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¿Tan solo para lucir bien?

¿Tan solo para lucir bien?

¿Tan solo para lucir bien?

DE NUESTRO CORRESPONSAL EN ESPAÑA

¿SE HA fijado en cuánto tiempo pasan las aves acicalándose? Todos los días, durante horas enteras, parecen no dedicarse a otra cosa que a peinarse las plumas; no importa que se trate de loros o pelícanos, de gorriones o flamencos, toda ave sigue el mismo ritual diario. ¿Por qué? ¿Será su único objetivo lucir bien?

La verdadera razón es mucho más sustancial: el ave necesita arreglarse las plumas con el pico tal como el avión necesita mantenimiento y reparación regulares. De hecho, mantener el plumaje en buenas condiciones es un asunto de vida o muerte. Debido al desgaste y daños recibidos, el acicalamiento no solo mantiene las plumas limpias y sin parásitos, sino que también preserva su función aerodinámica.

La atención diaria a su aspecto implica trabar las barbas de las plumas que se hayan separado, como si cerraran una cremallera, con el fin de lograr una mejor fuerza ascensional en el vuelo. “Hay dos grupos de plumas que requieren atención especial: las remeras de las alas y las timoneras de la cola”, explica la obra Book of British Birds (Guía de aves británicas).

Por otra parte, el ave tiene una constante lucha contra los parásitos que, aparte de representar un peligro para su salud, literalmente se comen las plumas. Los naturalistas han observado que las aves que tienen el pico dañado no pueden acicalarse bien, por lo que alojan muchos más parásitos en las plumas que un pájaro normal. Algunas aves hasta se cubren de hormigas para facilitar la desparasitación, pues parece que el ácido fórmico de estas es un insecticida eficaz.

Por último, las plumas necesitan lubricación. Las plumas bien lubricadas le permiten a toda ave resistir mejor las inclemencias del tiempo y, en el caso de las aves acuáticas, es como si tuvieran una capa de impermeabilizante. ¿De dónde sacan el lubricante? Una glándula especial situada encima de la cola, llamada glándula uropigial, secreta los aceites y las ceras que el ave pacientemente lleva a su plumaje. De nuevo, en este proceso, las plumas remeras reciben atención especial.

Por lo visto, no hay por qué pensar que el ave está perdiendo el tiempo cuando se arregla las plumas con el pico. Es cierto que eso la hace lucir bien, pero además, la mantiene sana. En el mundo de las aves, acicalarse es una cuestión de supervivencia.

[Ilustraciones de la página 24]

(Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

Raquis

Barbas

Bárbulas

Barbicelas

[Ilustración]

Al arreglarse con el pico, el ave vuelve a trabar los pequeños elementos de las plumas cerrando así las barbas a modo de cremallera

[Reconocimiento de la página 23]

Cortesía del Zoo de la Casa de Campo (Madrid)

[Reconocimientos de la página 24]

Fotos: pelícano: Loro Parque (Puerto de la Cruz, Tenerife); guacamayo: cortesía del Zoo de la Casa de Campo (Madrid)