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Catolicismo con sabor africano

Catolicismo con sabor africano

Catolicismo con sabor africano

De nuestro corresponsal en Brasil

EN Salvador, capital del estado brasileño de Bahía, el año nuevo se celebra a lo grande. Centenares de mujeres encabezan una procesión hacia la iglesia católica de Bonfim, donde en honor a Oxalá, dios africano de la creación, lavarán la escalinata con agua perfumada.

Un millón de personas asistirá a la ceremonia, tras la cual empezará en la calle una gran fiesta al son de los instrumentos de percusión africanos.

Este ritual de dos siglos y medio de antigüedad constituye un claro ejemplo de sincretismo (unión de doctrinas diferentes), una característica del catolicismo de Brasil. Se calcula que hay más de setenta millones de brasileños vinculados directa o indirectamente a un culto afrobrasileño, como el candomblé, el umbanda y el changó. Sin embargo, la gran mayoría de estas personas afirman ser católicas.

¿Cómo se produjo esta fusión? ¿Qué opina la Iglesia Católica? ¿Debe alabarse la mezcla de creencias, o debería rechazarse?

“Trampolín para alcanzar la fe verdadera”

Aunque no existen datos concluyentes, es probable que más de seis millones de africanos de tribus como la yoruba y la bantú fueran llevados a Brasil como esclavos desde la mitad del siglo XVI hasta 1888, año en que fue abolida la esclavitud. Así pues, la fusión del catolicismo y las tradiciones africanas es un legado de la época de los esclavos.

Pese a exigir la conversión de todos los esclavos, la Iglesia admitió varios elementos de los cultos africanos. Según el historiador Roger Bastide, los misioneros jesuitas creían que debía atraerse a los africanos a la fe católica como si fueran niños, con música y baile, aprovechando su atracción por los títulos y puestos de prestigio. “No se les debía obligar a romper completamente con sus costumbres —explica Bastide—; más bien, había que evaluarlas y utilizar las que resultaran aceptables como trampolín para alcanzar la fe verdadera.”

Varias de las cofradías compuestas en su totalidad por africanos, como las de “san” Benito y la de la Virgen del Rosario, aplicaron un barniz “cristiano” a sus numerosas tradiciones. Una vez al año, en el día de “san” Benito, estas agrupaciones elegían de entre sus miembros al rey y a la reina de la fiesta, una costumbre que hunde sus raíces en la sucesión de los jefes de las tribus africanas.

¿“Santos” u orixás?

Tanto el catolicismo como las religiones africanas creen en la existencia de intercesores entre Dios y el hombre. El pueblo yoruba, por ejemplo, recurría a los orixás (u orishas), guerreros y reyes deificados que supuestamente controlaban las fuerzas naturales y mediaban entre ellos y su dios supremo, Olorun. Del mismo modo, los católicos afirman que los “santos” interceden entre Dios y la humanidad, e invocan a algunos en específico para que los protejan en determinadas ocasiones.

En lugar de olvidarse de sus orixás, muchos esclavos camuflaron su devoción venerando a “santos” con características similares. Así, el dios yoruba de la guerra, Ogún, tomó el lugar de “san” Antonio o de “san” Jorge, soldados y héroes de la cristiandad.

Asimismo, a Iemanjá (Yemayá), madre de todos los orixás y diosa del mar, se la llegó a relacionar con diferentes “apariciones” de la virgen María. Al Señor del Bonfim, el “santo” más popular de Salvador, se le asocia con Oxalá, el orixá supremo del panteón yoruba. Dicha asociación sigue presente en el ritual anual mencionado al principio. *

“La gente cree sinceramente y con la misma fuerza en Jesús, los santos católicos y los orixás”, comenta un dirigente católico de la ciudad de Salvador. “Muchos están entre una religión y otra —asegura un antropólogo brasileño—. Salen de misa y se van directamente a un centro de candomblé.”

La fusión de catolicismo y los cultos africanos es un asunto delicado. Lucas Moreira, quien fue presidente de la Conferencia Episcopal Brasileña, declaró: “Cada cual debería seguir su propia fe, sin mezclarla”. En cambio, un obispo católico afirmó: “El sincretismo es una realidad que desafía la acción pastoral”.

Así pues, existen dos bandos opuestos. Los conservadores luchan contra lo que según ellos es pagano y demoníaco, mientras que otros presionan para que se incluyan símbolos y bailes africanos en los ritos de la Iglesia.

¿Qué diría Jesús?

Jesucristo, el Fundador del cristianismo, predicó a gente de varias etnias y religiones, pero dijo bien claro: “Los verdaderos adoradores adorarán al Padre con espíritu y con verdad, porque, en realidad, el Padre busca a los de esa clase para que lo adoren” (Juan 4:23). Además, Jesús señaló que el Padre, Jehová Dios, revela la verdad mediante Su Palabra, la Biblia (Juan 17:17).

Jesús indicó a sus seguidores que enseñaran a “gente de todas las naciones” a “observar todas las cosas que [él había] mandado” (Mateo 28:19, 20). Cristo nunca les dio a entender que debían modificar sus enseñanzas a fin de atraer a gente de diferentes tradiciones y creencias. En los días de los apóstoles hubo quienes trataron de introducir ideas y costumbres de otras religiones, pero tales intentos fueron condenados. “Sálganse de entre ellos, y sepárense —escribió el apóstol Pablo—, y [Dios] los recibir[á].” (2 Corintios 6:17.)

[Nota]

^ párr. 14 Según el Dicionário de Cultos Afro-Brasileiros, el ritual de lavar la escalinata de la iglesia de Bonfim está íntimamente relacionado con una ceremonia yoruba llamada agua de Oxalá, en la que se lavan las otás (piedras sagradas) de este dios.

[Ilustraciones de la página 12]

Sacerdotisas afrobrasileñas lavando la escalinata de la iglesia

Multitudes sobre la escalinata de la iglesia de Bonfim (Brasil)

[Reconocimientos]

Parte superior: de A Tarde—Wilson da Rocha Besnosik; abajo: de A Tarde—Antônio Queirós