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¿Qué hay de malo en beber sin parar?

¿Qué hay de malo en beber sin parar?

Los jóvenes preguntan...

¿Qué hay de malo en beber sin parar?

“Era la una de la mañana. Aunque llevábamos varias horas tomando copas, mi amigo y yo salimos de la fiesta con una botella de whisky. Nos fuimos a casa a pie, bebiendo por el camino. Lo último que recuerdo es que al amanecer me di cuenta de que andábamos perdidos. A decir verdad, íbamos por una carretera principal. No nos atropellaron de milagro.”—Clay. *

ESTE no es más que un ejemplo de ingesta masiva (o consumo excesivo) de alcohol. Aunque para algunos es tan solo un sinónimo de beber para emborracharse, un informe del Instituto Nacional sobre el Abuso de Alcohol y Alcoholismo, de Estados Unidos, precisa un poco más: “Se define habitualmente como el consumo de al menos cinco copas seguidas en el caso del varón y cuatro en el de la mujer”.

Las autoridades sanitarias estadounidenses catalogan este comportamiento como “grave problema de salud pública”. De acuerdo con un sondeo llevado a cabo en varios centros de enseñanza media de Escocia, Gales e Inglaterra, “entre los estudiantes de 13 y 14 años, la cuarta parte afirmó haber tomado cinco o más tragos seguidos”, mientras que entre los de 15 y 16 años, la proporción fue 1 de cada 2.

En una encuesta efectuada en Estados Unidos, 2 de cada 5 universitarios reconocieron haber bebido indiscriminadamente al menos una vez durante las dos semanas previas. Según el Departamento de Salud de ese país, “unos 10,4 millones de adolescentes de 12 a 20 años dijeron que consumen alcohol. De estos, 5,1 millones realizaron ingestas masivas, cantidad que abarca 2,3 millones de bebedores empedernidos, es decir, los que incurrieron en tales abusos un mínimo de cinco veces al mes”. Una investigación realizada entre la juventud australiana reveló que hay más chicas que chicos bebiendo más de la cuenta: la temeraria cantidad de trece a treinta tragos, uno tras otro.

Muchos actúan así a instancias de sus compañeros. La investigadora Carol Falkowski señala: “Se han puesto de moda nuevos juegos de riesgo en los que se bebe en grupo hasta embriagarse. En algunos, los participantes toman licor cada vez que se alcanza un determinado momento en algún programa televisivo o en la conversación”.

Los peligros del consumo masivo

Aunque haya a quienes les parezcan un juego, los excesos con el alcohol son peligrosísimos. Privan al cerebro de oxígeno y pueden causar la interrupción de algunas funciones vitales del organismo. Entre otros efectos, producen vómitos, desmayos, respiración lenta o irregular, y a veces llegan a provocar la muerte. Al mes de graduarse, la joven Kim, de 17 años, fue a una fiesta con barra libre donde tomó diecisiete copas antes de perder el conocimiento. Tuvo que ir a buscarla su hermana mayor, y al día siguiente, su madre la encontró muerta.

Tales excesos no suelen quitar directamente la vida a quien los comete, pero afectan a su salud. “El alcohol puede causar estragos en todos los órganos —señala el psicoterapeuta Jerome Levin—. Sus blancos favoritos son el sistema nervioso, el hígado y el corazón.” Por su parte, la revista Discover puntualiza: “Estudios recientes indican que el bebedor joven juega con fuego. Dado que el cerebro continúa en desarrollo durante la tercera década de vida, los chicos que abusan de esta sustancia se exponen a sufrir mermas significativas en su capacidad intelectual”. El consumo crónico también está ligado a los siguientes factores: agravamiento del acné, envejecimiento prematuro de la piel, aumento de peso, lesiones internas, alcoholismo y toxicomanía.

Además, encierra otros peligros. Supongamos, joven, que eres tú quien llega a emborracharse. En tal caso correrás más riesgo de padecer maltrato, trátese de agresiones físicas o incluso sexuales. Por otra parte, puedes convertirte en una amenaza para los demás al realizar acciones descontroladas que ni siquiera se te habrían ocurrido estando sobrio. Se comprende, pues, que la Biblia advierta lo que te ocurrirá si te excedes con el alcohol: “Tus propios ojos verán cosas extrañas, y tu propio corazón hablará cosas perversas” (Proverbios 23:33). Entre las dolorosas consecuencias suelen estar amistades rotas, mal desempeño académico o laboral, antecedentes penales y graves problemas económicos (Proverbios 23:21). *

La incitación a la bebida

A pesar de tan graves peligros, en muchos países el alcohol se anuncia y distribuye por doquier. De hecho, aparece rodeado de un halo de distinción en la publicidad de la televisión y las revistas. No obstante, lo más frecuente es que el joven caiga en su consumo inmoderado por la presión de sus amistades.

