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El acoso: un problema mundial

El acoso: un problema mundial

El acoso: un problema mundial

“Si vienes mañana a la escuela, te mataremos.”—Una estudiante canadiense de nombre Kristen recibió esta amenaza por teléfono de una joven anónima. *

“No suelo dejarme llevar por las emociones, pero llegó un momento en que sencillamente no quería ir a la escuela. Me dolía el estómago, y todas las mañanas vomitaba el desayuno.”—Hiromi, una adolescente japonesa, recuerda así los días en que sufrió hostigamiento.

¿HA TENIDO alguna vez que tratar con un acosador? La mayoría de la gente sí, ya sea en los centros de estudio, en el trabajo o incluso en el hogar, donde tal abuso de poder se da con increíble frecuencia. Según cierta fuente británica, el 53% de los adultos son atacados verbalmente por su cónyuge o por su pareja. Los acosadores y sus víctimas pueden ser tanto mujeres como hombres de cualquier clase social o nacionalidad. *

¿A qué nos referimos con acoso, u hostigamiento? A una larga serie de incidentes de poca gravedad que se producen durante un período de tiempo, no a uno o varios sucesos aislados. Dan Olweus, psicólogo y pionero en el estudio sistemático del acoso, indica algunas de sus características principales, tales como la agresividad deliberada y el abuso de poder.

Quizá no haya una sola definición que abarque todos los aspectos del acoso, pero ha sido descrito como “el deseo consciente de herir a otra persona y someterla a tensión”. Dicha tensión no solo se debe a lo que realmente ocurre, sino al temor de lo que pudiera suceder. Algunas tácticas a las que recurren los hostigadores son las burlas crueles, las críticas constantes, los insultos, los chismes y las exigencias imposibles de satisfacer (véase el recuadro de la pág. 4).

Kristen, la muchacha mencionada en la introducción, fue víctima de intimidación durante casi todos sus años escolares. Cuando estudiaba en la primaria, unos abusones solían pegarle chicle en el pelo, burlarse de su aspecto y amenazarla con darle una paliza. En los últimos años de la secundaria, la situación empeoró aún más, hasta el punto de recibir amenazas de muerte por teléfono. Ahora, con 18 años, dice en tono de lamento: “Se supone que vas a la escuela para aprender, no para que te intimiden ni te amenacen con matarte”.

Una profesional de la salud mental comenta: “Es triste decirlo, pero es algo habitual en la dinámica humana. Hay quienes se sienten mejor humillando al prójimo”. Cuando dicho trato se agrava, puede acabar en represalias violentas e incluso en una tragedia. Por ejemplo, un empleado del transporte público que tenía un defecto del habla estaba tan harto de las burlas y el hostigamiento de sus compañeros que mató a cuatro de ellos y después se pegó un tiro.

Un problema mundial

El hostigamiento es muy común entre los niños de edad escolar de todo el mundo. Una encuesta publicada en la revista Pediatrics in Review revela que el 14% de los niños noruegos son o bien acosadores, o bien víctimas de acoso. En Japón, el 15% de los alumnos de primaria admiten haber sufrido un trato abusivo por parte de sus compañeros, y en Australia y España, este problema afecta a un 17% de los estudiantes. Según cálculos de un especialista, en Gran Bretaña hay 1.300.000 niños involucrados.

El profesor Amos Rolider, de la Universidad Emek Yizre’el, entrevistó a 2.972 alumnos de veintiuna escuelas. Según el periódico The Jerusalem Post, el profesor descubrió que “el 65% [de ellos] habían sido abofeteados, pateados, empujados o importunados por sus compañeros”.

Una nueva e insidiosa forma de acoso consiste en enviar mensajes amenazantes a través del teléfono celular o la computadora. Algunos jóvenes también crean páginas en Internet en las que expresan su odio hacia la víctima e incluyen datos personales de esta. En opinión de la doctora Wendy Craig, de la Universidad Queen’s (Canadá), este tipo de intimidación es “sumamente dañina para el chico que la sufre”.

En el empleo

El acoso psicológico en el trabajo es uno de los problemas laborales que aumenta con mayor rapidez. De hecho, en algunos países es más común que la discriminación racial o el acoso sexual. Todos los años afronta dicho tipo de hostigamiento aproximadamente 1 de cada 5 trabajadores de Estados Unidos.

Un estudio británico publicado en el año 2000 por el Instituto de Ciencia y Tecnología de la Universidad de Manchester reveló que, de un total de 5.300 empleados de 70 organizaciones, el 47% había presenciado incidentes de intimidación en los últimos cinco años. Además, una encuesta que la Unión Europea realizó en 1996 con 15.800 personas de sus quince países miembros mostró que el 8% de su fuerza laboral —unos doce millones de trabajadores— ha sido víctima de intimidación o acoso psicológico.

Sea en el patio de la escuela o en el lugar de empleo, todas las formas de acoso tienen algo en común: el uso del poder para herir o humillar a otra persona. Sin embargo, cabe preguntarse: ¿por qué recurren al acoso algunas personas?, ¿con qué consecuencias?, y ¿cómo puede afrontarse?

[Notas]

^ párr. 2 Se han cambiado algunos nombres.

^ párr. 4 Aunque en estos artículos nos referimos al acosador en masculino, la información es aplicable también a las mujeres.

[Recuadro de la página 4]

Tipos de acosadores

Los que recurren a la violencia física. Estos son los más fáciles de reconocer. Descargan su furia dando puñetazos, empujones o patadas a su víctima, o destrozando sus pertenencias.

Los que recurren a la violencia verbal. Hieren y humillan a su víctima verbalmente, ya sea mediante insultos o mediante burlas crueles y constantes.

Los que hostigan a su víctima esparciendo rumores desagradables sobre ella. Esta táctica la utilizan principalmente mujeres.

Los que han sido a su vez víctimas de acoso. Algunas personas que han sufrido hostigamiento terminan dispensando a otros el mismo trato. Claro está, el hecho de haber sido maltratados no justifica su conducta, pero por lo menos ayuda a entender por qué se comportan así.

[Reconocimiento]

Fuente: Take Action Against Bullying (Combata el acoso), de Gesele Lajoie, Alyson McLellan y Cindi Seddon