¡Buen fin de semana!
¡Buen fin de semana!
CASI todo el mundo lo espera con anhelo, y cuando llega, es lo mejor de la semana. Hay quienes lo aprovechan para viajar, distraerse o rendir culto a Dios, mientras que otros se quedan en casa y lo usan para dormir.
Nos referimos a ese período que comienza al final de la semana laboral (o escolar) y termina con el inicio de la siguiente: sí, el fin de semana. En Occidente, el fin de semana empieza el viernes, después de las labores, y dura todo el sábado y el domingo. Pero ¿de dónde surgió la idea del fin de semana? Y ¿cómo puede aprovecharlo si donde vive rige la semana laboral de cinco días?
De día de descanso a fin de semana
La ley sabática que recibió la nación de Israel hace unos tres mil quinientos años estipulaba lo siguiente: “Seis días puede hacerse trabajo, pero el séptimo día es un sábado de descanso completo. Es cosa santa a Jehová. Todo el que haga trabajo en el día del sábado positivamente será muerto” (Éxodo 31:15). El sábado también brindaba a los padres israelitas la oportunidad de atender las necesidades espirituales de la familia.
Para los judíos, el sábado empezaba con la puesta de sol del viernes y concluía con la siguiente puesta de sol. Sin embargo, de acuerdo con The World Book Encyclopedia, quienes afirmaban ser cristianos “convirtieron el domingo en un día especial para adorar a Dios, pues creían que la resurrección de Jesús había tenido lugar ese día. En el siglo IV d.C., tanto la Iglesia como el Estado designaron oficialmente el domingo día de descanso en Europa”.
Ahora bien, tener más de un día para descansar es una mejora bastante reciente. En la década de 1870 se impuso en Gran Bretaña una semana laboral que terminaba el sábado al mediodía, de modo que esta tarde libre se unió al domingo, dando lugar al fin de semana. La tarde del sábado comenzaba con una comida familiar, y después, según la revista Atlantic Monthly, “se solía tomar el baño semanal en los baños públicos del vecindario”.
En Estados Unidos se concedió a los trabajadores dos días libres, lo cual alargó el fin de semana aún más. Cierta fuente afirma que este plan laboral se implantó por primera vez en 1908 en una fábrica de Nueva Inglaterra. Tanto judíos como “cristianos” aceptaron dicha decisión, ya que a partir de entonces cada grupo tendría su propio día de descanso: los judíos el sábado, y los “cristianos” el domingo. El nuevo horario de trabajo no tardó en popularizarse. Hasta el fabricante de automóviles Henry Ford lo promovió, pues concluyó sagazmente que las salidas familiares del fin de semana incrementarían la demanda de automóviles.
¿Tiene planes para el fin de semana?
En la actualidad, el fin de semana de dos días está más que implantado en Occidente. Si usted vive en esa parte del mundo, es probable que el viernes sus compañeros de trabajo le pregunten qué planes tiene para el sábado y el domingo, pregunta que abre ante usted grandes posibilidades.
Durante toda la semana ha subordinado su tiempo a las órdenes del jefe, pero estos dos días le brindan la oportunidad de retomar, por decirlo así, el control de su vida y romper por unas horas con la rutina. Quizá decida tomarse un merecido descanso, pasar algún tiempo con sus seres queridos o sencillamente salir de compras, uno de los pasatiempos más populares del fin de semana. “Me encanta ir de tiendas”, dice Brigitte, residente en Alemania.
Sin embargo, según las encuestas, un gran número de personas aprovecha el tiempo libre para relajarse. Los más caseros cuentan también con muchas opciones, tales como atender las plantas de la casa o del jardín, coleccionar sellos, tocar un instrumento o escuchar música, practicar algún deporte, ver vídeos, escribir cartas, cocinar, leer, coser, tejer y pintar. Algunos prefieren actividades que puedan realizar con su cónyuge y sus hijos, como por ejemplo armar un rompecabezas o entretenerse con un juego de mesa. *
¿Condena la Biblia este uso, en apariencia frívolo, del tiempo? No necesariamente. Salomón escribió: “Mejor es un puñado de descanso que un puñado doble de duro trabajo y esforzarse tras el viento” (Eclesiastés 4:6). Así pues, no cabe duda de que en la vida del cristiano hay lugar para el juego, el descanso y el esparcimiento moderados.
Se van a los extremos
Ahora bien, todas las cosas —aunque sean buenas— en exceso pueden resultar contraproducentes o dañinas. Por ejemplo, el ejercicio físico reporta beneficios (1 Timoteo 4:8). Pero algunos “atletas de fin de semana” sienten una devoción casi religiosa por los deportes. Resueltos a ganar por medio de desarrollar una buena técnica, emplean muchísimo tiempo y dinero en entrenarse, así como en adquirir complejo material deportivo.
Además, tales personas —que normalmente no están en óptimas condiciones— a menudo se ejercitan más allá de su resistencia física y ponen en peligro su salud. Una revista señaló que estos “guerreros del deporte” de mediana edad, los cuales están empecinados en recuperar la juventud en los fines de semana, suelen acabar con torceduras, esguinces, cortes y magulladuras. Por otro lado, también hay quienes se juegan la vida en los deportes de riesgo. * En estos casos, es apropiado el consejo que da la Biblia de ser “moderados” (Tito 2:2). El ejercicio debe refrescar, no agotar ni poner en peligro a quien lo practica.
