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De nuestros lectores

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Acoso Anoche, mi hija de siete años me dijo que ya no quería ir a la escuela, y todo por dos niñas que siempre la molestan. Entonces comencé a leer el reportaje “El acoso: ¿cómo puede uno hacerle frente?” (22 de agosto de 2003), que no solo me sirvió para ayudar a mi hija, sino también para entender por qué la gente se comporta como lo hace.

L. H., Estados Unidos

Hasta el día que renuncié, soporté en el trabajo un constante aluvión de palabrotas, humillaciones frente a otros trabajadores y el desdén de uno de mis jefes. Todavía me quedan profundas cicatrices de aquella experiencia. Sin embargo, me sentí mejor al leer los artículos, pues ahora sé que alguien me comprende.

H. N., Japón

Leer esta serie fue como volver al pasado. En mis años de estudiante, mis compañeros me molestaban todos los días, y yo ni sabía por qué. Este reportaje me ayudó a determinar la razón, y además me consoló.

M. M., Japón

En la escuela me desmoralizaba que me trataran como un paria. Aprendí a reír ante mis verdugos, pero lo que ustedes dicen es cierto, que es mejor mirarlos a los ojos y decirles con toda calma que lo que hacen no es divertido.

M. G., Francia

Debo admitir que se me hizo muy difícil leer los artículos sobre el acoso, pues lo he sufrido física, verbal e indirectamente, tanto en la adolescencia como en la vida adulta. Ahora comprendo cuál es la raíz de mi pensar negativo y de mi falta de amor propio. Así que quiero expresarles mi gratitud por sus consejos tan prácticos y reconfortantes.

A. M., Italia

El acoso es un problema con el que batallo todos los días desde que inicié la escuela secundaria. El reportaje me hizo ver que pertenecer a una minoría religiosa no me resta valía. Cada vez estoy más orgulloso de ser testigo de Jehová, y si tengo que sufrir por ello, me alegro. Antes me enojaba, pero ahora sé cómo responder, y estoy seguro de que la situación mejorará.

M. S., Italia

Mi hermana y yo somos gemelas, tenemos 16 años y estamos en el mismo grupo escolar. Como saben que somos testigos de Jehová, los compañeros nos atacan a menudo. Pero la información nos ha dado mucho ánimo, porque el problema se expuso con gran realismo.

E. P., Italia

Rompí a llorar cuando leí los artículos, pues recordé todo lo que sufrí durante seis años, día por día, a manos de mis antiguos compañeros de escuela. De jovencita, siempre creí que yo era la única que padecía tales cosas; ni siquiera sabía que ese tormento psicológico se llamaba acoso. Hoy, como adulta joven, agradezco mucho tener información sobre este problema. Por fin me siento comprendida.

A. P., Alemania

He tenido tantas dificultades en la escuela que a veces quisiera abandonarla. Pero el reportaje me impulsó a reevaluar mi situación; además, ofrecía buenos consejos. Ya estoy siguiendo algunos, y funcionan. Gracias por publicar artículos tan animadores y útiles.

M. T., Rusia