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De nuestros lectores

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Los jóvenes preguntan Gracias por el artículo “Los jóvenes preguntan... ¿Por qué no me quiere mi padre?” (22 de septiembre de 2002). Tengo 16 años, y desde los cuatro no he visto a mi padre biológico. El artículo expresó exactamente cómo me siento y tenía toda la razón al decir que pocas cosas dejan cicatrices tan dolorosas como el rechazo de uno de los padres. Gracias por el alimento espiritual al tiempo debido.

J. J., Estados Unidos

Mis padres se divorciaron después de trece años de separación. No comprendía por qué me dolía tanto, pues estaba convencida de que había superado el trauma hacía mucho tiempo. Entender la causa de mi profunda tristeza me ayuda a ser más específica en mis oraciones y a arrojar también esta carga sobre Jehová.

M. D., Italia

Mi padre nos abandonó cuando yo tenía seis años, y desde entonces su contacto conmigo ha sido mínimo. Por años he luchado contra los sentimientos de culpa, de modo que nunca me ha sido fácil comunicar mis sentimientos a los demás. Las experiencias de su artículo me conmovieron y me hicieron ver que otras personas se hallan en la misma situación que yo. No duden ni un momento del beneficio que nos reporta a los lectores este tipo de artículos, y estén seguros de nuestra gratitud.

A. H., Inglaterra

Tengo 16 años. Mi padre se acaba de divorciar de mi madre, así que mi hermano menor, mi hermana mayor y yo estábamos destrozados. Su artículo fue simplemente increíble; rompí a llorar en cuanto empecé a leerlo. Describía todo lo que he estado sintiendo. La redacción sonaba tan tierna y cariñosa que, cuanto más leía, más me conmovía. Muchas veces me pregunté si merecía el cariño de mi padre, y esa es la razón por la que recibí tanto consuelo del artículo. Lo mejor es saber que, aunque mi padre humano no me ame, Jehová siempre me querrá; no tengo que preocuparme de que cambie de pronto y me dé la espalda.

A. M., Estados Unidos

En mi familia, mi padre era alcohólico, y mi madre sufrió muchísimo. Los niños no recibimos mucha atención. No me consideraba de ningún valor, y llegué al punto de querer morirme. Pedía ayuda en mis oraciones. Cuando llegó este artículo, sentí un profundo agradecimiento. Es consolador saber que, hasta en medio de tales circunstancias, la gente puede elegir un final feliz si pone en práctica los principios bíblicos. Me he dado cuenta de que yo también puedo ser feliz.

A. I., Japón

Vainilla Estoy un poco preocupada por el artículo “La vainilla, especia con siglos de historia” (22 de septiembre de 2002). Años atrás leí un reportaje sobre una vainilla tóxica proveniente de México. Muchas personas la compran ignorando el peligro.

P. D., Estados Unidos

¡Despertad! responde: Cierta vainilla producida en México —y en otros países también— contiene extracto de sarrapia (haba tonga), que tiene una elevada concentración de cumarina. La Administración de Alimentos y Fármacos de Estados Unidos prohibió esa sustancia por sus potenciales efectos tóxicos. Tal vez no sea posible detectar la presencia de cumarina a simple vista o por el olfato, por lo que se recomienda a los consumidores comprar vainilla solo de fuentes confiables. Además, puesto que el extracto puro de vainilla es caro debido a su costosa producción, es bueno sopesar con cuidado cualquier “ganga” que sea “demasiado buena para ser verdad”.