En una encuesta realizada en Australia, el 36% de los jóvenes afirmaron tomarlo principalmente “para no desentonar en las reuniones sociales”. En medio del caos de una “juerga cervecera”, la persona tímida pudiera volverse el alma de la fiesta si cede ante la insistencia de sus compañeros y bebe sin parar. Así lo hizo una muchacha llamada Katie, y terminaron llevándola a casa en estado de coma. El instigador fue un supuesto amigo que le decía: “Vamos, ya eres mayorcita. Va siendo hora de que aprendas a tragar”.

A pesar de las claras pruebas de su peligrosidad, el consumo excesivo de alcohol sigue siendo muy popular debido a la enorme fuerza que ejerce el deseo de pasar un buen rato e integrarse en el grupo.

¿Qué vas a decidir?

Ante ti tienes las siguientes preguntas: ¿cuál será tu decisión en materia de bebida? ¿Te dejarás arrastrar por la corriente? Recuerda la advertencia que hace la Biblia en Romanos 6:16: “¿No saben que si siguen presentándose a alguien como esclavos para obedecerle son esclavos de él porque le obedecen[?]”. Si dejas que tus compañeros controlen todo lo que haces, no eres más que esclavo suyo. Las Escrituras te animan a pensar por ti mismo (Proverbios 1:4) y te ofrecen consejos que te ayudarán a evitar graves errores. Fíjate en lo que enseñan acerca del alcohol.

Para empezar, la Palabra de Dios no condena el alcohol ni critica a los jóvenes por divertirse. Pero sí habla en contra del consumo excesivo. “El vino es burlador, el licor embriagante es alborotador, y todo el que se descarría por él no es sabio”, dice Proverbios 20:1. En efecto, puede lograr que armes un bochornoso alboroto. Quizás te brinde placer momentáneo, pero si te pasas, te “muerde justamente como una serpiente”, dejándote un sinnúmero de heridas físicas y psíquicas (Proverbios 23:32).

Algo a tener en cuenta es que en muchos países hay leyes que establecen una edad mínima para consumir alcohol, y el cristiano debe obedecerlas (Tito 3:1). De hecho, son para tu protección.

Por último, lo más importante es que abusar del alcohol ocasiona daños espirituales. Jehová Dios desea que le sirvas “con toda tu mente”, no con el intelecto deteriorado por la bebida (Mateo 22:37). La Palabra de Dios no solo condena los “excesos con vino” en general, sino las “partidas de beber”, o “concursos de bebedores”, en particular (1 Pedro 4:3; véase La Biblia de las Américas, 1973, nota). Por consiguiente, las ingestas masivas de alcohol son contrarias a la voluntad del Creador y pueden impedir el disfrute de una relación estrecha con él.

¿Qué debes hacer si la bebida se ha convertido en una trampa para ti? Pídele ayuda inmediata a tus padres o a un cristiano maduro. * Órale a Jehová y suplica su auxilio. No en vano es “una ayuda que puede hallarse prontamente durante angustias” (Salmo 46:1). Dado que la presión de los compañeros lleva muchas veces a consumir alcohol en exceso o sin tener la edad requerida, es posible que tengas que hacer cambios importantes en la selección de amigos y diversiones. No será fácil, pero cuentas con la ayuda de Jehová para triunfar.

[Notas]

^ párr. 3 Se han cambiado algunos nombres.

^ párr. 11 Según un estudio estadounidense, “quienes acostumbran pasarse con la botella son ocho veces más propensos a faltar a clase, incumplir sus tareas escolares, herirse o lesionarse, y ocasionar daños a la propiedad”.

^ párr. 21 En ocasiones hará falta ayuda médica.

[Ilustración y recuadro de la página 15]

Las trágicas estadísticas del consumo excesivo

Las siguientes cifras anuales revelan la triste realidad de este problema entre los universitarios estadounidenses de 18 a 24 años:

Muertes: en accidentes relacionados con la bebida (incluidos choques de vehículos) pierden la vida 1.400 jóvenes

Lesiones: 500.000 alumnos se lastiman involuntariamente bajo la influencia del alcohol

Actos violentos: el número de jóvenes atacados por condiscípulos que estaban bebidos supera los 600.000

Agresiones sexuales: más de 70.000 estudiantes sufren agresiones sexuales —a veces en citas amorosas— favorecidas por el alcohol

[Reconocimiento]

Fuente: Instituto Nacional sobre el Abuso de Alcohol y Alcoholismo, de Estados Unidos

[Ilustración de la página 13]

Tus amistades tal vez te inciten a beber más de la cuenta