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Praga: venga a visitar nuestra joya histórica

Praga: venga a visitar nuestra joya histórica

Praga: venga a visitar nuestra joya histórica

DE NUESTRO CORRESPONSAL EN LA REPÚBLICA CHECA

¿LE GUSTARÍA visitar una ciudad con más de mil años de historia y cuya arquitectura abarque edificios de estilo románico (siglo X), gótico, renacentista, barroco, rococó, clásico, neoclásico y modernista (siglo XX)? Si así es, acompáñenos a Praga, joya de Europa central. Aunque la lengua checa no sea fácil, le vendrá bien traer un libro de frases con la pronunciación fonética. Pero, antes que nada, ¿dónde queda Praga?

Eche un vistazo a un mapa de Europa. Busque la capital de Alemania, Berlín, situada en el este del país. Luego trace una línea recta de casi 300 kilómetros hacia el sur, y la primera ciudad importante que encuentre en la República Checa será su capital, Praga. Más al sur verá Viena (Austria) y luego Budapest (Hungría). Todas estas poblaciones se hallan a pocas horas de carretera unas de otras.

Praga se yergue a ambas orillas del río Moldava (Vltava en checo). Para ubicarnos bien, dividiremos el centro de la ciudad en cinco zonas (véase el mapa de la pág. 23). La primera está situada en la orilla occidental, en lo alto de una colina. Allí se encuentra el Castillo de Praga y Hradčany, la ciudad fundada al pie de este alrededor del año 1320. En el interior de dicha fortificación se halla la gran catedral gótica de San Vito —que se inició en 1344 y no llegó a terminarse sino hasta 1929—, la cual alberga las joyas de la corona y la tumba del príncipe Venceslao. Al castillo se accede tanto en transporte público como a pie. Dado que la cuesta es empinada, no olvide ponerse calzado cómodo. Una vez allí, no se pierda las diminutas casas y tiendas de regalos del callejón del Oro (en checo Zlatá Ulička), construidas a finales del siglo XVI para miembros de la guardia de palacio y ocupadas en el XVII por orfebres, de donde se origina el nombre de callejón del Oro.

Al sur del castillo se encuentra el barrio Pequeño (Malá Strana). De él dice una guía: “Es rico en espléndidos palacios barrocos y casas antiguas con atrayentes letreros”. Praga tiene el sobrenombre de Ciudad de los Cien Chapiteles, aunque en realidad son muchos más, lo que nos recuerda la época en que muchos checos tenían inclinaciones religiosas. En el barrio Pequeño encontramos algunas iglesias con ese tipo de torres, pero en esta era poscomunista son pocos los fieles que las frecuentan. Una de las más famosas es la de San Nicolás, que empezó a construirse en 1703 y se terminó en 1761. Tomó tanto tiempo que, pese a ser obra de dos arquitectos, padre e hijo, ninguno de los dos vivió para verla concluida.

Cruzamos el Moldava

Como mínimo hay siete puentes que nos permiten atravesar el río Moldava y pasar al sector oriental de Praga. El más famoso es el puente peatonal de Carlos (Karlu̇v Most). Quien no recorra toda su longitud, unos 520 metros, es como si no hubiera estado en Praga. Conviene hacerlo temprano por la mañana y al anochecer. Los diferentes efectos de la luz bien valen la pena.

El puente de Carlos comunica el barrio Pequeño, en la margen izquierda, con la Ciudad Antigua, en la margen derecha u oriental. Suele estar lleno de turistas, artistas callejeros y vendedores, todo en una atmósfera relajada y agradable. Es probable que encontremos algún buen grupo checo de jazz tocando clásicos de Nueva Orleans e incluso vendiendo discos compactos y casetes de sus vigorosas interpretaciones. Tal vez nos topemos también con estudiantes ansiosos de ganarse un poco de dinero vendiendo primorosas miniaturas de porcelana de los edificios más famosos de la plaza de la Ciudad Antigua. Con dichas miniaturas, usted podrá recrear la plaza en una vitrina de su casa, incluido el famoso reloj astronómico.

Fijémonos ahora en las múltiples figuras de los “santos” católicos que se reproducen en ambos lados del puente, las cuales sintetizan buena parte de la historia religiosa checa. La primera que se instaló fue la de Juan Nepomuceno (en 1683), y las últimas, las de Cirilo y Metodio (en 1938). Sin embargo, para muchos estudiantes de la Biblia, la más destacada es un Cristo de 1629. ¿Qué tiene de especial?

Contiene una orla dorada formada por un texto hebreo que incluye el Tetragrámaton, las cuatro letras hebreas que representan el nombre divino, Jehová, utilizado cerca de siete mil veces en las Escrituras Hebreas.

La impresionante Ciudad Antigua

Una vez que crucemos el puente de Carlos y pasemos bajo la torre de la Ciudad Antigua, que se alza en su extremo (observe en la fachada oriental la escultura del martín pescador, el símbolo predilecto del rey Venceslao para representar su persona), habremos llegado a la Ciudad Antigua, donde no podrá dejar de tomar fotografías. Toda la zona es un inacabable festín para los ojos. Si al dejar el puente seguimos recto, nos toparemos con la calle de Carlos (Karlova), que se une a un laberinto de calles estrechas y serpenteantes abarrotadas de pequeños comercios llenos de clientes. No olvide mirar a su alrededor para contemplar las magníficas construcciones renacentistas y barrocas.

