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Un felino de orejas cómicas

Un felino de orejas cómicas

Un felino de orejas cómicas

WILLIAM ROSS era un pastor aficionado a los gatos de raza. Un día de 1961 estaba de visita en la granja de su vecino, en Perth (Escocia), cuando vio a Susie, la gatita de la casa. Susie no parecía el gato doméstico común y corriente. Era blanca y de raza cruzada, como muchos otros de su especie, pero tenía las orejas dobladas hacia delante de la mitad hacia arriba, y se veía muy cómica. Cautivado, William obtuvo una hembra de orejas caídas de la camada que le nació a Susie un año más tarde.

Tiempo después se puso en contacto con un criador de Londres a quien le interesaba la genética felina, y juntos empezaron a criar una nueva raza con la descendencia de Susie. No sorprende que esta recibiera el nombre de fold escocés, pues en inglés, fold significa “doblez”. Desde entonces, estos gatos se han hecho muy populares. Sin embargo, las asociaciones felinas de Gran Bretaña no han aceptado su registro. Hay quienes temen que sean propensos a enfermedades debidas al gen que provoca el pliegue de las orejas. Mas tal inquietud no fue un impedimento en Estados Unidos, donde a principios de los años setenta se inició un programa de reproducción. A finales de la misma década, estos gatos ya eran campeones en las exhibiciones de dicho país.

¿Por qué tienen las orejas dobladas?

“¿Qué les pasó a las orejas de tu gato?”, preguntan muchos al ver por primera vez un fold escocés. El pliegue se debe a una mutación de lo que en términos científicos sería un gen dominante. El cachorro será fold escocés aun si hereda el gen de solo uno de los padres.

Pero existen grandes variaciones: los hay con y sin pliegue, y de pliegue sencillo, doble o triple. Susie, la gata original, era de pliegue sencillo suelto, si bien los gatos de exhibición suelen tenerlo triple, con las orejas descansando por completo sobre la cabeza. Curiosamente, todos nacen con las orejas erguidas, pero como a las tres semanas ya se sabe cuál de ellos las tendrá caídas.

Ahora bien, la reproducción descuidada del fold escocés puede propiciar enfermedades. Por ejemplo, si tanto el macho como la hembra tienen las orejas dobladas, las crías corren el riesgo de sufrir algún defecto genético, como la osteodistrofia congénita, que produce huesos deformes. De ahí que los criadores serios acostumbren a cruzar un fold escocés con otro gato de orejas erguidas, como el británico de pelo corto o el americano de pelo corto.

Otro posible problema de salud se relaciona con la higiene, sobre todo en los gatos de triple pliegue. Como las orejas están tan cerca de la cabeza, tienden a ensuciarse bastante. Para evitarlo, el dueño debe limpiar suavemente “el interior de los pliegues con un algodón humedecido”, como recomienda The Illustrated Encyclopedia of Cat Breeds (Enciclopedia ilustrada de razas de gatos). Afortunadamente, un gato sano “no es muy propenso a enfermedades de las orejas o a la acumulación de ácaros, como se creía hace algunos años”, señala The Cat Site, un sitio de Internet para quienes tienen gatos.

Adorable compañía

Se dice que el fold escocés es apacible, afectuoso e inteligente. Vive unos quince años y lo único que parece preocuparle es tener una cómoda vida hogareña. “El fold escocés es un gato cariñoso, tranquilo y sociable que se lleva bien tanto con los humanos como con otras mascotas”, señala The Illustrated Encyclopedia of Cat Breeds. Su maullido es suave y alegre, aunque casi nunca maúlla: muchas veces lo único que hace, aun cuando tiene hambre, es quedarse quieto mirando a su dueño hasta que le da de comer.

Como en las demás razas, el pelaje del fold escocés exhibe una gran variedad de colores y combinaciones, además de que puede ser corto o largo. Con todo, lo que hace que su popularidad siga aumentando son las orejas caídas, la cabeza redonda, el cuello corto y la cara de búho con sus grandes ojos redondos. De hecho, se ha convertido en una de las razas más buscadas del mundo: los compradores a menudo tienen que esperar seis meses o más antes de obtener una cría. Eso sí, cuando el cliente desea especificar el sexo o el largo o el color del pelaje, tiene que esperar aún más.

Es probable que cuando William Ross se topó con Susie en 1961 ni se imaginara que los descendientes de aquella humilde gata de granja alcanzarían tal aceptación, especialmente porque su fama no se debe a ninguna superioridad innata, sino a una mutación genética que se nota sobre todo en las orejas.