Aunque parásito, un insecto muy útil
Aunque parásito, un insecto muy útil
ES VERDAD que los icneumónidos tienen un aspecto raro, de hecho, casi dan miedo. Pero ¿por qué se les cataloga como parásitos? Porque por lo general se propagan, o bien depositando un huevo encima de una araña o de la larva de otro insecto, o bien introduciéndolo en el interior de sus víctimas.
En Norteamérica existen más de tres mil especies de auténticos icneumónidos, los cuales forman parte de una superfamilia de insectos que abarca diversos parásitos. Los científicos calculan que en todo el mundo hay más de cuarenta mil especies que pertenecen a dicha superfamilia.
El tamaño de los icneumónidos oscila entre los 0,3 y los 5 centímetros. Su delgado abdomen curvado supera en longitud a la cabeza y el tórax juntos. Denominados por algunos avispas icneumón, se distinguen de las avispas propiamente dichas en que sus antenas son más largas.
Su principal característica es un órgano con forma de aguja que sobresale del extremo posterior del abdomen y que recibe el nombre de oviscapto, u ovipositor. Este apéndice para desovar, a menudo más largo que el cuerpo, no es más grueso que un pelo de caballo y tiene tres filamentos que, con suaves movimientos hacia atrás y hacia delante, obligan al huevo a bajar por su interior.
¿Cómo detectan los icneumónidos la larva de un posible huésped? Se ha observado que la hembra del género Megarhyssa martillea el árbol con sus antenas para captar las vibraciones de alguna larva que viva unos dos centímetros o más por debajo de la corteza. Cuando la localiza, intensifica el golpeteo. Finalmente empieza a perforar la corteza utilizando el oviscapto como si fuese un taladro.
Según los especialistas, “una vez que la punta del ovipositor toca la larva, se desliza por su interior un único huevo que se adhiere al lado, o encima, del desafortunado huésped”. Al eclosionar el huevo, la nueva larva se alimenta de las grasas y fluidos corporales de la larva anfitriona. Luego teje un sedoso capullo dentro del cual se desarrollará hasta llegar a la fase adulta. Para cuando sale a la superficie del árbol, el parásito está listo para acosar a una nueva generación de insectos.
Puede que algunos califiquen a los icneumónidos de parásitos despiadados, pero lo cierto es que desempeñan un importante cometido. Sus larvas se alimentan de insectos dañinos para los cultivos, entre ellos la chinche de los cereales, el picudo del algodón, el gusano de la manzana y el escarabajo del espárrago, por nombrar tan solo unos pocos. De modo que puede decirse que los icneumónidos controlan la proliferación de las plagas agrícolas.
Aunque estos insectos son muy numerosos, raras veces se los ve, pues suelen alimentarse, aparearse y poner sus huevos en entornos poco frecuentados por los seres humanos. Así pues, los icneumónidos son otra muestra de la diversidad y el equilibrio existente entre los seres vivos que el hombre apenas llega a comprender por completo.
[Ilustraciones de la página 24]
Icneumónido a punto de poner el huevo
[Reconocimiento]
Scott Bauer/Agricultural Research Service, USDA