analgésicos, tranquilizantes y antihipertensivos, como confusión, delirio y mareos, que suelen atribuirse a la vejez.

Éxtasis mortal

De cada 10 jóvenes que asisten a las fiestas rave —que duran toda la noche—, 9 consumen éxtasis, compuesto derivado de las anfetaminas, señala el periódico español El País. Hace poco, dos muchachos fallecieron en España de una sobredosis durante una de tales fiestas. “Te ofrecían drogas continuamente”, recuerda el amigo de uno de los fallecidos. ¿Qué los induce a consumir dicha droga? La presión de grupo y las sensaciones momentáneas que esta genera: facilidad para congeniar y mayor autoestima. Con frecuencia, los jóvenes mezclan el éxtasis con otras sustancias, como el hachís y la cocaína, o con alcohol, lo que multiplica sus peligrosos efectos. Aparte de pérdida de memoria y depresión, puede provocar alteraciones respiratorias, hemorragia cerebral e incluso la muerte, advierte el Plan Nacional sobre Drogas de España.

Lenguaje soez en el trabajo

Las palabrotas se han convertido en el pan de cada día en muchos sitios de trabajo, indica The Gazette, de Montreal (Canadá). Según varios expertos, el lenguaje soez agrava la tensión laboral. Karen Harlos, profesora de Conducta Organizativa de la Universidad McGill, señala: “Cuando la crítica se expresa con groserías, se perjudica la productividad del empleado, su amor propio o su salud”. “El jefe suele fijar la pauta” para los demás, dice el diario. Si al lector le preocupa el uso de términos malsonantes en su empleo, The Gazette recomienda que hable primero “con la persona que a su parecer se pasa de la raya y le pida amablemente que no emplee expresiones subidas de tono cuando usted esté presente”.

Las tareas domésticas son buenos ejercicios

¿Podría decirse que pasar la aspiradora, limpiar los cristales y empujar el cochecito del bebé constituyen ejercicios saludables? La respuesta es afirmativa, de acuerdo con un estudio reciente de la Universidad de Queensland (Australia). Un equipo de investigadores colocó analizadores de aire a siete madres con hijos menores de cinco años para medir su consumo de oxígeno mientras realizaban las labores cotidianas, explica el periódico The Canberra Times. Según los investigadores, “los hallazgos indican que algunas actividades domésticas se llevan a cabo con la suficiente intensidad para comportar beneficios a la salud”. La profesora Wendy Brown descubrió que “las tareas femeninas del hogar equivalían en términos generales a ejercicios de intensidad moderada, como caminar enérgicamente, pedalear y nadar”, apunta el reportaje. “Son solo resultados preliminares —señaló la profesora Brown—, pero es patente que no se puede catalogar a las mujeres de pasivas cuando pasan el día entero trabajando.”

Cascarilla de arroz para reforzar el cemento

“Algunos investigadores prevén una revolución en la industria de la construcción”, comenta la revista brasileña Jornal da USP, pues esta contará con “estructuras más duraderas y resistentes a la acción del tiempo y a la agresividad del medio ambiente, lo que será posible gracias a un nuevo cemento creado por investigadores de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de São Paulo” (Brasil). Los científicos mezclaron cemento común con sílice obtenida de cenizas de cascarilla de arroz y obtuvieron un material muy fino, de alta calidad, menos poroso, que soporta mejor la contaminación y las condiciones climáticas, y tiene una resistencia como mínimo tres o cuatro veces mayor que la del producto habitual. Con él se pueden reducir las dimensiones de las columnas hasta en un 30% “y mantener una resistencia similar; además, se conseguirá aumentar el espacio y reducir el peso de las estructuras, el tiempo de construcción, los gastos en materiales y la mano de obra”, señala el Jornal da USP. En todo el mundo se producen alrededor de 80 millones de toneladas anuales de cascarilla de arroz, que rinden 3,2 millones de toneladas de sílice.