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Observando el mundo

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Miedo a los extraños

“Más del 80% de las conductoras preferirían pasar la noche encerradas en un vehículo averiado antes que aceptar la ayuda de un extraño”, informa el diario londinense The Independent. La encuesta que realizó Direct Line Rescue a 2.000 automovilistas reveló que el 83% de las mujeres y el 47% de los hombres rechazarían la ayuda en caso de avería. Asimismo, casi nadie se detendría para auxiliar a otro conductor en apuros. Las mujeres son las que más miedo tienen de ofrecerse en vista de que la persona que pide ayuda pudiera estar fingiendo. El portavoz Nick Cole señaló: “El que hoy día muchos conductores prefieran pasar toda la noche solos en su automóvil antes que tratar con un extraño es un triste indicio de que algo anda muy mal en nuestra sociedad”.

Los incrédulos guían a los creyentes

Las mujeres que ejercen el sacerdocio en la Iglesia Anglicana son “por lo general mucho más escépticas con respecto a las [...] doctrinas cristianas fundamentales que sus homólogos masculinos”, afirma The Times, de Londres. Una encuesta realizada a casi dos mil ministros religiosos anglicanos reveló que “8 de cada 10 sacerdotes creen que Jesús murió para expiar los pecados del mundo”, doctrina que aceptan solo 6 sacerdotisas de cada 10. Y aunque 7 de cada 10 hombres creen en la resurrección de Jesucristo, solo la admiten 5 de cada 10 mujeres. Robbie Low, portavoz de Cost of Conscience, entidad que solicitó la encuesta, afirmó: “Es evidente que en la Iglesia Anglicana conviven dos Iglesias: la creyente y la incrédula. Eso es una vergüenza. Los puestos de autoridad los están ocupando personas cada vez más incrédulas. Es intolerable que siga aumentando la cantidad de incrédulos que guían a los creyentes”.

Pesimistas a pesar de tener dinero y salud

Aunque un informe mostró que en el año 2001 “las condiciones económicas y sociales mejoraron por tercer año consecutivo”, en Canadá todavía se ve el futuro con pesimismo, afirma The Toronto Star. Según los investigadores del Canadian Council on Social Development (Consejo de desarrollo social de Canadá), “los canadienses se sienten menos seguros económicamente y más estresados en el trabajo; además, desconfían de la red de asistencia social y se creen más vulnerables a los delitos”. Entre las causas de preocupación figuran “aumentos salariales que apenas compensan la inflación, deudas más elevadas, [...] largas listas de espera hospitalaria, incremento en el precio de los medicamentos, mayor cantidad de lesionados en accidentes de tráfico y el miedo injustificado a que los delitos violentos vayan en aumento”. Los autores del informe observan: “Si definimos la seguridad como un estado mental, entonces vamos en la dirección equivocada”.

¿Un descenso de la mortalidad?

“La mejora [en Estados Unidos] en los servicios médicos de urgencias en los últimos cuarenta años se ha traducido en un descenso de la mortalidad de las víctimas de agresiones”, observa un comunicado de Associated Press. Ciertos estudios revelaron que de 1960 a 1999, la mortalidad causada por lesiones en víctimas de delitos descendió en casi un 70% en Estados Unidos a pesar de que en el mismo período se multiplicó casi por seis el número de agresiones. El estudio también reveló que en 1960, el 5,6% de las agresiones graves terminó en muerte, pero en 1999, la cifra era solo del 1,7%. Los entendidos atribuyen este descenso a varios adelantos médicos, entre los que figuran “la creación de los servicios de emergencia, la rápida estabilización y traslado de las víctimas con traumatismos, la mejor formación del personal médico auxiliar de urgencias y la mayor cantidad de hospitales y secciones de traumatología”. Anthony Harris, profesor de la Universidad de Massachusetts, en Amherst, dijo: “Ahora, los pacientes ingresan en el hospital, reciben tratamiento y obtienen el alta, a menudo en cuestión de días, pero veinte años atrás habrían muerto”.