Siga caminando embelesado ante tanta belleza y se encontrará enseguida con la plaza de la Ciudad Antigua, donde lo primero que tal vez vea sea una multitud con la vista fija en un reloj, sobre todo si va a dar la hora. Se trata del reloj del Ayuntamiento. Aunque es astronómico, no espere exactitud en el campo de la astronomía, pues se preparó cuando aún se creía que la Tierra era el centro del universo y que el Sol y las estrellas giraban alrededor de ella. Sin embargo, en lo que respecta al arte relojero y el diseño, es toda una obra maestra (véase el recuadro de esta página). *

Nos adentramos en la plaza de la Ciudad Antigua, deslumbrante por sus hermosos edificios de variados estilos. Es tan grande que ni el gentío logra que parezca menor. ¡Hay tanto que ver! Tómese el tiempo que necesite y consulte la guía para identificar los edificios. La enorme iglesia del fondo, con sus torres gemelas y sus muchas agujas, es la iglesia de Týn, de 1365. El espacio no nos permite entrar en detalles sobre otras grandiosas construcciones de esta increíble plaza, como el Palacio Golz-Kinský, de estilo rococó.

Ocupa el centro de la plaza un voluminoso monumento al reformador religioso checo Juan Hus (1372-1415). Este sacerdote católico se atrajo las iras de la jerarquía al atreverse a denunciar la corrupción moral del clero y atacar la venta de indulgencias. Aunque se le prometió protección si asistía al Concilio de Constanza para exponer sus opiniones, lo condenaron por hereje y lo quemaron en la hoguera.

El pasado judío de Praga

La cuarta zona que no debemos perdernos es el barrio Judío. En checo recibe el nombre de Josefov, designación que recibió de José II en 1784, cuando se había atenuado la discriminación contra los judíos. Uno de los lugares más importantes de este barrio es la sinagoga Vieja-Nueva, construida alrededor de 1270, lo que la convierte en uno de los edificios góticos más antiguos de Praga y en la sinagoga más vieja de Europa todavía en uso. Es posible visitarla, y, si se fija bien, encontrará el nombre divino en hebreo. Pero no se le ocurra tratar de fotografiar nada, pues un guardia pudiera acompañarlo rápido a la salida por no respetar la prohibición de tomar fotos.

En el mismo vecindario puede asomarse por las puertas de un antiguo cementerio judío y ver miles de lápidas con inscripciones hebreas. Cerca de allí se encuentra el Ayuntamiento Judío, con sus dos relojes, uno con números romanos y otro con caracteres hebreos.

La cercana sinagoga Pinkas “honra en la actualidad la memoria de 77.297 judíos de Bohemia y Moravia que perdieron la vida en las cámaras de gas nazis”. En las paredes interiores están inscritos los nombres de las víctimas, 36.000 de ellas de la capital checa (Prague Art and History [Historia y arte de Praga]).

La antigua “Ciudad Nueva”

La última zona que visitamos es la Ciudad Nueva (Nové Město). A pesar de su nombre, fue fundada en 1348 por Carlos IV como mercado de caballos. Su lugar más famoso es la plaza de Venceslao, considerada “el centro de consumo de la Praga contemporánea”. Aunque contiene varias fachadas de estilo modernista, como la del hermoso Hotel Evropa, su principal punto de interés es la estatua ecuestre de Venceslao, erigida en 1912.

La visita no estaría completa sin recordar el legado cultural de Praga, particularmente en el ámbito de la música. Por lo tanto, no deje de visitar el Teatro Nacional y la Ópera del Estado. Millones de amantes de la música clásica han escuchado la Sinfonía del Nuevo Mundo, de Antonin Dvořák, cuyo museo se encuentra en una mansión barroca de colores rojo y amarillo oscuro. El título de “padre de la música checa” se adjudica a Bedřich Smetana, “compositor con auténtico corazón checo”, como escribió Franz Liszt. Se le conoce sobre todo por el ciclo de poemas sinfónicos Má Vlast (Mi patria) y la sección Vltava (Moldava), cuyas notas describen el río que atraviesa Praga. El Museo Smetana está en la Ciudad Antigua, a orillas del río.

¡Hay tanto que ver y disfrutar en Praga! Uno tiene que vivir esa experiencia. Venga a visitar una ciudad con mil años de historia y cultura.

[Nota]

[Ilustración y recuadro de la página 23]

El reloj astronómico

El reloj consta de tres secciones. Cada vez que da la hora, se abren las dos ventanas de la parte superior, lo que permite ver la procesión de los doce apóstoles. Resulta curioso que Judas Iscariote y Santiago, el hijo de Alfeo, hayan sido sustituidos por Pablo y Bernabé, que no figuran entre los doce apóstoles según la Biblia. Bajo ellos hay un esqueleto, símbolo de la muerte, que comienza el recorrido a modo de introducción para los apóstoles. En la mano izquierda lleva un reloj de arena, que luego invierte. Otras figuras móviles son un gallo que canta, un turco que dice que no con la cabeza, la Vanidad mirándose en el espejo y la Codicia, representada como un prestamista avariento.

Entre otras cosas, el reloj astronómico da tres tipos de horas: la antigua hora bohemia, con números arábigos; la actual, con números romanos, y la división babilónica del período de luz en doce partes. Desde luego, hace falta dedicar tiempo a estudiar este ornamentado reloj.

[Mapa de la página 23]

(Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

Centro de Praga

Castillo de Praga y Hradčany

Barrio Pequeño

Río Moldava

Barrio Judío

Ciudad Antigua

Ciudad Nueva

[Ilustración de la página 22]

Texto hebreo con el Tetragrámaton

[Ilustración de la página 24]

Palacio modernista con elementos barrocos

[Ilustración de las páginas 24 y 25]

Puente de Carlos

[Ilustración de la página 25]

Iglesia de San Nicolás y la torre del reloj del Ayuntamiento (Ciudad Antigua)

[Ilustración de la página 25]

Interior de la catedral de San Vito

[Ilustración de la página 25]

Plaza de Venceslao