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El lado oscuro del glamour

El lado oscuro del glamour

El lado oscuro del glamour

SIN lugar a dudas, seguir las tendencias de la moda puede ayudarnos a mejorar nuestro aspecto y hacer que nos sintamos más seguros de nosotros mismos. El atuendo apropiado logra disimular algunas imperfecciones físicas y destacar los rasgos atractivos que tengamos. Asimismo, nuestro modo de vestir a menudo influye en cómo nos ven los demás.

Sin embargo, el mundo de la moda oculta un lado oscuro que no debe pasarse por alto. Los compradores pueden verse atrapados en un ciclo interminable de comprar y desechar en su afán por actualizar su guardarropa. Al fin y al cabo, la industria sigue creando nuevos estilos a más no poder. Esto no es casualidad, pues las grandes firmas ganan más dinero cuando la ropa queda anticuada rápidamente. Como dijo la diseñadora Gabrielle Chanel, “la moda se crea para que pase de moda”. De esta forma, los consumidores incautos se sienten obligados a comprarse ropa solo para mantenerse al día con las nuevas tendencias.

También existe el peligro de sucumbir a la sutil presión de la publicidad. Las casas de modas gastan millones de dólares en promocionar sus productos, a menudo proyectando cierto estilo de vida despreocupado, del que supuestamente disfrutan quienes llevan su marca de ropa. Estos mensajes suelen tener un poderoso efecto. “Nada es más traumatizante para un adolescente que el no tener el calzado de la marca ‘debida’”, dice un maestro de escuela español.

El señuelo de las modas pasajeras

Ciertos grupos se caracterizan por su forma de vestir. Su ropa bien puede reflejar un estilo de vida liberal, cierto rechazo a la sociedad o incluso una ideología racista o violenta. Aunque algunas de esas formas de vestir sean extravagantes o escandalosas, suele existir una gran uniformidad entre los miembros del grupo. Incluso es posible que personas que no están de acuerdo con su ideología se sientan atraídas por el estilo de su vestimenta. Sin embargo, el hecho de que se vistan como ellos quizá dé la impresión de que comparten sus creencias fundamentales y las promueven.

Las modas suelen ser pasajeras: nacen con algún cantante famoso u otro personaje popular y al cabo de unos meses se desvanecen. No obstante, ciertas prendas han llegado a formar parte permanente de nuestro vestuario. Por ejemplo, los pantalones vaqueros ganaron popularidad entre los jóvenes manifestantes de los años cincuenta y sesenta, pero hoy en día los lleva gente de distintas edades en diferentes ocasiones.

En busca de la figura perfecta

Quienes se toman la moda demasiado en serio a veces se preocupan en exceso por su aspecto. Las modelos de las pasarelas por lo general son altas y delgadas, y se nos bombardea con su imagen constantemente. * El físico “perfecto” lo vende todo, desde automóviles hasta dulces. Según cálculos del Social Issues Research Centre (Centro de investigaciones sociológicas) de Gran Bretaña, “las jóvenes de la actualidad ven más imágenes de mujeres extraordinariamente hermosas en un día que las que vieron nuestras madres en toda su adolescencia”.

Este aluvión de imágenes puede resultar perjudicial. Por ejemplo, una encuesta mencionada en la revista Newsweek reveló que el 90% de las adolescentes de raza blanca de Estados Unidos están descontentas con su físico. Algunas de ellas harán casi cualquier cosa con tal de lograr la figura perfecta. Sin embargo, el instituto de investigación ya citado señala que menos del 5% de la población femenina puede alcanzar el peso y la talla ideales que promueven los medios de comunicación. Con todo, el culto a la delgadez extrema tiene esclavizadas a millones de jóvenes y ha empujado a otras a la anorexia nerviosa, un trastorno muy difícil de superar. * La modelo española Nieves Álvarez, quien padeció dicho trastorno, admite: “Tenía más miedo a ser gorda que a morirme”.

Si bien es cierto que la anorexia y la bulimia pueden deberse a diversos factores, los doctores Michel Laxenaire y Anne Guillemot afirman: “El culto a la delgadez tiene parte de la culpa”.

Como hemos visto, la moda tiene su lado bueno y su lado malo. Aunque satisface nuestro deseo de lucir bien y de estrenar ropa, también promociona estilos radicales que pudieran dar una falsa impresión de nosotros. Además, si atribuimos una importancia excesiva a la apariencia, pudiéramos caer en el error de pensar que nuestro valor como individuos depende de nuestra imagen y no de las cualidades internas que poseamos. “Habría que empezar a valorar más la eficacia de las personas y su interior que el simple envoltorio”, dice Nieves Álvarez, citada anteriormente. Sin embargo, es probable que eso tarde en suceder. Entonces, ¿cómo podemos tener un punto de vista equilibrado de la moda?

[Notas]

^ párr. 9 Normalmente se espera que las modelos sean “al menos de 1,74 metros de altura, muy delgadas, con labios gruesos, pómulos elevados, ojos grandes, piernas largas y una nariz recta y no muy prominente”, informa la revista Time.

^ párr. 10 La National Association of Anorexia Nervosa and Associated Disorders de Estados Unidos calcula que, solo en ese país, 8.000.000 de personas padecen anorexia y que algunos casos graves resultan mortales. La gran mayoría de los anoréxicos (el 86%) comenzaron a sufrir trastornos alimentarios antes de cumplir 21 años.

[Ilustración y recuadro de las páginas 8 y 9]

¿Habrá quien se ponga eso?

Cada primavera y otoño, las casas de modas de Nueva York, París y Milán exhiben en sus desfiles de modelos trajes exclusivos de grandes diseñadores. Además de su elevadísimo precio, muchos de ellos son muy poco prácticos, por no decir inllevables. “Los extravagantes y estrafalarios diseños que se ven no se han creado pensando en el público —comenta el diseñador español Juan Duyos—. El principal propósito de los desfiles de modas no es vender las prendas que se presentan, sino dar publicidad a ciertos diseñadores o marcas comerciales. Por ejemplo, una impactante colección que suscite muchos comentarios por parte de los medios de comunicación pudiera contribuir a la venta de un perfume de ese mismo diseñador.”

[Ilustración de la página 7]

Vestir siempre a la última moda puede resultar costoso

[Ilustración de la página 7]

La moda ha empujado a algunas personas a la anorexia, un trastorno muy difícil de superar

[Ilustración de la página 7]

Seguir ciertas tendencias pudiera identificarnos con un determinado grupo de individuos