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Observando el mundo

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Dispositivo contra tiburones

La idea de encontrarse frente a frente con un tiburón disuade a muchas personas de nadar en el océano. Sin embargo, la empresa Natal Sharks Board, de Sudáfrica, ha inventado un aparato que repele a los tiburones. El periódico Weekend Witness, de KwaZulu-Natal, informa que dicha empresa “descubrió un campo eléctrico que afecta a los receptores sensibles que tienen los escualos en el hocico” y diseñó un transmisor, llamado dispositivo oceánico de protección, que hace que el animal se sienta cada vez más incómodo a medida que se acerca al aparato. Cuando la sensación se vuelve insoportable, “el tiburón cambia de rumbo y abandona las inmediaciones”. Una compañía australiana fabrica el dispositivo para surfistas y nadadores. Se coloca en el tobillo y crea en torno al bañista “una zona personal de exclusión de tiburones”. Aun así, el fabricante advierte: “Es imposible garantizar que siempre ahuyentará a todos los tiburones”.

Los adultos corren mayor riesgo de envenenamiento

“A la hora de prevenir el envenenamiento, se suele pensar en los niños pequeños”, dice Debra Kent, del Drug and Poison Information Centre (centro de información sobre fármacos y venenos ubicado en la Columbia Británica). Sin embargo, añade que “la mayoría de las víctimas mortales por envenenamiento son adolescentes y adultos”. Según el rotativo The Vancouver Sun, casi todos los casos de adultos “se debieron a que alguien dejó una sustancia venenosa en algún recipiente sin identificar, como por ejemplo, una botella plástica de agua”. Se podrían haber evitado algunas desgracias si la gente hubiera encendido la luz y leído la etiqueta antes de usar el producto. Según el Sun, “el envenenamiento ocupa el cuarto lugar entre las diez causas principales de muerte por lesiones en adultos”.

¿Es la televisión perjudicial para los más pequeños?

“Los niños muy pequeños que ven la televisión corren mayor riesgo de sufrir problemas de déficit de atención cuando lleguen a la edad escolar”, señala el diario The Herald, de la ciudad de México. El informe cita una investigación publicada en la revista médica Pediatrics que se llevó a cabo con 1.345 niños a los que se dividió en dos grupos: el primero compuesto de niños de un año de edad; y el segundo, de niños de tres años. Según el estudio, por cada hora de televisión que los pequeños veían al día aumentaba un 10% el riesgo de padecer trastornos de atención cuando tuvieran siete años. Los investigadores creen que las “imágenes visuales exageradamente rápidas que caracterizan casi toda la programación televisiva pueden alterar el desarrollo cerebral normal” de los infantes. El doctor Dimitri Christakis, director de la investigación, dijo: “La verdad es que hay muchas razones por las cuales los niños no deberían ver la televisión. Algunos estudios han demostrado la relación que existe entre [ver la televisión] y estar obeso o ser agresivo”.

La risa, remedio eficaz

“Los neurólogos de la Universidad de Stanford han descubierto otra razón por la que nos sentimos bien al reír”, informa el boletín UC Berkeley Wellness Letter. “Observaron la actividad cerebral de varias personas que leían historietas divertidas y hallaron que el humor y la risa disparaban los ‘centros de recompensa’ del cerebro”, que son las mismas áreas en las que influyen los estimulantes. El boletín mencionado dice: “La risa reduce la tensión, despeja la mente y eleva los ánimos”. También aumenta la producción de hormonas y el ritmo cardíaco, y mejora la circulación y el tono muscular. La misma publicación añade: “De hecho, una buena carcajada es una especie de ejercicio físico, aunque lo cierto es que no quema demasiadas calorías. Por más que uno se ría, no adelgazará”.

Planta detectora de minas terrestres

“Una empresa danesa produce por bioingeniería una hierba que se vuelve roja cuando crece sobre los explosivos enterrados”, informa el rotativo español El País. Esta hierba detectora de minas, la Arabidopsis thaliana, cambia de color al exponerse al dióxido de nitrógeno que se fuga de las mortales trampas bajo tierra. “Cuando las raíces de la planta absorben esta sustancia[,] se activa una cadena bioquímica [que] dispara la producción de un pigmento natural: la antocianina”, explica el periódico. Simon Oostergaard, presidente de una compañía biotecnológica, dice que la idea es “llevar las semillas a zonas conflictivas, esparcirlas en los campos, esperar cinco semanas y luego desactivar las minas”. En su opinión, si se extendiera el uso de esta hierba, se podrían salvar miles de vidas cada año. Las guerras libradas en el siglo XX dejaron ocultos unos cien millones de minas terrestres en 75 países.

Aptitudes náuticas del vencejo

El vencejo “vuela más de 6.000 kilómetros en su migración de África a Inglaterra a finales de abril”, declara el diario londinense The Sunday Telegraph. A pesar de no estar dotado de un “sistema de posicionamiento global, control del tráfico aéreo ni piloto”, suele hacer vuelos nocturnos a una altitud de 3.000 metros y se vale de sistemas de navegación más sofisticados que los de un avión moderno. El ave ajusta el vuelo para no perder el rumbo, determinando su posición según la dirección del viento en vez de hacerlo, como se pensaba anteriormente, según las marcas del terreno. El doctor Johan Bäckman, de la Universidad de Lund (Suecia), que siguió por radar a 225 pájaros, afirma que “es probable que ni siquiera los aparatos más modernos, con sus sofisticados instrumentos de navegación, puedan determinar las corrientes de aire como lo hace el vencejo”. Es digno de mención que, según ciertos estudios, el ave desconecta la mitad de su cerebro durante el vuelo nocturno. No obstante, Graham Madge, de la Sociedad Real para la Protección de las Aves, dice que quedan interrogantes sin resolver, como de qué se alimenta cuando está allá arriba.

Baños públicos poco atrayentes

El rotativo semanal L’Express, de Francia, dice que muchos estudiantes de ese país se abstienen de usar los sanitarios de la escuela porque “el suelo está mojado, el agua del grifo helada y falta jabón”. También se quejan de la escasa privacidad debido a “las cerraduras estropeadas” y a que las “paredes que separan los baños son demasiado pequeñas”. Un estudio dirigido por la Fédération des conseils de parents d’élèves (Federación de agrupaciones de padres de alumnos) reveló que “más del cuarenta y ocho por ciento de los estudiantes no suelen utilizar los baños de los centros de estudios”. Esto tiene consecuencias adversas en la salud de los muchachos, ya que según la investigación, “1 de cada 4 sufre problemas intestinales o urinarios”. Michel Avérous, urólogo pediatra, afirma: “Los niños deben ir al baño cinco o seis veces al día. Si la vejiga no se vacía con la frecuencia necesaria, existe el riesgo de contraer infecciones serias”.