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El esplendor de la arena

El esplendor de la arena

El esplendor de la arena

La arena en los ojos causa irritación, ¡pero qué agradable resulta bajo los pies! Se halla en grandes cantidades suspendida en el agua del mar, aunque también abunda en los áridos desiertos. Muchos animales huyen ante su avance, mientras que para otros constituye su hogar. A pesar de que suele considerársele una molestia, la vida moderna sería casi imposible sin ella.

En vista de esta presentación un tanto contradictoria de la arena, cabe preguntarse: ¿qué es exactamente, y cómo se forma?

Un tosco comienzo

La arena se compone de partículas de minerales, roca o tierra, y su constituyente más común es el cuarzo. Por efecto de la erosión, lo que hoy es arena ayer fueron montañas de sólida roca. ¿Cómo fue esto posible?

Con frecuencia, la arena se forma a partir de la violencia del mar. El embate de las olas contra los acantilados hace que la piedra ceda y se fragmente. Grandes rocas sucumben a este implacable ataque, y sus pedazos caen sobre el oleaje, donde el mar agitado pule los afilados bordes hasta transformarlos en cantos. El movimiento constante poco a poco reduce los cantos a guijarros, y estos a su vez se fraccionan en partículas todavía más pequeñas, que conocemos como arena. A veces el océano la arrastra mar adentro, pero en muchos lugares, las olas la depositan nuevamente en la orilla y crean así limpias playas.

Cuando el frío se combina con la fuerza del océano, el agua se congela y queda atrapada en la roca, formando unas cuñas de hielo que resquebrajan las piedras. Este agrietamiento continuo reduce grandes masas rocosas a pedazos cada vez más pequeños que, con el tiempo, se transformarán en arena.

El viento también participa en el proceso, pues levanta los granos de arena y los lanza contra las moles de piedra. Tal abrasión genera más arena. Estratos rocosos de varias decenas de metros de espesor ceden ante esta forma de pulido natural con arena. Al mismo tiempo, el viento esparce la arena resultante y la extiende como una alfombra sobre el suelo desértico.

Con el paso de los siglos, estos procesos abrasivos han generado incontables toneladas de arena. Muchas personas se conformarían con que esta solo sirviera de cómodo colchón en la playa. No obstante, su utilidad traspasa los límites de la costa, como veremos a continuación.

Minúsculos granos, enormes beneficios

En gran parte, nuestra comida y bebida dependen de la arena. ¿Por qué? Porque, de uno u otro modo, todos nuestros alimentos son resultado de la vegetación del suelo. La arena y sus “primos”, el cieno y la arcilla —de grano más fino—, proveen los minerales que las plantas requieren. Además, la arena del suelo favorece la circulación del oxígeno y del agua, de tal modo que las raíces de las plantas absorben nutrientes con mayor facilidad. Pero ¿cómo interviene la arena en saciar nuestra sed?

Si llenásemos un recipiente de un litro con arena seca, podríamos añadirle una tercera parte de agua sin que esta se derramase. Esto se debe a que la arena es porosa, es decir, que hay mucho espacio entre sus granos. De hecho, forma unos “recipientes de agua” de tal tamaño que pueden abastecer a grandes ciudades de este líquido vital. ¿A qué nos referimos?

A los acuíferos, formaciones geológicas que se hallan muy por debajo de la superficie terrestre. Al estar compuestos por extensas capas de arena y otros minerales porosos, retienen el agua que se ha estado filtrando hacia el interior de la Tierra desde hace probablemente miles de años. Los científicos calculan que estos “recipientes de agua” ocultos almacenan cuarenta veces más agua dulce que todos los lagos y ríos de nuestro planeta. Gracias a los pozos se extrae de los acuíferos este preciado líquido que mantiene con vida a millones de personas.

Arena ante nuestros ojos

Sin necesidad de ir a la playa, cabe la posibilidad de que usted pise la arena todos los días. ¿Están hechas de cemento las calles y aceras de su ciudad? En algunos casos, la arena compone una cuarta parte de este material de construcción tan común. Todos los años se destinan a la construcción cientos de millones de toneladas de arena; tanto es así que en algunos lugares casi se ha agotado.

