Ir al contenido

Ir al índice

Los neumáticos: su vida podría depender de ellos

Los neumáticos: su vida podría depender de ellos

Los neumáticos: su vida podría depender de ellos

IMAGÍNESE que está amarrado en el interior de una armazón de acero y vidrio, y tiene cerca de usted recipientes de ácido y de líquidos inflamables. Ahora eleve varios centímetros del suelo esa armazón potencialmente letal y desplácela a 30 metros por segundo. Como toque final, colóquese con su aparato entre varios artefactos similares, y láncense todos en la misma dirección, rebasándose unos a otros, mientras más aparatos pasan por su lado a toda velocidad en la dirección contraria.

Básicamente, eso es lo que usted hace cada vez que se sube a un vehículo y transita por la carretera. Ahora bien, ¿cómo logra mantener el control y sentirse seguro mientras conduce? En buena medida, se lo debe a los neumáticos.

Para qué sirven

Los neumáticos son valiosos por varias razones. Aparte de que soportan el peso del auto, lo protegen de los baches y demás irregularidades del pavimento. Pero lo más importante es que hacen posible la tracción que permite acelerar, dirigir, frenar y permanecer en curso prescindiendo del estado de la carretera. Y sin embargo, es tan solo una pequeña área del neumático, más o menos del tamaño de una postal, la que hace contacto con el suelo en un momento dado.

Ya que son tan esenciales, ¿qué puede hacer para que sigan funcionando bien y sean seguros? Y cuando llegue el momento de comprar otros, ¿cómo saber cuáles son los indicados para su automóvil? Antes de darle las respuestas, hablemos un poco de la historia del neumático.

Los pioneros del caucho

La rueda lleva miles de años de uso, pero la idea de ponerle caucho en el borde exterior es relativamente nueva. Fue a principios del siglo XIX cuando por primera vez se utilizó goma natural para recubrir las ruedas de madera o de acero. Ahora bien, como la goma se desgastaba con rapidez, su futuro no parecía muy prometedor, hasta que, en 1839, un resuelto inventor de Connecticut (EE.UU.) llamado Charles Goodyear descubrió la vulcanización, proceso mediante el cual el caucho se mezcla con azufre y se le aplica calor y presión, lo que mejora su plasticidad y resistencia. Fue entonces cuando se hicieron populares las llantas de goma maciza, solo que los viajes eran muy incómodos.

La primera llanta neumática, o llena de aire, fue patentada en 1845 por el ingeniero escocés Robert W. Thomson. Sin embargo, no fue sino hasta que su compatriota John Boyd Dunlop se propuso hacer más agradable el paseo en bicicleta de su hijo, que la rueda llena de aire se convirtió en un éxito comercial. Dunlop patentó su nueva llanta en 1888 y luego fundó su propia empresa. Con todo, a la llanta neumática le faltaban grandes obstáculos por vencer.

Un día, en 1891, un ciclista francés se encontró con que no podía reparar una llanta desinflada, pues estaba adherida al aro. Entonces le pidió ayuda a otro francés, Édouard Michelin, quien era conocido por su trabajo con el caucho vulcanizado. Michelin tardó nueve horas en la reparación, y después de aquello decidió inventar una llanta que pudiera separarse del aro para facilitar el trabajo.

Los neumáticos de Michelin resultaron tan buenos que al año siguiente los estaban usando 10.000 complacidos ciclistas. Poco después los llevaban también los carruajes parisinos tirados por caballos, para el deleite de los pasajeros. En 1895, Édouard y su hermano, André, quisieron demostrar que sus neumáticos servían además para vehículos de motor, así que los montaron en un coche de carreras, pero este llegó en último lugar. De todos modos, la gente estaba tan sorprendida que quisieron cortar aquellas extrañas ruedas para averiguar qué escondían dentro los hermanos Michelin.

En las décadas de 1930 y 1940 se cambiaron el algodón y la goma natural por materiales más durables como el rayón, el nailon y el poliéster. Cuando terminó la segunda guerra mundial, se empezó a trabajar en la fabricación de un neumático que sellara herméticamente sobre la rueda, lo que al fin eliminó la necesidad del tubo que contiene el aire. Y así siguieron las mejoras.

En los neumáticos modernos se utilizan más de doscientos materiales distintos, y con la ayuda de la tecnología se ha logrado extender la vida útil de algunos a 130.000 kilómetros o más, mientras que otros son capaces de soportar las velocidades de cientos de kilómetros por hora de un automóvil de carreras. Al mismo tiempo, los precios ya están más al alcance del bolsillo del consumidor promedio.

Cómo elegir

Si usted es dueño de un coche, tendrá que afrontar la difícil tarea de comprar llantas nuevas. ¿Cómo saber cuándo hay que cambiarlas? Debe revisarlas con regularidad para ver si hay indicios de desgaste o daños. * Los neumáticos traen unas señales de fábrica que indican el fin de su vida útil: son unas barras sólidas de goma que atraviesan la banda de rodadura, conocidas como indicadores o barras de desgaste. Otra cosa que debe revisar es que no haya desprendimiento de la banda de rodadura, alambres salientes, abultamientos en los costados u otras anomalías. Si descubre cualquiera de estos desperfectos, repare o reemplace el neumático antes de usar su automóvil. Si los neumáticos eran nuevos y tenían garantía, es posible que el vendedor se los cambie a un costo reducido.

Es mejor cambiar los neumáticos de dos en dos; es decir, el par del mismo eje. Si solo tiene uno nuevo, móntelo como pareja del que tenga las ranuras del dibujo más profundas, de modo que al frenar, la adherencia sea uniforme.

