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Observando el mundo

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Sorprendente diversidad en los océanos

“Una brigada internacional de biólogos marinos descubre más de treinta nuevas especies por semana”, anuncia el periódico alemán Leipziger Volkszeitung al reseñar el primer informe del Censo de la Vida Marina, un proyecto de diez años iniciado en el 2000 con la participación de alrededor de trescientos científicos de 53 países. Los investigadores creen que “es probable que haya más de dos millones de especies animales y vegetales en los océanos —dice el rotativo—. Puede que todavía se desconozca más del noventa y cinco por ciento de las especies animales que habitan los océanos”.

Encuentran los objetos perdidos

Durante el año 2002, los japoneses entregaron en el Centro de Objetos Perdidos de la Policía Metropolitana de Tokio el equivalente a más de 23.000.000 de dólares en efectivo, que habían sido extraviados. El 72% del dinero se devolvió a los dueños, según The New York Times. Las enormes instalaciones almacenan asimismo cientos de miles de artículos, como teléfonos celulares, llaves, anteojos, juguetes, equipo deportivo y, sobre todo, paraguas (en el año 2002 se devolvieron 330.000). “Desde pequeños, los niños aprenden a entregar a la policía cualquier objeto que encuentren”, comenta The Times. Todos los días, de doscientas a trescientas personas acuden al centro en busca de sus pertenencias. Hay artículos que sorprenden, como muletas y sillas de ruedas. “Me pregunto qué les pasó a los dueños”, dice Hitoshi Shitara, veterano funcionario del servicio de objetos perdidos.

Batalla contra la impuntualidad

En Ecuador se ha lanzado una campaña nacional para promover la puntualidad. Según la revista The Economist, además de incomodidades, la impuntualidad le cuesta a esa nación 742.000.000 de dólares al año (el 4,3% del producto interno bruto). El reportaje señala que “más de la mitad de los actos públicos comienzan tarde”. La campaña está cosechando algunos frutos, pues “a los impuntuales se les niega la entrada a las reuniones”, dice The Economist, y “un diario local publica todos los días una lista de los funcionarios que se presentan tarde a sus compromisos públicos”.

Usuarios juveniles de computadoras

El Departamento de Educación de Estados Unidos informa que en su país, “cerca del 90% de los jóvenes de 5 a 17 años de edad usa computadoras, y el 59% de ellos navega por Internet, cifras muy superiores a las de los adultos”, afirma The Wall Street Journal. Los usuarios se inician a temprana edad, pues según el informe, “a los cinco años, tres cuartas partes ya usan computadoras, y a los nueve la mayoría navega por Internet”. Aunque más de la mitad se conectan para comunicarse con los amigos o para entretenerse con videojuegos, “3 de cada 4 utilizan la Red para las tareas escolares”, señala el rotativo. Y añade: “Las chicas, que no hace mucho usaban menos las computadoras e Internet, prácticamente se han puesto al nivel de los chicos”.

La saludable dieta griega

“Varios científicos de las facultades de Medicina de la Universidad de Harvard y de la Universidad de Atenas siguieron los hábitos alimenticios de 22.043 griegos durante casi cuatro años y descubrieron que la dieta mediterránea redujo en un 25% o más el riesgo de morir de cáncer y enfermedades del corazón —informa la revista Reader’s Digest—. Los griegos consumen grandes cantidades de frutas, hortalizas, legumbres, cereales, frutos secos y aceite de oliva, abundante pescado, porciones moderadas de productos lácteos y de alcohol, y un poco de carne.” Además de este informe, existen muchos otros que reconocen las bondades de la dieta mediterránea.

Infancia desesperada

Más de un millón de niños polacos se han visto obligados a subsistir en las calles debido a la pobreza, según la revista Wprost. Suelen tener entre 8 y 15 años de edad y “ya proporcionan el sustento de la familia”, pagan el alquiler, alimentan a sus hermanos hambrientos y hasta les dan dinero a sus padres alcohólicos. Aunque empiezan trabajando legalmente, la mayoría termina dedicándose “al robo, la venta de alcohol y drogas, a extorsionar a otros chicos y a la prostitución”. Marek Liciński, de la Fundación Social Powiślańska, opina que “el mayor problema para estos niños no es ni la violencia ni el delito, sino carecer de un sitio propio en este mundo y de alguien en quien confiar”.

Alimentos para la piel

La comida se está convirtiendo en ingrediente común de los tratamientos de belleza y salud, en los que, además del chocolate, se utilizan comestibles básicos, como el aceite de oliva. Se cree que “un relajante baño de burbujas con extracto de cacao a la luz de las velas, seguido de un masaje con chocolate caliente y compresas de chocolate espeso en todo el cuerpo” evita el envejecimiento de la piel, según el periódico alemán Frankfurter Allgemeine Sonntagszeitung. ¿Será cierto? El profesor Volker Steinkraus, del Instituto Dermatológico de Hamburgo, indica que, “aunque en teoría la crema con extracto de cacao puede retrasar el envejecimiento, no existen pruebas científicas al respecto”.

Las mujeres y la pornografía

“Por ser accesible, barata y anónima, Internet ha convertido la pornografía en algo innegablemente atrayente para millones de mujeres en los últimos años”, comenta el rotativo The Plain Dealer, de Cleveland (Ohio, EE.UU.). Y añade: “Casi 1 de cada 3 visitantes a sitios con contenidos para adultos es mujer”. Una madre de 42 años comenzó a mirar pornografía “tratando de entender qué había cautivado a su ex esposo, y al poco tiempo ya navegaba hasta treinta horas semanales en busca de excitación sexual”.

La engañosa naturaleza del déficit de sueño

“La gente que sobrevive con un déficit de sueño moderado no suele percibir la disminución en sus facultades mentales ni se siente especialmente somnolienta”, comenta la revista Science News. En un estudio de dos semanas realizado con 48 voluntarios de entre 21 y 38 años se vio que, en pocos días, la falta de descanso constante había reducido sus aptitudes mentales, incluido el estado de alerta y el tiempo de reacción. Todos habían estado durmiendo previamente un promedio de entre siete y ocho horas por noche, y se separaron en cuatro grupos. A tres de los grupos se les permitió dormir ocho, seis y cuatro horas por noche, respectivamente; al cuarto no lo dejaron dormir nada por tres días seguidos. Las pruebas arrojaron mayor pérdida de las capacidades tanto en el grupo de seis horas como en el de cuatro, pero ninguna en el caso de los que durmieron ocho horas.