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Surcando las aguas... y la tierra

Surcando las aguas... y la tierra

Surcando las aguas... y la tierra

DE NUESTRO CORRESPONSAL EN POLONIA

¿Qué pensaría si el capitán de un barco lo invitara a surcar no solo las aguas sino también la ondulante vegetación por tierra firme?

LA NAVEGACIÓN tiene una larga historia en Iława, zona del norte de Polonia repleta de lagos. Hace ya diez siglos, los productos agrícolas locales, así como la madera y sus derivados, recorrían una vieja ruta fluvial rumbo al sur por el río Drwęca hasta el Vístula, siguiendo luego al norte hasta el mar Báltico (véase el mapa), de donde partían para Europa occidental.

La importancia de esta ruta aumentó en el siglo XIII, cuando gran parte de la región quedó bajo el dominio de la Orden de los Caballeros Teutónicos. * Del siglo XVI en adelante, la demanda de la madera de la zona creció con rapidez debido a las grandes compras de parte de mercaderes de Danzig, así como de los astilleros de Francia y Dinamarca.

¿Por qué había tanto interés en esa madera? Una razón era el esbelto pino de estos bosques, que alcanza los 50 metros de altura y no tiene nudos, por lo que resultaba ideal para hacer mástiles de barcos. El problema era que llevar al mercado la madera por la larga ruta del Drwęca y el Vístula tomaba de seis a ocho meses.

En busca de una ruta más corta

Tratando de encontrar la solución al problema, los transportistas pensaron en los seis grandes lagos que existen entre Ostróda y Elbląg, cerca de la laguna del Vístula. Si pudieran conectarse de alguna manera, ¡la ruta entre el Drwęca y el Báltico resultaría cinco veces más corta! Así fue como nació la idea de hacer un canal que uniera los lagos. Por desgracia, pronto se hizo patente que los obstáculos colocaban al proyecto fuera del alcance de la tecnología de aquellos tiempos. Por mencionar uno, ¿cómo podrían compensar la diferencia de 104 metros en el nivel del agua en un trecho de solo 10 kilómetros?

Con todo, comerciantes, terratenientes y fabricantes de la región, que deseaban poder vender sus bienes de forma rápida y lucrativa, siguieron presionando a las autoridades prusianas para que los lagos se conectaran. Por fin, en 1825, las autoridades decidieron construir un canal que uniría Ostróda, Elbląg y el mar. Se trazó la ruta del cauce, y la realización del diseño se encomendó a un asesor de construcción cuyo nombre no se divulgó. Pero cuando este se dio cuenta de que la tarea rebasaba sus capacidades, los imposibles dibujos simplemente desaparecieron dentro de un cajón.

Un ingeniero brillante pone manos a la obra

Por aquel mismo tiempo, Georg Jakob Steenke obtuvo la maestría en Construcción en una academia de Berlín, con especialidad en Ingeniería Hidráulica. En poco tiempo, este joven competente demostró su capacidad en el terreno práctico, por lo que en 1836 recibió el distinguido cargo de inspector de diques y terraplenes de Elbląg, puesto que aprovechó para estudiar la idea de construir el canal de Oberland, como se llamaba entonces. *

Para 1837, Steenke había concebido una nueva ruta de construcción, así como un plan detallado que permitiría el tránsito de cargueros. Al mismo tiempo se mantuvo muy al tanto de las innovaciones en ingeniería hidráulica. Finalmente, las obras se iniciaron en 1844. Se abrieron canales entre los lagos comenzando por el extremo más elevado de la ruta, con lo que el nivel de algunos lagos bajó hasta cinco metros. Los restantes 100 metros de diferencia se compensarían con veinticinco esclusas, según el plan de Steenke.

No obstante, tras construir las primeras cinco esclusas, Steenke se dio cuenta de que se convertirían en cuellos de botella y entorpecerían el tráfico del canal. Sin acobardarse, viajó a Estados Unidos para estudiar las soluciones que se hubieran encontrado a problemas similares en la construcción del canal de Morris, que atraviesa el estado de Nueva Jersey. Steenke se fijó en que las esclusas de este canal tampoco resultaban viables desde el punto de vista económico, pero descubrió un detalle que lo fascinó: se habían construido rampas, unas pistas inclinadas dotadas de plataformas deslizantes tiradas por cables para transportar sobre tierra seca embarcaciones de una sección a otra del canal. De vuelta a casa, Steenke y otros dos hábiles ingenieros adaptaron y mejoraron el concepto. Descartaron la idea de construir esclusas y se decidieron a favor de un sistema único de cuatro rampas. Imagínese la alegría de Steenke cuando, tras pruebas exitosas, se inauguró en 1860 la primera sección del canal de Oberland.

Monumento a la construcción de canales

Como es natural, un sistema de canales totalmente funcional no consta solo de canales y rampas, sino también de presas, compuertas, mecanismos para accionar los cables, salas de máquinas y otros equipos, todo lo cual sufre desgaste. Por ello, veinte años después de la inauguración, las cinco esclusas de madera originales, ya deterioradas, se reemplazaron por una rampa nueva. La longitud del canal, desde Elbląg hasta Ostróda, es de unos 82 kilómetros, y el recorrido total alcanza los 212 kilómetros.