Aunque buscar lo que necesita entre tantos tipos, tamaños y modelos puede parecerle complicado, la tarea será más sencilla si primero contesta unas cuantas preguntas clave. Lo primero es repasar las recomendaciones del fabricante del vehículo, pues hay ciertos detalles que deben tomarse en cuenta, como el tamaño del neumático y de la rueda, el espacio entre el suelo y el chasis, así como la capacidad de carga. El modelo del vehículo también es importante. Los autos modernos con sistema de frenos antibloqueo, control de tracción y tracción en las cuatro ruedas requieren neumáticos de características específicas que suelen indicarse en el manual del vehículo.

Otro factor tiene que ver con las condiciones del camino. ¿Conducirá su automóvil mayormente en caminos pavimentados, o sin pavimentar; en tiempo lluvioso, o seco? Lo más seguro es que las condiciones serán variables. En tal caso, necesitará neumáticos para todo tipo de terreno o todo tipo de clima.

Asimismo, hay que tomar en cuenta la vida útil y el poder de adherencia. En general, cuanto más blando sea el material de la banda de rodadura, mayor será el agarre, pero también el desgaste. Por el contrario, si es relativamente duro, el agarre será menor, pero durará más. Ese tipo de información suele encontrarse en la publicidad impresa que ofrecen los establecimientos que venden llantas, pero tenga presente que cada fabricante emplea distintas clasificaciones.

Ahora que ha reducido su campo de búsqueda, el siguiente factor tal vez sea el precio. Solo recuerde que las marcas más conocidas son las que a menudo ofrecen la mejor calidad y garantía.

El mantenimiento

El buen mantenimiento abarca tres aspectos: mantener la presión de aire adecuada, rotarlos a intervalos regulares y cuidar la alineación y el balanceo. La presión de aire es de suma importancia: si es excesiva, habrá desgaste prematuro en el centro de la superficie de rodadura; si es insuficiente, el desgaste se presentará en los costados, y el consumo de combustible aumentará.

Un neumático puede perder al mes medio kilo de presión o más debido a la fuga normal de aire a través del caucho; así que no crea que con solo observarlo se dará cuenta de si está bien inflado o no. “Una llanta puede haber perdido hasta la mitad de su presión [de] aire sin que parezca estar desinflada”, advierte la Asociación de Fabricantes de Caucho. Por ello, mejor use un manómetro, y hágalo por lo menos una vez al mes. Muchos conductores guardan uno en la guantera para tenerlo a la mano. Revise siempre los neumáticos al cambiar el aceite del motor y solo cuando estén fríos, es decir, después de tres horas de reposo o si no han rodado más de uno o dos kilómetros. La presión de inflado suele especificarse en el manual del vehículo, en el lateral de la puerta del conductor o en la guantera. Si se inflan hasta la presión máxima indicada en el costado del neumático, los viajes no serán muy cómodos.

Los neumáticos duran más y el desgaste es más uniforme si se rotan periódicamente. A menos que el fabricante del vehículo recomiende lo contrario, es aconsejable rotarlos cada vez que se recorren entre 10.000 y 13.000 kilómetros. De nuevo, verifique la secuencia de rotación recomendada por el fabricante.

Por último, compruebe la alineación de las ruedas anualmente o al notar cualquier vibración anormal u otra irregularidad en la dirección. Si bien el sistema de suspensión está concebido para alinear las ruedas bajo distintas cargas, el desgaste normal exige revisarlas y alinearlas cada cierto tiempo. Si acude a un mecánico especializado en suspensión y alineación, recibirá un buen servicio que extenderá al máximo la vida de sus neumáticos y contribuirá a una mayor comodidad al viajar.

Neumáticos “inteligentes”

Ciertos automóviles avisan al conductor, con la ayuda de un sistema computarizado, cuando la presión de aire de los neumáticos ha descendido por debajo del límite seguro. Algunos neumáticos pueden seguir rodando sin peligro por períodos cortos sin aire, y los hay que se sellan solos en caso de pinchazo. También se están creando neumáticos que se ajusten a una variedad más amplia de condiciones de funcionamiento.

A medida que los nuevos vehículos avanzan en lo que respecta a materiales, diseño de la banda de rodadura, suspensión, dirección y sistema de frenos, los neumáticos no solo facilitan la conducción, sino que la hacen más segura.

[Nota]

^ párr. 15 Véase la lista de verificación de la pág. 21, que contiene algunas recomendaciones para revisar los neumáticos.

[Ilustraciones y recuadro de la página 21]

Lista de verificación para su mantenimiento

Revisión visual:

□ ¿Hay abultamientos en los lados?

□ ¿Se ven alambres en la banda de rodadura?

□ ¿Tienen suficiente profundidad las ranuras del dibujo, o se pueden ver las barras de desgaste?

Además:

□ ¿Es la presión de aire la recomendada por el fabricante del vehículo?

□ ¿Es momento de rotar los neumáticos? (Siga las recomendaciones sobre kilometraje y secuencia de rotación del fabricante del vehículo.)

□ ¿Exige el cambio de estación otro tipo de neumáticos?

[Ilustración]

Barra de desgaste

[Ilustración de la página 20]

(Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

Partes de un neumático

Banda de rodadura: permite la tracción y un buen agarre

Cinturones: estabilizan y refuerzan la banda de rodadura

Costado: protege al neumático de daños en la carretera o el encintado

Telas de la carcasa: le dan fuerza y flexibilidad

Revestimiento interior: mantiene el aire dentro

Talón: garantiza el sellado hermético sobre la rueda

[Ilustraciones de la página 19]

Bicicleta y automóvil antiguos, ambos con llantas inflables; trabajadores de una antigua fábrica de neumáticos

[Reconocimiento]

The Goodyear Tire & Rubber Company