Los mandos a distancia y los gases de efecto invernadero

Australia registra la mayor emisión de gases de efecto invernadero per cápita, señala The Sydney Morning Herald. Una de las principales causas del problema es “la obsesión nacional con los mandos a distancia”. ¿Qué tienen que ver estos aparatos con los gases? Pues bien, para que los mandos a distancia funcionen, hay que dejar los televisores, vídeos y demás aparatos electrónicos en la modalidad de espera, por lo que casi nunca se apagan por completo. Como resultado, las centrales eléctricas liberan a la atmósfera 5.000.000 de toneladas de dióxido de carbono más todos los años. En otras palabras, la energía necesaria para mantener los electrodomésticos de Australia en modalidad de espera ocasiona la liberación de la misma cantidad de gases de efecto invernadero que emiten un millón de automóviles. El periódico hizo esta observación sobre el costo para los consumidores del país: “En el año 2000, la energía que emplearon los electrodomésticos en modalidad de espera representó el 11,6% del consumo eléctrico familiar, lo que supone un gasto adicional de 500 millones de dólares”.

¿“La edad del titanio”?

En 1910, los científicos lograron por primera vez purificar titanio, metal ligero de gran dureza y altamente resistente a la corrosión. Su durabilidad lo hace ideal para emplearlo en el campo médico y en la industria aeronaval. Cuando se implanta en el organismo, apenas causa inflamación, de modo que puede emplearse para fabricar huesos artificiales. Un representante de la Japan Titanium Society afirmó: “En vista de la resistencia casi total del titanio a la corrosión, los productos de este metal casi no precisan mantenimiento y no hay que desecharlos después de usarlos tan solo una vez. Desde un punto de vista medioambiental, el titanio será el metal con mayor demanda del siglo XXI”. El principal inconveniente es su precio: diez veces mayor que el del acero inoxidable. Con todo, se espera que el costo vaya disminuyendo a medida que aumenten sus aplicaciones. Según el rotativo japonés Daily Yomiuri, “las preferencias sobre los metales han cambiado a lo largo de la historia: primero se pasó del cobre al acero y luego, del acero al aluminio. Al parecer, el siglo XXI será la edad del titanio”.

Pésima preparación para el matrimonio

Más del cuarenta por ciento de las parejas que conviven antes de casarse se divorcian antes de su décimo aniversario, informa el Daily News, de Nueva York. Las cifras que ha compilado el National Center for Health Statistics (Centro nacional de estadística médica) también revelan que las parejas que cohabitan antes del matrimonio y permanecen casadas más de diez años tienen el doble de probabilidades de divorciarse con el tiempo. Matthew Bramlett, principal autor del informe, afirma: “Quienes se plantean una vida en común pero opinan que no está bien convivir sin casarse tienen menos probabilidades de terminar divorciados”. Además, las personas que viven juntas sin casarse “parecen estar mucho menos dispuestas a soportar las tensiones de una relación”, menciona la consejera matrimonial Alice Stephens.

En busca de iglesia

“Antes solía decirse: ‘Una vez metodista, siempre metodista’. Pero eso ya no es así”, informa The Sacramento Bee. Según Dexter McNamara, director de la Interfaith Service Bureau (Oficina de servicios interconfesionales), de Sacramento, “los vínculos con una religión en particular ya no se consideran tan importantes [...]. La gente está mucho más dispuesta a probar con varias iglesias”. Al buscar iglesia, los fieles suelen fijarse en la música, el estilo de culto, la duración del servicio, los programas para la juventud, el tamaño de la congregación y la distancia hasta su hogar. “Existe un gran mercado —afirma Allan Carlson, director del Howard Center on Family, Religion and Society—. En 1950, el 85% de los adultos profesaba la misma religión que sus padres, [pero ahora] hay mucho donde escoger.”