El canal de Elbląg-Ostróda (su nombre actual) es considerado una obra de ingeniería única en el mundo de excepcional valor histórico. Pese a todo, su valor como ruta comercial ha decaído, y son principalmente lanchas de motor, veleros, yates y barcos turísticos las embarcaciones que lo recorren. Pero a pesar de tantos años de uso, “los desgastados edificios y mecanismos hidráulicos funcionan tan bien que parece que el tiempo no les afectara. Y es porque se crearon con exquisita precisión, una perfección que sorprende a los expertos”, señala Dariusz Barton en su guía Kanał Elbląsko-Ostródzki.

Un crucero poco común

¿Le gustaría recorrer con nosotros esta singular ruta? El viaje comienza por la mañana en Ostróda. Tras pasar por dos esclusas que nos colocan a 100 metros sobre el nivel del mar, nuestro barco navega suavemente, lo que nos permite contemplar los extensos bosques de abedules, olmos, pinos y abetos, además de pantanos llenos de juncos adornados con nenúfares en flor. Algunas de esas zonas han sido declaradas últimamente reservas naturales, y es común ver garzas reales y somormujos entre los juncos, o cigüeñas atravesando praderas y aguas someras.

De pronto, en el kilómetro 51 parece como si el canal se acabara; pero entonces nos percatamos de las dos columnas de piedra que soportan enormes ruedas en las que hay enrollado un grueso cable. El capitán anuncia que hemos llegado a la primera rampa, y ahora nuestro barco, con pasajeros a bordo, descansa sobre una plataforma sumergida (véanse el barco y la plataforma en la pág. 12).

A continuación, el agua de un tanque especial se precipita sobre una rueda hidráulica de ocho metros de diámetro, haciendo funcionar el inmenso mecanismo que enrolla el cable y remolca la plataforma, el barco y los pasajeros. Los rieles de acero sobre los que se desplaza la plataforma emergen del agua, se prolongan por encima del canal hasta alcanzar la orilla de la rampa y descienden por una ligera pendiente a lo largo de 550 metros. ¡Estamos “navegando” sobre tierra seca! Luego, los rieles y la plataforma vuelven a hundirse en el agua, y nos detenemos. Nuestro barco está nuevamente a flote, a 21 metros por debajo del nivel de agua anterior, y continuamos el viaje. Para llegar al lago Drużno, a solo 30 centímetros sobre el nivel del mar, pasamos cinco de estas rampas.

El lago Drużno forma parte de una magnífica reserva natural que alberga más de la mitad de las 400 especies de aves de Polonia, como la grulla, el cormorán, el águila pescadora y el águila pomerana. Durante el recorrido se pueden avistar ciervos, castores, jabalíes, liebres, linces, tejones, alces y otros animales. Finalmente, casi al anochecer y poco después de pasar la parte norte del lago, llegamos a la marina de Elbląg. En la costa, las ruinas de un castillo recuerdan en silencio a los antiguos miembros de la Orden de los Caballeros Teutónicos que habitaron estas tierras y que construyeron en ellas un puerto. Nuestro peculiar crucero ha durado un día entero y ha dejado grabados en nuestra memoria gratos recuerdos.

[Notas]

^ párr. 5 La Orden de los Caballeros Teutónicos, de origen alemán, era tanto religiosa como militar. En 1234, el papa Gregorio IX aceptó las tierras conquistadas, tomándolas como propiedad del papado, pero dejó su administración en manos de dicha orden.

^ párr. 11 El nombre del canal respondía al antiguo nombre alemán que recibía la región, Oberland.

[Ilustración de las páginas 12 y 13]

(Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

Sección transversal del canal Elbląg-Ostróda (Altura en metros sobre el nivel del mar)

OSTRÓDA

↓ Lago Drwęckie

95 metros

Esclusa Zielona

96 metros

5 kilómetros

Esclusa Miłomłyn

99 metros

82 kilómetros ↓

37 kilómetros

Rampas

10 kilómetros

↓ Lago Drużno

30 centímetros

ELBLĄG

[Ilustración de la página 14]

(Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

Sala de máquinas

Rueda hidráulica

Cables de acero Torno inferior

Plataforma Rieles

 

 

Canal superior Torno superior Canal inferior

[Mapa de la página 13]

(Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

Mar Báltico

Danzig

Laguna del Vístula

Nogat

Vístula

Drwęca

Iława

Ruta corta por el canal

Elbląg

Rampas

Ostróda

[Ilustración de las páginas 12 y 13]

Los barcos suben o bajan por la rampa sobre una plataforma tirada por cables

[Reconocimiento]

Zdjęcia: A. Stachurski

[Ilustración de la página 15]

Vista aérea del canal en la rampa de Kąty

[Ilustraciones de la página 15]

Alce, castor y gran somormujo crestado, avistados por el camino

[Reconocimiento de la página 15]

Bote: Zdjęcia: M. Wieliczko; todas las demás fotos: Zdjęcia: A. Stachurski