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La pérdida de la infancia

La pérdida de la infancia

La pérdida de la infancia

“El derecho a la infancia es uno de los derechos humanos fundamentales.” (The Hurried Child [Niños sin infancia].)

SEGURAMENTE concordará en que todos los niños deberían poder disfrutar de una infancia inocente y, hasta cierto punto, despreocupada. Sin embargo, la triste realidad es que para muchos de ellos es algo inalcanzable. Solo piense en los miles, quizá millones, de sueños infantiles que se hacen añicos cuando estalla una guerra. Piense también en todos aquellos niños que ven su vida arruinada por la esclavitud o el maltrato.

Para la mayoría de nosotros resulta difícil imaginar cómo se siente un niño cuando tiene que vivir en las calles porque le parecen más seguras que su propio hogar; o cuando, a pesar de hallarse en la época de su vida en que más necesita que lo amen y protejan, se ve obligado a aguzar su ingenio para eludir a las aves de rapiña que desean explotarlo. En efecto, los niños son víctimas una y otra vez de los tiempos difíciles en que vivimos.

“Quisiera poder recuperar mi infancia”

Carmen, de 22 años, tuvo una infancia muy difícil. * Huyendo del maltrato de su padre y la total despreocupación de su madre, tanto ella como su hermana terminaron viviendo en las calles. A pesar de los peligros que entraña esta clase de vida, las dos niñas lograron eludir algunas de las trampas en las que caen tantos jóvenes que se van de su hogar.

Sin embargo, Carmen llora la pérdida de su infancia, pues no recuerda haberla vivido. “Pasé de ser un bebé a ser una mujer de 22 años, no tuve niñez —se lamenta—. Ahora estoy casada y tengo un hijo, pero anhelo hacer lo que hacen las niñas, como jugar con muñecas. Anhelo los abrazos y el cariño de unos padres. Quisiera poder recuperar mi infancia.”

Hoy día hay un gran número de niños que, como les sucedió a Carmen y su hermana, viven en las calles. Son niños a los que básicamente se les ha privado de infancia. Muchos de ellos cometen delitos a fin de sobrevivir. Las noticias y las estadísticas indican que algunos niños empiezan a delinquir a tempranísima edad. Y para agravar el problema, muchas jovencitas ya son madres al llegar a la adolescencia, cuando no son más que unas niñas.

Una crisis social oculta

En vista de lo mencionado, no es de extrañar que muchos niños terminen en hogares de acogida. Pero un editorial publicado en el periódico The Weekend Australian informó: “El sistema de acogida se está derrumbando sin darnos cuenta. Cada vez más niños de hogares rotos y familias deshechas quedan desatendidos”. El diario también señaló: “Algunos niños acogidos pasan meses o hasta años sin ver a un asistente social, mientras que otros van de una casa a otra sin encontrar un lugar fijo donde vivir”.

Se sabe de una jovencita de 13 años que en un período de tres años pasó por 97 hogares de acogida, en algunos de los cuales solo le permitieron quedarse una noche. Ella recuerda todavía el terrible sentimiento de rechazo e inseguridad que la embargaba. Puede decirse que, como en el caso de muchos otros niños acogidos, no tuvo infancia.

Es con razón, pues, que los expertos hablan de la creciente y trágica pérdida de la niñez. Si usted es padre o madre, tal vez observe estos hechos desalentadores y se sienta afortunado de poder dar a sus hijos un hogar y lo necesario para vivir. Sin embargo, además de la pérdida de la infancia, los niños de hoy afrontan otro peligro: el de crecer demasiado deprisa. ¿En qué sentido crecen apresuradamente, y con qué resultados?

[Nota]

^ párr. 6 Se ha cambiado el nombre.