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La línea de trolebús más larga del mundo

La línea de trolebús más larga del mundo

La línea de trolebús más larga del mundo

DE NUESTRO CORRESPONSAL EN UCRANIA

¿Se puede tener una experiencia inolvidable por solo unas monedas? Sí, pues son suficientes para abonar el pasaje en la línea de trolebús más larga del mundo: 95 kilómetros desde Simferopol, en el centro de la península de Crimea, en el sur de Ucrania, hasta Yalta, en la soleada costa septentrional del mar Negro. ¿Se anima a acompañarnos en este fascinante viaje?

EN LAS oficinas de Transporte Público de Simferopol nos reunimos con el señor Slavnyi Giorgi Mihailovich, quien lleva trabajando allí desde 1959, y sin duda conoce bien su oficio. Primero nos guía por el Museo del Transporte, que exhibe fotos de los hombres y mujeres que construyeron la famosa línea.

—Los trolebuses necesitan mucho más que un camino pavimentado —nos explica—. Los obreros tuvieron que levantar centenares de torres para sostener kilómetros y kilómetros de cables aéreos, y los ingenieros diseñaron centrales para generar la electricidad.

—¿Por qué se optó por el trolebús para esta larga ruta montañosa, y no por autobuses con motor de gasolina? —inquirimos.

—Porque es más ecológico —señala—. Queremos proteger nuestro patrimonio manteniendo vírgenes las montañas y limpias las costas.

—Pero ¿serían tan nocivos unos cuantos autobuses?

—¡Unos cuantos, dice usted! Hace años, cuando el servicio se hallaba en su apogeo, todos los veranos salía cada dos o tres minutos un trolebús, lo que totalizaba sobre cuatrocientos viajes diarios.

Con esta información presente, nos morimos de ganas de iniciar el viaje.

Nos ponemos en camino

Partimos de la Estación Central de Simferopol, bajo una plateada maraña de cables aéreos. Una vez localizada la ventanilla, compramos los boletos, nos subimos al trolebús 52, y así iniciamos nuestro viaje.

Al cabo de 29 kilómetros comenzamos el ascenso por la serranía. No tardamos en encontrarnos a la fría sombra de “rascacielos” naturales, cuyas pronunciadas pendientes, cubiertas de coníferas y otros árboles, descienden hasta valles nevados. Cuando alcanzamos la cima, quedamos sobrecogidos ante la no menos espectacular bajada. Ante nosotros serpentea el camino hacia el horizonte. El conductor controla con los potentes frenos la creciente aceleración y logra que lleguemos abajo sanos y salvos.

Al pie de la montaña, entramos en la localidad de Alushta, giramos a la derecha y proseguimos hacia el sur por la carretera de la costa. A la izquierda del vehículo tenemos el mar Negro y, en el lado opuesto, la majestuosa muralla de los montes de Crimea.

Un poco más adelante, en las inmediaciones del pueblo de Pushkino, divisamos la montaña del Oso. Cuenta una leyenda de la zona que un oso gigante se convirtió en piedra al tratar de engullir todo el mar Negro, y que aún tiene la cabeza bajo el agua, pues no ha parado de beber. Ahora bien, me pregunto yo: “¿Cómo no se les habrá ocurrido a los lugareños que el animal se cayó al agua bajo los efectos del alcohol?”. A fin de cuentas, hemos atravesado muchos viñedos, ya que nos hallamos en la región vinícola de Massandra, cuna de un vino galardonado en certámenes internacionales.

Luego, ya en el pueblo de Nikita, nos apeamos en el Jardín Botánico de Nikitskyi, de marcado carácter internacional, pues alberga miles de especies de todo el mundo. Acompañados de Tamara, una guía muy entendida en la materia, nos deleitamos con el aroma de unas enormes coníferas próximas a la entrada. “Se trata de cedros del Líbano —nos explica—, los imponentes árboles con los que Salomón construyó su templo.” Evidentemente, está en lo cierto, pues la Biblia refiere que aquel monarca utilizó esta especie en grandes cantidades para la monumental edificación (1 Reyes 5:6-18).

Paseando por senderos de grava nos encontramos con un grupo de arbustos espinosos. “Son rosas —señala Tamara—, flor de la que hay doscientas variedades en el jardín. La plena floración tiene lugar entre finales de mayo y principios de junio.” Más tarde nos hallamos ante un arbusto poco llamativo de unos dos metros y medio de altura. “Es una parrotia —indica Tamara, muy orgullosa del espécimen—, de la que sale el palo de hierro, una madera tan resistente que puede sustituir al metal. De hecho, sus fragmentos se clavan como si fueran puntas de acero. E incluso se hunde en el agua.” Poco después llega el trolebús, y podemos darnos el gusto de sentarnos y descansar las piernas durante el corto trayecto hasta la última parada, Yalta, famosa por albergar en el Palacio de Livadia una histórica conferencia en el año 1945, durante la II Guerra Mundial. En aquella entrevista, los jefes de las tres principales naciones aliadas planearon conjuntamente el ataque final y la ocupación de la Alemania nazi.

La vuelta

Al caer la tarde, es hora de tomar el trolebús para regresar. En el trayecto, vemos niños vendiendo ramos de flores variadas. Llevados por el impulso, bajamos a comprar. Al instante nos rodean los entusiastas floristas.

—¿Cómo se llaman estas flores nacaradas? —le pregunto a Yana, una muchacha rubia de 15 años.

—Campanillas de invierno —contesta orgullosa, y luego señala a una colina situada al otro lado de la carretera—. Las recogemos en esa ladera por la mañana temprano, cuando empiezan a derretirse los bordes de la nieve.

Luego volvemos al trolebús, en donde vamos dando tumbos hasta finalizar el viaje. Como niños que han subido por vez primera a la montaña rusa, queremos repetir la experiencia.

[Mapa de las páginas 22 y 23]

(Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

UCRANIA

CRIMEA

Mar Negro

SIMFEROPOL

↓ Monte Chatyr-Dag

Alushta

Pushkino

↓ Montaña del Oso

Nikita

↓ Massandra

Yalta

Livadia

Monte Ai Petri

Alupka

[Ilustración de las páginas 22 y 23]

Monte Ai Petri

[Ilustraciones de la página 23]

Palacio de los Vorontsov (Alupka)

[Ilustración de la página 23]

Cueva de Mármol del monte Chatyr-Dag

[Iustración de las páginas 22 y 23]

Montaña del Oso

[Ilustración de la página 24]

Castillo del “Nido del Cisne” (Yalta)

[Ilustración de la página 24]

Bodega de Massandra (Yalta), con botellas de jerez de 1775

[Ilustración de la página 24]

Salto de agua de Uchansu (Yalta), de casi 100 metros, el más alto de Crimea

[Ilustración de la página 24]

Palacio histórico de Livadia (Yalta)