Ir al contenido

Ir al índice

La juventud y la drogadicción

La juventud y la drogadicción

La juventud y la drogadicción

“¿Tenían que morir?”

Esta pregunta apareció en la portada de la revista brasileña Veja junto a las fotografías de varios jóvenes de aspecto sano y agradable que habían fallecido como consecuencia de su adicción a los estupefacientes.

PESE a los consabidos peligros que entrañan las drogas, la gente sigue tomándolas y, por consiguiente, arruinando su vida. En Estados Unidos, la drogodependencia genera gastos de unos 100.000 millones de dólares anuales relacionados con la atención médica, el bajo rendimiento laboral y los sueldos no percibidos, y la delincuencia. Pero quizás sean los jóvenes —o los niños— los que paguen el precio más elevado. Según un estudio brasileño que publicó el periódico Jornal da Tarde, el 24,7% de los jóvenes de entre 10 y 17 años de las diez ciudades más importantes de Brasil han probado algún tipo de droga.

Aunque la drogadicción juvenil parece haber disminuido en Estados Unidos durante los últimos años, todavía hay allí un alarmante número de jóvenes que consumen drogas. Fíjese, por ejemplo, en los estudiantes del último curso de secundaria. Una investigación reveló que el 37% había probado la marihuana el año anterior y que 1 de cada 5 la había consumido en el último mes. Además, casi 1 de cada 10 había probado durante el pasado curso la droga sintética conocida como éxtasis, y más de un 6% había tomado LSD.

De todo el mundo llegan datos desalentadores. El Office for National Statistics de Gran Bretaña indicó que en ese país “el 12% de los alumnos de entre 11 y 15 años había consumido drogas el pasado año [...]. El cannabis [marihuana] fue, con mucho, la más utilizada”. Especialmente preocupante es el hecho de que “a más de un tercio de estos jóvenes (el 35%) les habían ofrecido una o varias clases de droga”.

Un informe respaldado por la Unión Europea revela también que entre la gente joven “es cada vez más habitual beber hasta emborracharse”. El informe añade que el “alcoholismo tiene, a corto plazo, consecuencias nefastas, tales como accidentes, violencia y envenenamiento, así como problemas sociales y del desarrollo”. Un estudio realizado en Japón señala que “las drogas más utilizadas por los adolescentes del país son los disolventes orgánicos, que pueden inducir al uso de otras sustancias”.

En vista de lo mencionado, es comprensible la siguiente declaración del secretario general de las Naciones Unidas, Kofi Annan: “La droga está destruyendo a la sociedad, fomentando el delito, esparciendo enfermedades como el sida y acabando con nuestros jóvenes y nuestro futuro”. Con frecuencia, los toxicómanos se ven envueltos en el tráfico de estupefacientes y en asesinatos. Asimismo, son víctimas de la violencia o tienen relaciones sexuales de riesgo no planeadas. Si cree que su familia es inmune a este problema, piénselo dos veces. Un informe del gobierno de Estados Unidos señaló: “La drogadicción no es solo problema de los pobres, las minorías o los barrios bajos. [...] Afecta a personas de toda clase social y del país entero. Es un problema de todos”.

Aun así, muchos padres no perciben el peligro hasta que es demasiado tarde. Ese fue el caso de una joven brasileña. “Ella solía tomar bebidas alcohólicas —cuenta su hermana, Regina *—, pero a mi familia le hacía gracia. Sin embargo, a raíz de ello comenzó a drogarse junto con sus novios. Como mis padres nunca le hicieron ver las consecuencias de sus actos, la situación se les fue de las manos. Varias veces se marchó de casa y estuvo desaparecida, y siempre que la policía encontraba a una chica muerta, llamaban a mi padre para verificar si era ella. Todos sufrimos muchísimo.”

La Organización Mundial de la Salud apunta cinco razones básicas por las que un joven pudiera verse tentado a consumir drogas:

1) para sentirse mayor y tomar sus propias decisiones

2) para ser aceptado

3) para relajarse y sentirse bien

4) porque le atrae el riesgo y es una señal de rebeldía

5) por curiosidad.

La facilidad con que se consiguen las sustancias adictivas, así como la presión de grupo, también pueden empujar a un joven a emprender tal proceder autodestructivo. “Mis padres nunca nos explicaron nada sobre las drogas. En la escuela, los profesores solo mencionaban el asunto pero no ahondaban en él”, explica Luiz Antonio, un muchacho brasileño que comenzó a drogarse a los 14 años a instancias de sus compañeros. Más tarde, cuando intentó dejarlo, los “amigos” que le vendían la droga lo obligaron a punta de cuchillo a seguir con el vicio.

¿Se ha puesto a pensar si sus propios hijos están en peligro? ¿Qué ha hecho para alejarlos de las drogas? El siguiente artículo examinará algunas medidas que usted como padre puede tomar para protegerlos.

[Nota]

^ párr. 9 Se han cambiado algunos nombres.

[Comentario de la página 4]

“La droga está destruyendo a la sociedad, fomentando el delito, esparciendo enfermedades como el sida y acabando con nuestros jóvenes y nuestro futuro.”—KOFI ANNAN, SECRETARIO GENERAL DE LA ONU

[Reconocimiento de la página 3]

© Veja, Editora Abril, 27 de mayo de 1998