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De nuestros lectores

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Delitos violentos El reportaje “Los delitos violentos: ¿un problema sin solución?” (8 de julio de 2003) está redactado magistralmente. Me pareció genial que la primera parte expusiera los hechos sin indicar cómo resolverlos y que concluyera con preguntas que invitan a reflexionar sobre la magnitud y las implicaciones de la crisis. Luego, otro artículo bosquejó las soluciones bíblicas. No se me ocurre mejor calificativo para la información que este: fascinante.

A. L., Estados Unidos

El artículo final de esta serie, titulado “¿Existirá una solución realista?”, me hizo ver que necesitamos modificar nuestra mentalidad y sentimientos para aprender a amar la justicia. Como dice Isaías 54:13, Jehová tiene que enseñarnos y, con su ayuda, podemos ir adoptando la forma de ser que le agrada.

V. K., Estados Unidos

El Tour de Francia Me encantó el reportaje “El Tour de Francia: la prueba reina del ciclismo cumple cien años” (8 de julio de 2003). He participado en torneos de ciclismo para aficionados. Aunque sigo todos los años el Tour por televisión, desconocía sus orígenes y que este año se celebró el centenario. El artículo menciona la deportividad de muchos competidores, factor que de seguro atrae a tantas personas.

R. S., Japón

Tengo 10 años y me gustó muchísimo el artículo del Tour. Muchas gracias por contar tantas cosas sobre la historia del ciclismo. Espero que publiquen más información sobre los deportes.

J. F., Francia

Arena Leí con interés el artículo “El esplendor de la arena” (8 de mayo de 2003). La explicación de cómo se forma la arena y de las criaturas que viven en ella es apasionante. Me asombra la gran variedad de colores de este elemento. ¡Pensar en que sin él no tendríamos productos tan valiosos como el vidrio o el cemento! Gracias por publicar esta información tan extraordinaria.

N. N., Sudáfrica

Diabetes Les estoy muy agradecido por el tema de portada “Cómo sobrellevar la diabetes” (8 de mayo de 2003). En mi caso, padezco la de tipo 1 desde hace doce años, durante los cuales he recibido frecuentes inyecciones de insulina. Mi esposa es un gran apoyo. Siempre está informándose conmigo sobre este mal y acompañándome al médico, mientras que yo me esfuerzo por cultivar el optimismo. Soy superintendente viajante, y he observado que mis hermanos en la fe cada vez comprenden mejor que, para ayudar al enfermo a afrontar la dura realidad, es preciso ser amables y pacientes. Su actitud me ayuda a continuar con mi ministerio a favor de las congregaciones. Esta serie de artículos llegó justo a tiempo. De nuevo, muchísimas gracias.

W. B., Polonia

Me diagnosticaron diabetes hace veintiocho años, y vengo de una familia en la que diez personas la padecen también. En lo que respecta a esta dolencia, su reportaje contiene la información más extensa que conozco. Refleja el amor de nuestro Creador, algo que no suele verse en otras publicaciones que tratan el tema. Puesto que no quería depender demasiado de mi familia, procuraba que nadie se diera cuenta de mi enfermedad. Aunque es un placer ocuparse del prójimo, el artículo me hizo ver que, para atender bien a los demás, primero debo cuidarme yo.

L. P., Francia