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Los baños de calor: ayer y hoy

Los baños de calor: ayer y hoy

Los baños de calor: ayer y hoy

POR siglos ha habido culturas amantes de los baños de calor, los cuales adoptan modalidades tan diversas como el inipi amerindio, el bania ruso, el hammán turco y el mushiburo japonés.

Los antiguos balnearios romanos también disponían de una sección para exponerse al calor y otra para recibir vapor. Entre los más bellos y lujosos de Roma que se han excavado figuran las termas de Caracalla, con 11 hectáreas de extensión y capacidad para 1.600 personas.

Examinemos ahora dos tipos de baños de calor que aún siguen en uso: el temascal mexicano y el baño sauna finlandés. Es posible que al lector le entren ganas de probarlos cuando termine el artículo.

El temascal

De origen prehispánico, era utilizado por aztecas, zapotecas, mixtecos y mayas con fines terapéuticos o en ritos purificadores con motivo de la llegada a la mayoría de edad, el parto, el entierro de un pariente u otras ceremonias tribales. Deriva su nombre del término náhuatl temazcalli (literalmente, “casa de bañarse”) y se realiza en una edificación de adobe, de planta rectangular o redonda, rematada por una especie de bóveda. En su interior se calentaban rocas volcánicas y se generaba vapor rociándolas con agua de romero, eucalipto u otras hierbas. El bañista recibía leves azotes con plantas rituales o medicinales, y la ceremonia concluía con la aspersión de agua fría.

Los frailes españoles condenaron el temascal durante el virreinato, pues consideraban indecente su uso mixto. Con todo, sobrevivió y aún se emplea en ciertas regiones de México, sobre todo para asearse, aliviar las dolencias o recuperarse tras el alumbramiento. No obstante, cada vez hay más personas interesadas en conservar sus aspectos religiosos tradicionales como parte del legado nacional.

El baño sauna finlandés

Probablemente, el más conocido de los baños de calor sea el de tipo sauna, tan finlandés que hasta el término está tomado de su idioma. Lleva en uso dos milenios, y las construcciones más antiguas que se conservan consisten en un agujero en el suelo con cubierta rudimentaria y fogón en el centro o en una esquina. Las cabañas exteriores aparecieron a comienzos del siglo XII.

En la Finlandia actual, cada hogar suele disponer de las instalaciones necesarias para esta práctica, revestidas de madera y con calefacción eléctrica o con estufa de leña, modalidad esta última que aún es muy común en las cabañas y en las zonas rurales. Pero sea eléctrica o de leña, va recubierta de un lecho de piedras, que, al regarse con un cazo cuando están calientes, elevan el nivel de humedad. Una importante diferencia entre estos baños finlandeses y los romanos o turcos es que el revestimiento y el mobiliario del habitáculo suelen ser de madera, que conduce mal el calor, lo que permite alcanzar altas temperaturas sin que el usuario se queme al tocar los bancos, paredes u otros elementos.

Este baño está tan enraizado en la cultura del país, que hay 1 por cada 3 finlandeses. La mayoría de ellos lo utilizan una vez por semana, aunque durante las vacaciones de verano, a menudo junto a un lago, tal vez lo hagan casi todos los días. Por lo general, al terminar cada sesión, nadan en las frías aguas del lago. Para beneficio de quienes gustan de alternar calor y frío, existen muchos establecimientos situados junto a masas de agua congeladas en la superficie, donde se practica un agujero para darse breves chapuzones.

Beneficios del baño sauna

Los finlandeses son defensores tradicionales de esta costumbre debido a los beneficios que conlleva para la salud. Uno de sus proverbios dice: “El baño sauna es el boticario del pobre”. De hecho, además de servir para sus fines propios, tales instalaciones también cumplieron las funciones de hospitales y salas de partos hasta el siglo XIX.

La sesión típica de sauna dura de diez a quince minutos a una temperatura situada entre los 80 y los 100 °C, y no es raro que se repita una o más veces con duchas o descansos intercalados. El calor estimula la circulación sanguínea, abre los poros y favorece la secreción de desechos como el ácido láctico, con el consiguiente efecto depurador y desintoxicante. Además, suele aliviar alergias, resfriados y dolores artríticos. Aunque no hay unanimidad sobre los beneficios de este baño, sus partidarios afirman que crea una sensación de bienestar, ligereza y limpieza. Hay quienes lo toman de noche, por su efecto tranquilizador y sedante, mientras que otros encuentran vigorizante la alternancia de calor y frío y prefieren hacerlo de día. *

Los establecimientos de sauna gozan de creciente popularidad en el mundo entero, sobre todo en hoteles e instalaciones deportivas. Unas palabras de advertencia: en algunos países, los prostíbulos se encubren con el término “sauna”, de modo que hay que asegurarse bien de que se trate en realidad de un establecimiento de baños decente.

Además, hay lugares donde no se toman las medidas adecuadas. Por ejemplo, si la estufa no incluye una cantidad adecuada de piedras, al arrojarse el agua es posible que suba demasiado rápido el vapor y cree cierta incomodidad, además de aumentar la posibilidad de que se filtre el agua al fuego o a las resistencias y termine estropeando la estufa. Por consiguiente, conviene seguir las instrucciones del fabricante y mantener el habitáculo limpio y bien ventilado. Si dispone de uno que reúna todos estos requisitos, es probable que quiera probar el baño que conjuga tradición y modernidad.

[Nota]

^ párr. 14 Los ancianos, las embarazadas y los enfermos cardíacos deben consultar a un médico antes de recurrir a este baño de vapor.

[Ilustraciones y recuadro de la página 23]

Los secretos de una buena sesión de sauna

● No consumir alcohol ni comidas pesadas antes de entrar.

● Comenzar con una ducha.

● Sentarse en una toalla.

● Recordar que cuanto más alto esté el asiento, más elevada es la temperatura.

● Regular la humedad arrojando un poco de agua sobre las piedras de la estufa.

● No entrar en competiciones exageradas o peligrosas para ver quién aguanta más calor o más tiempo.

● Concluir con una ducha fría.

[Ilustración de la página 21]

Termas de Caracalla (Roma)

[Reconocimiento]

Por gentileza de James Grout/ Soprintendenza Archeologica di Roma

[Ilustración de la página 21]

Temascal