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El jardín de infancia sin juguetes

El jardín de infancia sin juguetes

El jardín de infancia sin juguetes

DE NUESTRO CORRESPONSAL EN ALEMANIA

Una mañana, al entrar en el jardín de infancia, los niños descubrieron que en las salas solo quedaban los muebles. En vano buscaron muñecos, juegos, peluches, libros, bloques de construcción o incluso papel y tijeras. Los juguetes no regresarían hasta tres meses después. ¿Qué había ocurrido?

Este establecimiento pertenece al creciente número de centros preescolares de Alemania, Austria y Suiza que participan en el innovador proyecto “Jardín de Infancia sin Juguetes”. El singular experimento, muy elogiado por especialistas médicos de la Unión Europea, persigue un objetivo que pudiera parecer sorprendente: prevenir las adicciones. En los últimos años, algunos investigadores han llegado a la conclusión de que es menos probable que alguien caiga en una adicción si adquiere a tierna edad destrezas sociales, entre las cuales figuran, según un informe periodístico, “las habilidades de comunicarse, establecer contactos, manejar conflictos, asumir la responsabilidad por sus actos, trazarse metas, reconocer problemas, buscar ayuda y encontrar soluciones”. Según los impulsores del programa, conviene desarrollar tales aptitudes cuanto antes, para lo cual resultan útiles los períodos sin juguetes, que estimulan la creatividad del niño y la confianza en sí mismo.

El período de tres meses sin juguetes se planifica cuidadosamente y se discute tanto con los progenitores como con los pequeños. Al principio, algunos se encuentran perdidos sin objetos para entretenerse. “Hay centros en donde reina el descontrol durante las primeras cuatro semanas”, lo que pone a los adultos responsables al borde de la desesperación, indica la noticia. Pero los chicos aprenden a adaptarse y ser imaginativos. La carencia de artículos recreativos los obliga a consultar, planear y pasar más tiempo jugando juntos, con la consiguiente mejora en las destrezas sociales y lingüísticas. Algunos que solían “esconderse” detrás de sus juguetes comienzan a hacer amigos. Los padres también observan cambios positivos, como aumento de la creatividad y mejor comportamiento cuando juegan.