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¿Debería probar las citas por Internet?

¿Debería probar las citas por Internet?

Los jóvenes preguntan...

¿Debería probar las citas por Internet?

“Nos enviábamos mensajes por correo electrónico todos los días. Hicimos planes respecto al trabajo y la vivienda. Yo me iba a encargar de los anillos de compromiso. No hacía ni un mes que nos conocíamos y ni siquiera nos habíamos visto en persona.” Monika, Austria. *

TE ENCANTARÍA conocer a alguien, una persona con la que te pudieras familiarizar y quizá casarte en el futuro. Pero hasta ahora ninguno de tus esfuerzos por encontrar a alguien así ha tenido éxito. Los intentos bienintencionados de tus amigos y familiares por emparejarte con alguien solo han servido para hacerte pasar vergüenza y dejarte peor aún. Por eso te preguntas si quizás deberías recurrir a la tecnología en busca de ayuda.

Puesto que vivimos en la era informática, pudiera parecer que encontrar un cónyuge compatible solo es cuestión de pulsar unas cuantas teclas. Todo lo que tienes que hacer, dicen algunos, es conectarte a un sitio de Internet, a un chat o a un tablón de anuncios dedicado especialmente a quienes buscan pareja. El rotativo The New York Times informa que, tan solo en Estados Unidos, 45.000.000 de personas visitaron en un mes los servicios de cibercitas. Una agencia que provee este tipo de servicio por Internet afirma contar con más de nueve millones de clientes en 240 países.

El atractivo de las cibercitas

¿Eres tímido y te resulta difícil conocer gente? ¿Tienes miedo al rechazo? ¿O simplemente crees que en la zona donde vives escasean los candidatos? Entonces, las citas por Internet quizás te resulten atractivas. Por una parte, las agencias te aseguran que podrás elegir con quién “sales”. En la pantalla de la computadora aparecen campos de búsqueda por edad, país de residencia, perfil de personalidad, fotografía y apodo. Ante el abanico de posibilidades que se le ofrecen, el usuario quizás piense que las citas virtuales son más eficaces y menos estresantes que los encuentros en persona.

¿Cuál es la realidad? ¿Son las citas en el ciberespacio el camino a la felicidad duradera? Bueno, piensa por un momento: durante un período de seis años, un servicio de citas contó con 11.000.000 de suscriptores. Sin embargo, solo se produjeron 1.475 matrimonios entre ellos. Otro servicio de citas con más de un millón de miembros solo registró 75 matrimonios confirmados. ¿Dónde está el fallo?

¿Es posible lograr una imagen realista del otro?

Un artículo de periódico aseguraba: “En Internet, todo el mundo tiende a presentarse como atractivo, honrado y exitoso”. Pero ¿cuánta verdad hay en la información que la gente da de sí misma? Otro artículo lo expresó de esta forma: “Ya se sabe que todo el mundo miente un poco”. La directora de una popular revista para adolescentes dedicó algún tiempo a estudiar dicha afirmación. Se suscribió a tres de los sitios de citas por Internet más conocidos y enseguida recibió varias respuestas, que condujeron a encuentros con varios hombres. ¿Cuáles fueron los resultados? ¡Auténticos fracasos! Los hombres habían mentido descaradamente sobre sí mismos. Ella advirtió: “Por lo que he podido comprobar, la gente miente”.

Mentir sobre la altura o el peso quizás parezca un detalle insignificante. Habrá quien diga que la apariencia física no es tan importante. Además, la propia Biblia asegura que “el encanto puede ser falso, y la belleza puede ser vana” (Proverbios 31:30). Pero ¿es mentir en cosas tan pequeñas una buena forma de empezar una relación? (Lucas 16:10.) ¿Qué confianza podrás tener en lo que la persona diga sobre asuntos más serios, como por ejemplo metas personales? La Biblia recomienda: “Hablen verazmente unos con otros” (Zacarías 8:16). De hecho, la honradez proporciona la base para que una relación pueda crecer.

Sin embargo, las citas en el ciberespacio suelen implicar fantasías irreales. Un artículo de Newsweek hace el siguiente comentario: “Los usuarios pueden refinar cuidadosamente sus mensajes electrónicos y presentar su mejor cara [...]. El resultado es un intercambio de reacciones positivas: la gente parece agradable e interesada en ti, así que tú te muestras agradable e interesado en ella”. Como señaló un catedrático del Instituto neoyorquino Rensselaer Polytechnic, que estudia las relaciones en la Red, en esas circunstancias se puede llegar a formar un vínculo con mucha rapidez. Sin embargo, como se observa a menudo, no se puede confiar en que esto resulte en un matrimonio feliz. Un hombre escribió respecto a sus experiencias con este tipo de citas: “Son una trampa. La imaginación llena los huecos exactamente con lo que uno desea”.

