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Nacidos para aprender

Nacidos para aprender

Nacidos para aprender

“Las aves vuelan, los peces nadan; el hombre piensa y aprende.” John Holt, escritor y educador.

UN CERVATILLO, al poco tiempo de nacer, se levanta por instinto sobre sus largas y temblorosas patas y sigue a su madre. Un bebé, en cambio, puede que tarde un año en dar sus primeros pasos. Sin embargo, los seres humanos están dotados de un sorprendente cerebro que supera con creces al de los animales. Dicha superioridad se evidencia en la insaciable curiosidad del pequeño y en su pasión por descubrir y aprender cosas nuevas.

A fin de satisfacer tal deseo, el bebé sano transforma el mundo que lo rodea en una especie de laboratorio. Estudiará a conciencia cualquier objeto que caiga en sus manos valiéndose de todos sus sentidos... incluido el del gusto. Pero como bien saben los padres, su investigación no se detiene ahí. En su afán de comprender y conocer su entorno doblará, golpeará, zarandeará y romperá dicho objeto con gran deleite.

Sus ansias de conocimiento se hacen aún más evidentes cuando comienza a hablar —una proeza ya de por sí—, y de la noche a la mañana se convierte en una máquina de hacer preguntas, entre ellas el omnipresente “¿Por qué?”. El eterno interrogatorio al que someterá a sus progenitores pondrá a prueba la paciencia de muchos de ellos. Según el educador John Holt, “gran parte de su aprendizaje se produce en arranques de pasión y entusiasmo”.

En muchos lugares, los niños se adentran al poco tiempo en una nueva etapa de aprendizaje: el mundo de los maestros, libros, pupitres y hasta centenares de compañeros. Lamentablemente, un gran número de jóvenes acaba perdiendo el interés por la escuela y algunos comienzan a considerarla una fuente de aburrimiento o tensiones. Quizá ciertas asignaturas y profesores no consiguen motivarlos, o la presión para obtener buenas notas les cause una ansiedad insoportable.

Esta actitud negativa, que a veces perdura hasta la edad adulta o incluso la vejez, genera un rechazo hacia todo lo relacionado con la reflexión, el estudio o la investigación. Las personas mayores han de luchar con un obstáculo adicional: la opinión de que la edad merma automáticamente la capacidad de aprendizaje, creencia que, como veremos, carece de fundamento.

Sin importar la edad que usted tenga, ¿le gustaría aumentar su capacidad y deseo de aprender? ¿Quisiera que sus hijos sean mejores estudiantes y disfruten de su aprendizaje tanto ahora, mientras van a la escuela, como en el futuro? En tal caso, lo invitamos a leer los siguientes artículos.

[Ilustración de la página 2]

A los niños les encanta aprender

[Ilustración de la página 3]

Lamentablemente, los estudios son una fuente de tensión y ansiedad para muchos jóvenes