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¡Como para comérselos!

¡Como para comérselos!

¡Como para comérselos!

De nuestro corresponsal en Japón

SUS ojos se detienen en lo que le parece un delicioso plato. Se le abre el apetito y se le empieza a hacer agua la boca. Lo extraño es que esta “comida” no tiene aroma, sabor ni valor nutritivo. No se echa a perder ni necesita refrigeración. ¿Qué es? En Japón solo existe una respuesta: comida de plástico. Esta es una imitación en vinilo de algún plato que figure en la carta de un restaurante, exactamente del mismo tamaño, forma y color que el alimento de verdad.

Las imitaciones plásticas aparecen en un sinfín de presentaciones: desde los platos tradicionales del Japón (como el sushi) hasta los predilectos de Occidente (como la pizza y los espaguetis). También hay bebidas, aperitivos, postres... la variedad es increíble. ¡Cierto fabricante ofrece más de diez mil artículos distintos!

Lo que hace que la comida de plástico parezca tan real es la maestría con que se incorporan los más mínimos detalles, como esos pequeños bultitos que se forman en la piel del pollo al cocinarlo, la distribución irregular de las semillas en una rebanada de sandía o la sutil ondulación de una hoja de lechuga. Pero ¿cómo se volvió tan popular la comida de plástico en los restaurantes de Japón?

Hacia finales del siglo XIX, algunos locales decidieron exhibir en una vitrina muestras de sus platos para promover la cocina extranjera entre el público japonés. De ese modo, los transeúntes podían hacerse una idea de cómo era el plato sin tener que entrar al restaurante. El problema, como cabría esperar, es que aquella comida no solo atraía a las personas, sino también a las moscas y otros animales. Además, los alimentos se echaban a perder con el calor y la humedad, y preparar muestras a diario resultaba poco económico.

Con el tiempo surgió la idea de sustituir la comida de verdad por imitaciones de cera pintada. Pero había un problema: la cera se derretía con el calor. Más tarde se usó plástico de vinilo en lugar de cera. Por fin se había encontrado un producto resistente al calor, duradero y que atraía al cliente indicado: la gente. Ahora bien, ¿cómo se hacen las muestras plásticas?

El primer paso es hacer el molde. Por ejemplo, en el caso de un bistec, el trozo de carne se coloca en un recipiente cuadrado y se cubre completamente con silicón. Al endurecerse el silicón, se saca el molde del recipiente y se retira el bistec, el cual deja su impresión. A continuación se vacía resina de vinilo de color en el molde y se hornea a 82 °C [180 °F]. Se deja enfriar, se saca la réplica del bistec y se pinta.

Para hacer un sándwich, cada ingrediente se moldea por separado: el pan, la carne, el queso y la lechuga. Luego se procede igual que cuando se prepara uno de verdad: los ingredientes se ponen uno encima del otro entre dos rebanadas de pan, con la diferencia de que en este caso hay que ponerles pegamento para que no se separen.

En cierto modo, puede afirmarse que hacer alimentos de vinilo es un arte. “La clave para lograr que la comida de plástico parezca real es fijarse con cuidado en la de verdad”, señala Katsuji Kaneyama, que lleva unos veintitrés años en el negocio. Y añade: “La gente ve la comida como algo que se puede comer, nosotros la vemos como algo que se puede crear”.

Al observar de cerca un tazón de arroz japonés recién cocido, puede notarse cierta separación entre los granos individuales. El arroz del tazón “se eleva suavemente desde dentro y forma un pico en el centro”, explica Kaneyama. Para lograr el mismo efecto, tiene que hacerse cada grano por separado. Pero tampoco basta con poner un montón de granos juntos, pues quedarían aplanados; hay que pegarlos uno a uno para crear esa cresta del centro que forma el arroz de verdad. El toque realista hará que el plato sea más atractivo para el ojo exigente.

Dominar este arte exige años de práctica. El novato dedicará los primeros años a aprender las técnicas básicas, comenzando con artículos sencillos, como los champiñones quizás. Necesitará unos diez años de estudios antes de poder crear una réplica convincente de un pescado fresco con sus complejas texturas y tonalidades. Y puede que le lleve hasta quince años ser considerado experto en este campo.

Si algún día usted llega a pasar frente al escaparate de un restaurante en Japón y ve uno de estos apetitosos platos, piense en todo el trabajo implicado. Hasta pudiera llegar a preguntarse qué requiere más habilidad, ¿preparar comida de verdad, o de plástico?

[Recuadro de la página 27]

Bajo las luces de las cámaras

La próxima vez que vea comida en una película, un programa de televisión o un comercial, fíjese bien, pues puede que no sea de verdad. Chris Oliver, diseñador culinario de Los Ángeles, comenta que las imitaciones plásticas de comida son ideales para las maratónicas sesiones que toma la filmación de una escena. “Salen más caras que la comida de verdad, pero son mucho más prácticas”, señala. De hecho, bajo las abrasadoras luces de las cámaras, la comida de plástico resulta una perfecta alternativa.

[Ilustración de la página 26]

¿Podría distinguir cuál es el auténtico? (Respuesta en la pág. 27)

Respuesta: la comida verdadera está en la bandeja de la mano derecha de la mujer.

[Reconocimiento de la página 26]

Fotos de la parte inferior: Hachiman Town, Gujyo City, Gifu Prefecture (Japan)