Encuentros en persona

No obstante, hay quienes piensan que la falta de contacto personal tiene ventajas obvias. Creen que las citas virtuales permiten a las parejas centrarse en cómo es interiormente el cónyuge en perspectiva sin dejarse distraer por su aspecto físico. Es verdad que la Biblia nos anima a centrarnos en las cualidades internas de la persona (1 Pedro 3:4). No obstante, el problema es que en una relación por computadora, uno no puede observar los gestos, las sonrisas o el semblante del otro. No se puede ver cómo él o ella trata a los demás, o cómo se comporta bajo presión. Tales cosas son de suma importancia para determinar si la otra persona es alguien a quien puedas llegar a amar y en quien confiar. Lee la descripción del amor que se encuentra en la Biblia, en 1 Corintios 13:4, 5. Observa que el amor se define por la conducta, no por las palabras. Por lo tanto, debes darte tiempo para observar a la persona y ver si sus acciones corresponden a sus palabras.

Sin disponer de dicha información importante, las parejas con frecuencia empiezan a compartir sentimientos y pensamientos íntimos desde el inicio de la relación. Dejando a un lado las precauciones, algunas se apresuran a establecer compromisos románticos serios, a pesar de que apenas se conocen. Un artículo titulado “En Internet, el amor es ciego de verdad”, cuenta el caso de dos personas que vivían a 8.000 millas de distancia y que se conocieron en la Red. Tres semanas después se encontraron en persona. “Llevaba mucho rímel —dijo el hombre—, y yo no salgo con mujeres que se ponen rímel.” La relación terminó rápidamente. Los resultados de otro encuentro fueron tan decepcionantes que el hombre, quien le había pagado el viaje en avión a la mujer para que lo visitara, canceló el pasaje de vuelta.

Una joven llamada Edda recuerda su propia experiencia con las cibercitas. Dice: “La relación era demasiado buena para ser cierta. Estábamos planeando casarnos”. Pero su encuentro en persona fue un rotundo fracaso. “Él no era lo que yo esperaba, sino un criticón que se quejaba por todo. Estaba claro que nuestra relación no iba a funcionar.” Una semana después rompieron, y Edda quedó totalmente decepcionada.

En el mundo de fantasía de las citas por computadora, las emociones pueden hacerse intensas de forma prematura, lo que te expone a una profunda decepción si, como es probable, la relación no funciona. “El que confía en su propio corazón es estúpido”, advierte Proverbios 28:26. Desde luego, no es sabio tomar decisiones importantes basándose en la fantasía y en la emoción. El proverbio concluye diciendo: “Pero el que anda con sabiduría es el que escapará”.

Los peligros de la precipitación

No es sabio precipitarse en una relación cuando se sabe poco de la otra persona. El escritor inglés Shakespeare aseguró: “Los casamientos apresurados raras veces resultan bien”. El consejo bíblico es mucho más directo: “Todo el que es apresurado se encamina de seguro a la carencia” (Proverbios 21:5).

Lamentablemente, muchos de los que han concertado citas por Internet han comprobado por experiencia que tal consejo es cierto. Monika, citada al principio, esperaba haber visto cumplido su deseo de un cónyuge tras mantener correspondencia con alguien durante solo un mes. Pero a pesar de haber hecho planes para casarse —incluso de haber acordado comprar los anillos de compromiso—, su relación precipitada terminó con “profundo dolor”.

Puedes ahorrarte disgustos si sigues el consejo bíblico: “Sagaz es el que ha visto la calamidad y procede a ocultarse, pero los inexpertos han pasado adelante y tienen que sufrir la pena” (Proverbios 22:3). No obstante, el desengaño y los sentimientos heridos no son los únicos peligros a los que podrías enfrentarte al concertar citas por computadora. En un próximo artículo se analizarán otros problemas.

[Nota]

^ párr. 3 Se han cambiado algunos nombres.

[Ilustración de la página 17]

En Internet, la gente suele exagerar o mentir sobre sí misma

[Ilustración de la página 18]

Después de intercambiar muchos mensajes románticos, el encuentro en persona suele ser decepcionante