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¿Lugar de empleo o lugar de asedio?

¿Lugar de empleo o lugar de asedio?

¿Lugar de empleo o lugar de asedio?

DE NUESTRO CORRESPONSAL EN ALEMANIA

“Ya no aguantaba más. Llevaba treinta y tantos años en una empresa donde trabajaba de supervisor. Pero vino un jefe nuevo, lleno de juventud, dinamismo y espíritu innovador, y me vio como un obstáculo, así que por meses se ensañó conmigo, valiéndose de insultos, mentiras y humillaciones que me dejaron los nervios destrozados. Cuando me ofrecieron el retiro voluntario, lo acepté sin dudarlo.”—Peter. *

PETER sufrió acoso laboral, o mobbing, usando un anglicismo de moda en Europa. Su lugar de residencia es Alemania, donde padecen esta situación 1.200.000 empleados. En los Países Bajos se verá afectado 1 de cada 4 en el transcurso de su vida. Y según la Organización Internacional del Trabajo, las cifras se disparan en Australia, Austria, Dinamarca, Estados Unidos, Gran Bretaña y Suecia. Ahora bien, ¿qué es exactamente el acoso laboral?

“Guerra de nervios”

La revista germana Focus lo define como “hostigamiento frecuente, repetido y sistemático”. Va más allá de los comentarios sarcásticos, críticas y bromas; es toda una campaña de terror psicológico cuyo objetivo es hacer de la víctima un marginado. *

Las tácticas de asedio van desde el antagonismo pueril hasta los hechos delictivos. El perjudicado es objeto de difamación, abuso verbal, trato hostil o la más completa indiferencia. Tal vez se lo abrume con demasiadas tareas o reciba siempre las más desagradables, las que nadie quiere; o puede que los compañeros lo saboteen para que no sea productivo, quizás privándolo de información necesaria. A veces incluso le rajan los neumáticos o acceden ilegalmente a su computadora.

Aunque pudiera haber un solo acosador, suele tratarse de una alianza. El término inglés mobbing refleja muy bien este hecho, ya que su significado literal es “ataque en grupo”. Así pues, el fenómeno se refiere específicamente a la presión colectiva contra un individuo, ejercida mediante diversas medidas encaminadas a irritarlo o agredirlo.

Lo más desconcertante es que suele producirse con el consentimiento del jefe. En ciertos estudios europeos se constató en el 50% de los casos la intervención activa de un superior, con frecuencia el único perpetrador. La hostilidad contribuye a que el trabajo sea, en palabras del diario alemán Frankfurter Allgemeine Zeitung, “una larga y angustiosa guerra de nervios”.

Consecuencias extralaborales

Los efectos de esta persecución trascienden el lugar de empleo. Para empezar, conlleva graves consecuencias para la salud, tales como depresión, trastornos del sueño y ataques de pánico. Peter (mencionado al principio) vio derrumbarse su autoestima, mientras Margaret —que también es alemana— tuvo que acudir a una clínica de salud mental por recomendación médica. En ambos casos, el desencadenante fue el acoso psicológico. Dichos atropellos también deterioran la vida matrimonial y familiar.

En Alemania, este tipo de vejaciones se ha vuelto tan común que una compañía de seguros médicos ha creado una línea de atención a las víctimas. Según esta aseguradora, más de la mitad de quienes llamaron habían faltado al trabajo por enfermedad hasta seis semanas; un tercio, hasta tres meses, y más de un 10% sobrepasó los tres meses de ausencia. Por otro lado, una revista médica alemana atribuye al mismo motivo “hasta el 20% de los suicidios”.

Es patente que el acoso convierte el trabajo en una pesadilla. ¿Hay algún modo de evitarlo y lograr paz en el empleo?

[Notas]

^ párr. 3 Se han cambiado los nombres de este reportaje.

^ párr. 6 Según las estadísticas, aqueja más a las mujeres, aunque los datos tal vez reflejen su mayor propensión a comentar lo que ocurre y pedir ayuda.

[Ilustraciones de la página 4]

El acoso convierte el trabajo en una guerra de nervios