Aunque estamos acostumbrados a encontrar la arena en el suelo, bien puede aparecer ante nuestros ojos con otro aspecto. Es probable que con ella se haya hecho la pantalla de su computadora, al igual que las lentes de los microscopios de mesa y los telescopios de las cimas de las montañas. Lo mismo puede decirse de los jarrones de cristal y del espejo de su cuarto de baño. Estos objetos son de vidrio, y la arena supone más de la mitad de la materia prima empleada en su fabricación. ¿Cómo interviene la arena en este proceso?

La mezcla de arena y otros ingredientes se funde a temperaturas que superan los 1.400 oC. El viscoso fluido que se obtiene se puede enrollar, soplar, doblar, estirar y retorcer a fin de darle prácticamente cualquier forma. Con la fibra de vidrio incluso es posible elaborar un tejido. Así pues, sea que contribuya a la belleza o a la industria, que refracte o refleje, el liso y transparente cristal proviene de una opaca arenilla.

Arena en movimiento

Imagine una colina de 75 metros de altura desplazándose. Pues algo similar ocurre cuando unos grandes montículos de arena, conocidos como dunas, avanzan empujados por el viento. En algunas zonas del Sahara, sus crestas onduladas parecen sucederse de forma interminable.

Cuando los seres humanos se establecen en las proximidades de las dunas, es posible que estas les hagan una desagradable visita. Es más, se sabe de casos en los que estas arenas en movimiento han bloqueado carreteras, tragado casas y sepultado poblaciones enteras.

Rebosantes de vida

Por muy inerte que parezca la arena, muchos animales encuentran en ella su hogar. Zorros, serpientes y escorpiones se refugian de día en la arena del desierto; duermen durante las horas de más calor y salen en busca de comida por la noche. Bordeando la Skeleton Coast de Namibia, en África suroccidental, los elefantes vagan por las grandes dunas. Parece que les divierte deslizarse por las empinadas y arenosas pendientes arrastrando las patas traseras. El “navío del desierto”, nombre que se le ha dado al camello, surca los mares de arena de Asia y África.

Otros animales salen del océano a fin de servirse de la arena. Cuando su reloj biológico se lo indica, el cangrejo bayoneta, las tortugas marinas y los pequeños peces conocidos como pejerreyes californianos se dejan arrastrar hasta la costa, donde depositan los huevos a fin de que la suave arena se encargue de incubarlos.

Para algunas flores, una duna es tan cómoda como una maceta. Tal es el caso de las orugas de mar, la cicércula marítima y la pudre-oreja de playa, que crecen en la arena y se abren camino hacia la superficie aun cuando la duna las entierra. Sus largas raíces absorben el agua y los nutrientes que alimentan a las delicadas flores, las cuales aportan ligeros toques de color al monótono lienzo de arena.

Es verdad, la arena quizá le resulte molesta cuando se le mete en los zapatos al pasear cerca de la playa. Sin embargo, no se enoje. Lo cierto es que dependemos de sus humildes granos, que son otra prueba más de la sabiduría del Creador, Jehová Dios (Salmo 104:24).

[Ilustraciones y recuadro de las páginas 18 y 19]

Fascinados por la arena

En diferentes terrenos, las arenas aparecen en multitud de tonalidades: negras como el carbón, blancas como la nieve, moradas, grises, rojas, anaranjadas, amarillas y de muchos matices intermedios. Algunas incluso contienen una mezcla de conchas marinas trituradas. El despliegue de colores y texturas de la arena fascina tanto a algunas personas, que han comenzado a coleccionarla. Muchas intercambian variedades de arena, viajan a fin de encontrar otras y se agachan con tal de reunir nuevas muestras en botellitas de cristal para su colección. Estas personas se autodenominan “arenófilos”, es decir, “amigos de la arena”.

[Reconocimiento]

Cortesía de Serge tkint

[Ilustración de las páginas 16 y 17]

Desierto de Namib (Namibia)

[Ilustraciones de la página 16]

Entre los agentes que generan arena cuando azotan la roca están el embate de las olas, el fuerte oleaje y el viento

[Ilustraciones de la página 17]

La arena es hogar de insectos, flores, zorros y camellos

[Reconocimiento]

Zorros: Hai-Bar, Yotvata (Israel)

[Ilustraciones de la página 18]

La arena es un ingrediente esencial en la fabricación del vidrio y del cemento

[Reconocimiento]

Vidrieros: ofrecido por The Corning Museum of Glass

[Ilustración de la página 18]

Las dunas de arena pueden alcanzar decenas de metros de altura