Por tal razón, algunos tienen aficiones menos extremas. Hacer caminatas o excursiones, por ejemplo, son prácticas muy comunes en Alemania. De hecho, un popular pasatiempo europeo consiste en recorrer a pie cierta ruta rural en un tiempo previamente establecido, de modo que el reloj es el único contrincante. ¡Qué forma tan agradable de hacer ejercicio y al mismo tiempo disfrutar del paisaje! Además, es algo que puede hacer toda la familia.
Fines de semana extenuantes
Algunas personas programan tantas actividades para el fin de semana que terminan por disfrutar muy poco o nada de ellas. Cuando llega el lunes, no se sienten descansadas sino extenuadas. Un estudio publicado en la revista alemana Focus reveló que los fines de semana del 27% de
los entrevistados suelen ser muy ajetreados y estresantes.“El descanso es el guardián de la eficiencia”, escribió la revista Time. Jesucristo también era consciente de la necesidad que tiene el ser humano de descansar y relajarse. Marcos 6:31 recoge las siguientes palabras de Jesús a sus discípulos: “‘Vengan, ustedes mismos, en privado, a un lugar solitario, y descansen un poco’. Porque eran muchos los que venían e iban, y ellos no tenían tiempo libre siquiera para tomar una comida”. Así pues, aunque hacer ejercicio, ir de compras y otras actividades similares tienen su importancia, dejar algún tiempo para leer, descansar o dormir resulta reparador. Ahora bien, hay algo más que puede contribuir a que tenga un buen fin de semana.
Las necesidades espirituales
Jesús dijo en el Sermón del Monte: “Felices son los que tienen conciencia de su necesidad espiritual” (Mateo 5:3). Uno de los objetivos del sábado de descanso era que los judíos tuvieran tiempo para satisfacer sus necesidades espirituales. ¿Pueden utilizarse hoy los fines de semana con ese fin? Piense por un momento en los testigos de Jehová. La mayoría de sus congregaciones celebran sus principales reuniones los sábados o los domingos, así como sus asambleas. Muchos de ellos también dedican parte del fin de semana a hablar con sus vecinos acerca de la Biblia.
Claro está, los Testigos tienen que trabajar, atender la casa y cuidar de su familia como todo el mundo, y también necesitan apartar tiempo para ellos y sus familiares. No obstante, dan prioridad a los asuntos espirituales. ¿Les resulta penoso hacerlo? Note las siguientes experiencias.
Antes de hacerse Testigos, Jürgen y Doris, un matrimonio alemán, pasaban los fines de semana ejercitándose en un club deportivo. Melle y Helena solían visitar museos. Por su parte, Helmut aprovechaba el fin de semana para disfrutar de la naturaleza. Y en lo que respecta a Silvia, le gustaba ir a las discotecas. Pero desde que son testigos de Jehová, el uso que le dan a su tiempo libre ha cambiado drásticamente.
Jürgen y Doris explican: “Las actividades que realizábamos en nuestros momentos de ocio evitaban que nos aburriéramos, pero lo cierto es que no enriquecían nuestra vida. Sin embargo, ayudar a otras personas a entender la Biblia, como hacemos hoy, no solo da significado y propósito a sus vidas sino también a la nuestra”. ¿Qué puede decirse de Melle y Helena? “La Biblia nos enseña cuál es el mejor modo de vivir, y hablar de ello con otros nos hace muy felices.” ¿Por qué disfruta Helmut mucho más de la vida ahora? “Sé que Jehová valora el esfuerzo que hago por participar en el ministerio público”, comenta. Y Silvia dice: “Gracias a la predicación conozco a mucha gente y mantengo conversaciones interesantes, y ambas cosas me encantan”.
¿Por qué no habla con los testigos de Jehová la próxima vez que lo visiten? Conversar con ellos brevemente puede ser el primer paso para que cobren más significado, no solo sus fines de semana, sino todos los días de su vida.
Independientemente de lo que le guste hacer en su tiempo libre, trate de que sus fines de semana sean tanto entretenidos como edificantes. Si vive en Alemania, le deseamos “schönes Wochenende”; si reside en un país de habla inglesa: “Have a nice weekend!”, o como dirían los ucranianos: “Бажаю вам приємно провести вихідні”. Viva donde viva y haga lo que haga, esperamos que tenga un buen fin de semana.
[Notas]
^ párr. 12 Si desea informarse sobre los peligros que encierran algunos juegos electrónicos, vea el artículo “Los jóvenes preguntan... ¿Me convienen los juegos de computadora y vídeo?”, publicado en la revista ¡Despertad! del 22 de agosto de 1996, y la serie “Los juegos electrónicos: ¿tienen su lado oscuro?”, del número del 22 de diciembre de 2002.
^ párr. 16 Véanse el artículo “Los jóvenes preguntan... Deportes de riesgo: ¿debería probar lo que se siente?”, de ¡Despertad! del 8 de julio de 1994, y el reportaje “La búsqueda de emociones fuertes: ¿a qué se debe esta atracción fatal?”, del 8 de octubre de 2002.
[Comentario de la página 13]
Para tener un buen fin de semana hay que equilibrar el descanso, el entretenimiento y las actividades espirituales