Observando el mundo
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La Gran Muralla china se desmorona
“Los turistas, las constructoras y la erosión han acabado con dos tercios de la Gran Muralla china”, informa el diario londinense The Guardian. “Dicha obra, declarada patrimonio de la humanidad, está desapareciendo poco a poco. [...] Según parece, hay tramos que han sufrido actos vandálicos o están llenos de consignas pintadas; a otros les han sacado piedras para aprovecharlas en las minas de carbón y en la construcción de pocilgas.” Hace poco, el World Monuments Fund, que considera la muralla uno de “los bienes culturales más extensos de la Tierra”, la colocó en su lista de obras arquitectónicas más amenazadas del planeta. Hasta el personal encargado de conservarla ha contribuido a su deterioro. En una ocasión, varios “técnicos de conservación sobrecargados de trabajo y con poca preparación por lo visto autorizaron a una constructora para que derribara un tramo de 14 metros que tenía seiscientos años de antigüedad. La inmensa longitud de la muralla —en un principio de unos 6.400 kilómetros— hace que sea casi imposible mantenerla en buen estado.
Polizones extranjeros
“El agua de lastre que da estabilidad a las embarcaciones está repleta de miles de especies marinas que, al descargarse en los puertos, invaden nuevos medios”, advierte la organización ambientalista Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF). Dichas especies extranjeras, que van desde medusas hasta algas, “podrían ser tan nocivas como las mareas negras” y poner en peligro los ecosistemas, sostiene un informe de Reuters. “Las que sobreviven a la travesía medran en nuevos hábitats, libres de predadores y parásitos.” Ejemplos de ello son el mejillón cebra procedente de Europa, que infestó los canales de la región norteamericana de los Grandes Lagos; un alga asiática que terminó en Australia, y una medusa de Norteamérica que fue transportada al mar Negro. Se calcula que al año se vierten en total 10.000 millones de toneladas de agua de lastre en todo el mundo. “Aún no existe un remedio económico efectivo para depurarla”, dijo Andreas Tveteraas, portavoz del WWF.
Internet y el suicidio
Las principales causas del “gran incremento de suicidios entre los varones jóvenes” de Inglaterra y Gales siguen siendo el divorcio, el desempleo y el consumo de drogas y alcohol, según el rotativo londinense The Times. Ahora bien, los foros de charla de Internet donde los muchachos se encuentran y planean el suicidio están causando una creciente preocupación. “De por sí, Internet atrae a los más propensos a quitarse la vida: los varones jóvenes. El 75% de los suicidios los protagonizan hombres, y de estos, el 80% tiene entre 15 y 24 años”, dice el periódico. Es posible que existan miles de los denominados sitios de la muerte en la Red. El artículo prosigue: “La mayoría de sus visitantes sienten que nadie los quiere y aparentemente planean suicidarse o ya lo han intentado. En estos sitios se les brindan numerosas recomendaciones para que nadie los haga cambiar de opinión”. En algunas páginas se anima a los jóvenes con ideas suicidas a llevar a cabo su plan, en lugar de disuadirlos.
Correo para Dios
El servicio de correos israelí “entrega [anualmente] cientos de cartas dirigidas a Dios”, señala la revista The Economist. “Llegan cartas de todo rincón del planeta a lo largo de todo el año, pero la gente escribe más a Dios antes de fiestas religiosas como Navidad o Yom Kippur.” Las cartas expresan alabanza, quejas o peticiones, estas últimas a menudo de perdón o ayuda. ¿Qué se hace con la correspondencia? “Si tienen remitente, se devuelven —dice The Economist—. Las demás se entregan en el Muro Occidental de Jerusalén (el Muro de las Lamentaciones) a la atención del rabino principal para que las introduzca en las grietas de la pared santa. Las que no parecen haber sido escritas por judíos se envían al Ministerio de Asuntos Religiosos.” El artículo prosigue: “No obstante, el correo para Dios solo se entrega una o dos veces al año”. La compañía de telecomunicaciones de Israel “tiene destinada una línea de fax a Dios y acaba de abrir una cuenta de correo electrónico para los que quieran acelerar la comunicación celestial”.
Escalada de la piratería
“En el año 2003, los ataques de piratas fueron más frecuentes y violentos.” La ICC International Maritime Bureau indica que “se registraron un total de 445 ataques en todo el mundo, en contraste con los 370 del año anterior. [...] La cifra de asaltos a mano armada pasó de 68 en 2002 a 100 en 2003, y la cantidad de rehenes casi se duplicó, alcanzando los 359. Los piratas abordaron 311 embarcaciones y secuestraron 19”. Se dieron por desaparecidas 71 personas —entre tripulantes y pasajeros—, y 21 fueron asesinadas, 11 más que el año anterior. Las aguas más peligrosas volvieron a ser las pertenecientes a Indonesia, con 121 asaltos, seguidas de las de Bangladesh, con 58, y las nigerianas, con 39. El organismo citado anteriormente señala: “Todos los secuestros denunciados encajaron en dos categorías principales, a saber, la de operaciones de grupos paramilitares que secuestran tripulantes para exigir un rescate y así reunir fondos para su causa, o la de ataques contra blancos fáciles, como remolcadores y barcazas”.
Informes sobre los abusos sexuales del clero
The New York Times declara: “Dos informes muy esperados han revelado que, durante cincuenta y dos años, la Iglesia Católica [estadounidense] experimentó una epidemia de abusos infantiles en la que estuvieron implicados por lo menos el 4% de los sacerdotes y que alcanzó su punto álgido con los que fueron ordenados en 1970, pues 1 de cada 10 sacerdotes de este grupo acabó siendo acusado de pederastia. Entre 1950 y 2002, 4.392 sacerdotes abusaron presuntamente de 10.667 niños, aunque los estudios advierten que estas cifras no representan la cantidad total”, ya que hay muchos casos sin denunciar. Una investigación llevada a cabo en el Colegio John Jay de Justicia Criminal, de Nueva York, reveló que “más del 95% de las diócesis y cerca del 60% de las órdenes religiosas recibieron acusaciones de abusos”. El segundo estudio, realizado por una comisión nacional católica de inspección, indicó que en los seminarios católicos existe una cultura de “tolerancia a la laxitud moral”.
El ejercicio moderado es recomendable
“Una actividad física moderada, como caminar 20 kilómetros a la semana, puede prevenir el aumento de peso o disminuirlo en personas que no están a dieta”, informa la revista FDA Consumer. “Existe una relación clara entre la cantidad de actividad física y la del peso perdido”, según un estudio llevado a cabo durante ocho meses con “182 hombres y mujeres de entre 40 y 65 años que tenían sobrepeso y llevaban una vida sedentaria”. Los participantes, a quienes se dividió en cuatro grupos, siguieron con su dieta habitual. Tres de los grupos hicieron ejercicio de diferente intensidad. La revista dice que el cuarto grupo (el de control) no hizo ejercicio y “ganó peso durante los meses de estudio. En comparación con los miembros de este grupo, los de los otros tres disminuyeron significativamente el contorno de cintura y cadera”. Los resultados indican que por lo general se puede controlar el peso mediante cantidades moderadas de ejercicio, como andar media hora al día.