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Frutos exóticos de la Amazonia

Frutos exóticos de la Amazonia

Frutos exóticos de la Amazonia

DE NUESTRO CORRESPONSAL EN BRASIL

Açaí, bacuri y cupuaçu. ¿Le dicen algo estas palabras? Si vive en Brasil, seguramente no le resultarán desconocidas, pues son tres frutos exóticos de la Amazonia muy apreciados en todo el país, en especial como ingredientes de postres congelados, aunque también se preparan de otras formas. En vista de su incomparable sabor, examinemos con detalle estos productos selváticos.

El nutritivo açaí

Este fruto proviene de una esbelta palmera llamada açaí, o manaca (Euterpe oleracea), que medra en los húmedos pantanos y llanuras aluviales del trópico, sobre todo en los estuarios de los ríos Amazonas y Tocantins (estado de Pará). Sin embargo, también crece a lo largo de toda la costa atlántica, entre el citado estado y el de Bahía. De modo que si el lector va a ver esta palmera en su hábitat, acabará probablemente con los pies húmedos y la frente sudorosa. Podrá observar que el açaí tiene el tronco delgado, aunque resistente, y una copa que alcanza alturas de 23 metros.

Entre agosto y diciembre se carga de racimos (de seis a ocho), cada uno con entre 700 y 900 frutos del tamaño de una cereza. Dado que crecen muy alto, ¿cómo se recolectan? Algunos trepadores extraen fibras de las palmeras de açaí más bajas y tejen con ellas una banda. Luego la ciñen contra el tronco, introducen los pies en ella y así van ascendiendo, mientras se sujetan con las manos por encima de la cabeza, hasta que alcanzan a cortar el racimo. ¿Lo dejan caer entonces? No, pues lo echarían a perder, de modo que descienden igual que subieron, solo que haciendo equilibrio con los frutos.

¿Qué se hace con ellos? Dejemos que nos lo explique un joven de Pará llamado Eduardo: “Mi madre los colocaba en una cacerola con agua caliente, donde los revolvía hasta que la piel y la pulpa de color azul intenso se desprendían de las grandes semillas”. Dado que tienen alto contenido calórico y son ricos en hierro, calcio, fósforo, potasio y vitaminas B1 y B2, se comprende que los busquen los deportistas como vigorizante, así como las madres como aporte nutritivo para sus hijos. A muchos brasileños les gusta mezclarlos con agua, azúcar y tapioca para hacer una bebida. Eduardo también los usa para condimentar los camarones secos y la mandioca (yuca). Además, se los suele aplastar en agua caliente y colar, con lo que se obtiene una bebida espesa y aromática que se sirve como jugo. Pero no acaba aquí la utilidad de la palmera.

Entre sus múltiples usos figuran los siguientes: el palmito, o cogollo (sustancia blanda de color blanco que se encuentra en los renuevos terminales del árbol), constituye una exquisitez en ensaladas; las raíces permiten confeccionar medicamentos antiparasitarios; con las fibras se hacen escobas; las hojas sirven para alimentar al ganado y para elaborar papel, y por último, la madera del tronco es magnífica para la construcción.

Bacuri y cupuaçu

El bacuri (Platonia insignis), que se emplea como árbol ornamental, mide de 20 a 30 metros y presenta una copa en forma de cono invertido. El fruto recuerda por su tamaño a la naranja, aunque es de forma ovalada y tiene la piel más gruesa y de color amarillo limón. Recubre las semillas una pulpa blanca, pegajosa, aromática y agridulce, muy rica en fósforo, hierro y vitamina C, que en Brasil se mezcla con jarabes, jaleas, compotas y bebidas. Las oleaginosas semillas de color negro rojizo no se descartan, pues se utilizan para tratar diversas afecciones cutáneas. La madera amarilla del árbol, por su parte, se emplea en la construcción.

El cupuaçu (Theobroma grandiflorum), o cupuarana, pertenece a la misma familia que una especie más conocida: el árbol del cacao (Theobroma cacao). Sus semillas contienen una sustancia semejante a la manteca del cacao, ingrediente principal del chocolate. Aunque este árbol crece de forma natural en el ambiente cálido y húmedo de la cuenca amazónica, se cultiva por todo Brasil, si bien se ha aclimatado mejor al estado costero de Espíritu Santo.

En sus primeras etapas, este árbol presenta una resistente corteza de color castaño utilizable en la construcción. Cuando alcanza los ocho años de vida, se llena de racimos de flores y frutos. De sus largas ramas, cubiertas de hojas de color canela, penden frutos pilosos de formas ovaladas y tonalidades marrones, cada uno de los cuales pesa entre un kilo y kilo y medio. Al principio, tal vez parezca ofensivo su fuerte olor, pero la fragante pulpa ácida es excelente para confeccionar sorbetes y otros postres.

Si algún día visita Brasil, no se pierda los singulares gustos de sus frutas. En las grandes ciudades verá que las heladerías ofrecen cada vez más sabores tropicales. Es cierto que pudiera enredarse al pedir sorbetes con nombres como jaca, umbu, biribá, buriti, mangaba, murici, sapoti, cajarana, graviola, maracujá o jabuticaba, pero vale la pena, pues le van a encantar.

[Ilustración de la página 15]

AÇAÍ

[Reconocimiento]

André Valentim/Tyba/BrazilPhotos

[Ilustración de la página 15]

Recolector de açaí trepando por el tronco

[Reconocimiento]

Lena Trindade/BrazilPhotos

[Ilustraciones de la página 16]

BACURI con el árbol a la izquierda

[Reconocimiento]

Bacuri: Geyson Magno/Ag. Lumiar

[Ilustración de la página 17]

CUPUAÇU

[Ilustraciones de la página 17]

Delicioso helado de cupuaçu, con el árbol de fondo

[Reconocimiento]

Fondo: Silvestre Silva/Reflexo