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La Biblia de Ginebra: versión olvidada

La Biblia de Ginebra: versión olvidada

La Biblia de Ginebra: versión olvidada

De nuestro corresponsal en Nueva Zelanda

¿POSEE el lector una Biblia compacta, de tamaño manual y letra cómoda? ¿Le facilita su formato la búsqueda de los pasajes? Si así es, tiene una gran deuda con la versión inglesa de 1560 conocida como Geneva Bible (Biblia de Ginebra).

Hoy, sin embargo, son pocos los que han oído hablar de esta traducción, pese a que en su día fue un éxito editorial y gozó del favor del público tanto por su fama de fidelidad textual como por su innovadora presentación y diseño. Cabe señalar, además, que de ella citaron los dramaturgos ingleses Shakespeare y Marlowe.

Ahora bien, ¿a qué se debe que esta popular Biblia inglesa del siglo XVI se imprimiera en Ginebra, ciudad suiza de lengua francesa? ¿Cuáles fueron sus rasgos distintivos? ¿Por qué dejó de editarse? ¿Qué beneficios nos reporta en la actualidad?

Una Biblia con nuevas características

Los traductores fueron un grupo de refugiados religiosos que huyeron de la represión y la amenaza de ejecución tras el ascenso de María Tudor al trono de Inglaterra en 1553. Aquellos estudiosos fueron bien acogidos por la comunidad protestante de Ginebra, ciudad que, con su tradicional industria tipográfica, era un floreciente centro de traducción y edición de las Escrituras.

La nueva Biblia fue obra de William Whittingham y sus ayudantes. Tras su aparición, en 1560, el público inglés se lanzó a leerla con avidez. Ofrecía una lectura más fácil que las versiones anteriores y era la primera Biblia inglesa en contar con versículos numerados, sistema que hoy tiene vigencia universal. También incluía titulillos, es decir, palabras clave en la parte superior de cada página que facilitaban la localización de pasajes. Además, en vez de utilizar gruesos caracteres góticos, inspirados en los manuscritos, empleaba tipos más claros, semejantes a los que suelen usarse en las Biblias inglesas actuales.

Las versiones anteriores, preparadas para leerse sobre un atril en las iglesias, se habían producido en el voluminoso e incómodo tamaño folio. Pero la nueva era la mitad de grande, lo que la hacía manejable y adecuada para la lectura y el estudio en privado, además de mucho más económica.

En busca de un texto fiel

Los traductores procuraron con empeño conservar el sabor y el sentido del texto hebreo. Mantuvieron el nombre divino, Jehová, en pasajes como Éxodo 6:3 y 17:5, y Salmo 83:18. Además, pusieron en cursiva las adiciones al texto que consideraron necesarias e incluyeron entre corchetes las palabras añadidas por exigencias de la claridad gramatical.

Esta Biblia se convirtió enseguida en la versión oficial de Escocia. También se usó ampliamente en Inglaterra, y se cree que acompañó a los colonizadores ingleses en su famoso viaje de 1620 a lo que hoy es Estados Unidos. También se introdujo en otras colonias británicas, incluida la más lejana: Nueva Zelanda, cuyo gobernador, sir George Grey, la obtuvo para su colección en 1845.

Notas marginales polémicas

Las extensas notas, que contribuyeron a la prolongada popularidad de esta versión entre los lectores, fueron añadidas por los traductores para aclarar las partes más difíciles. No obstante, no eran nuevas, pues ya las había utilizado Tyndale en su “Nuevo Testamento” de 1534. Esta Biblia contenía además grabados, prefacios y mapas, todo ello para facilitar la comprensión del texto. En el mismo volumen había tablas genealógicas, resúmenes y hasta una sección que fomentaba la lectura diaria de las Escrituras.

Aunque la jerarquía anglicana admitía en privado la excelencia de la traducción, en público la criticaba por la supuesta radicalidad de sus notas. Matthew Parker, arzobispo de Canterbury, se refirió a ellas como “diversas notas perjudiciales”. A su vez, el rey Jacobo I las tildó de “muy parciales, falsas y sediciosas”, lo cual no resulta nada extraño, ya que algunas cuestionaban el “derecho divino” de los monarcas.

Deja de editarse

En 1604, el rey Jacobo autorizó una nueva versión con la esperanza de librar para siempre a Inglaterra de la Biblia nacida en Ginebra. El historiador teológico Alister McGrath afirma que “la persistente popularidad de la Geneva Bible fue el mayor obstáculo que tuvo que superar la King James Version (Versión del Rey Jacobo) para ganar aceptación en el siglo XVII”. Por años, el público siguió prefiriéndola, y en Escocia se mantuvo como versión oficial. La última edición apareció en 1644.

La Sociedad Bíblica Británica y Extranjera destacó que “un examen de la King James Version de 1611 muestra que sus traductores [...] estuvieron más influidos por la Geneva Bible que por cualquier otra versión inglesa”. En efecto, muchas innovaciones en su presentación, así como buena parte de sus expresiones, fueron incorporadas en la Biblia patrocinada por Jacobo I.

Perdura su influencia

Aunque la King James Version, conocida también como Authorized Version (Versión Autorizada), terminó reemplazando a la Biblia editada en Ginebra, esta conserva un importante lugar en la historia de la literatura. No solo estableció nuevos niveles en lo que se refiere a la traducción y presentación, sino que constituye un eslabón trascendental en la cadena de revisiones de la Biblia en inglés. Fomentó la lectura y el estudio de las Escrituras entre una amplia gama de personas que de otro modo tal vez no hubieran tenido acceso a ellas.

Al preparar el camino para la King James Version, también permitió que varias frases bíblicas se introdujeran en la lengua y la literatura inglesas. Así pues, aunque la versión que nació en Ginebra haya caído en el olvido para la mayoría, ciertamente ha dejado su huella.

[Ilustración de la página 12]

Éxodo 6:3, donde aparece el nombre de Dios

[Ilustraciones de la página 13]

Titulillos

Grabado

Notas marginales

[Reconocimiento]

Todas las fotos: por gentileza de la Sociedad Bíblica Americana

[Reconocimiento de la página 12]

Todas las fotos: por gentileza de la Sociedad Bíblica Americana