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Con ustedes, la ardilla voladora

Con ustedes, la ardilla voladora

Con ustedes, la ardilla voladora

DE NUESTRO CORRESPONSAL EN FINLANDIA

ARDILLAS hay en casi cualquier parte del mundo, pero pocas se igualan a la extraordinaria ardilla voladora siberiana. * ¿De veras puede volar? ¿Cómo es, y por qué es tan difícil verla?

¿Cómo vuelan?

Aunque todas las ardillas arborícolas saltan de un árbol a otro, ninguna puede competir con la ardilla voladora, capaz de alcanzar una distancia de hasta 80 metros [260 pies] en un solo salto. ¿Cómo lo hace?

Este pequeño roedor posee unas membranas planeadoras que dejarían atónito a cualquier ingeniero aeronáutico. Cierta obra finlandesa de zoología explica: “La parte delantera de la membrana está sostenida por un espolón cartilaginoso que parte de las articulaciones de las manos. Y aunque parezca que solo son dos capas de piel, hay una delgada capa de músculos que permite a estas ardillas cambiar la curvatura de la superficie planeadora para modificar sus rasgos aerodinámicos”.

En pleno vuelo, el cuerpo de esta ardilla adopta un aspecto aplanado que parece un pedazo de peluche extendido que va surcando los aires. A veces, cuando está en reposo, se ve como si llevara puesto un abrigo de piel gris varias tallas más grande.

¿Cómo logra evadir los obstáculos cuando planea? Valiéndose de la cola como timón para guiar su vuelo. Y justo antes de “aterrizar” en un árbol, abre el “paracaídas de frenado”, colocando su cuerpo en posición vertical. Es muy raro que a una ardilla le fallen los cálculos y caiga a tierra.

A este peludito planeador también le ayuda ser liviano: el adulto común pesa apenas unos 150 gramos [5 onzas] y mide unos 20 centímetros [8 pulgadas] de longitud, sin incluir la cola. Las orejas, pequeñas y sin mechones de pelo, no afectan su vuelo.

Piloto nocturno

Los singulares ojos de la ardilla voladora parecen grandes perlas negras. Resultan sumamente adecuados, pues a diferencia de otras especies, esta es de costumbres nocturnas y necesita muy buena vista para encontrar su alimento preferido: amentos y hojas de árboles caducifolios, así como brotes de coníferas. Como en invierno el alimento disponible es menos abundante, durante el otoño abastece pequeños almacenes de amentos, ubicados en escondrijos entre las ramas y los huecos de los árboles.

En la primavera, algunas ardillas se enfrascan tanto en sus juegos que se olvidan de dormir la siesta. Pero también hay otra cosa que ocupa su mente: el apareamiento. Si el vuelo del macho impresiona lo suficiente a la hembra, será momento de comenzar a pensar en el nido, para lo cual sirve tanto una pajarera desocupada como el hueco de un árbol. A decir verdad, la ardilla voladora suele tener muchos nidos; unos los usa como almacén y otros como viviendas auxiliares. Incluso hay parejas que los hacen en algún granero. Pero a diferencia de las demás ardillas, la voladora jamás se mudará a la ciudad.

A finales de la primavera o a principios del verano nacen dos o tres crías, que mantienen a mamá ardilla muy ocupada con la alimentación, incluso durante el día. Al momento del nacimiento, no son más grandes que la yema de un dedo, pero antes de que termine el otoño, ya habrán volado del nido.

¿Por qué es tan difícil verla?

¿Por qué es tan raro ver una ardilla voladora? En parte porque esta noctámbula criatura difícilmente llama la atención, pues se desplaza en silencio por entre las copas de los árboles. Además, prefiere los bosques de las regiones del norte, que se extienden desde el mar Báltico hasta el océano Pacífico, atravesando la taiga rusa.

Al parecer, la supervivencia de la ardilla voladora siberiana está garantizada por los tupidos bosques de Siberia. No obstante, al igual que a otras criaturas que aprovechan los huecos de los árboles para hacer sus nidos, la deforestación le ha robado espacio vital a esta especie. En Finlandia (la región occidental de su hábitat), esta ardilla está protegida por un decreto de la Unión Europea. Avistar una ardilla voladora en la copa de un árbol o descubrir su excremento es razón suficiente para posponer o cancelar un proyecto de construcción.

Desde luego que las ardillas voladoras no tienen ni idea de lo que su excremento puede provocar, y nada parece perturbar su rutina. Cuando la oscuridad llega a los bosques del norte, asoman la nariz miles de pequeñas criaturas que habitan los huecos de los árboles, meneando sus largos bigotes e impulsándose desde delicadas ramas, y la ardilla voladora entra de nuevo en acción.

[Nota]

^ párr. 3 Existen más de treinta especies de ardillas voladoras. Muchas de ellas habitan los bosques del sudeste asiático, como la ardilla voladora gigante, del tamaño de un gato. Entre las ardillas voladoras no suele incluirse a las llamadas ardillas voladoras africanas, a pesar de que su aspecto es muy similar al de las demás. La característica distintiva de las africanas es su cola con escamas, la cual solo tiene pelo en la punta y parte de la base.

[Ilustración de la página 23]

Los amentos constituyen un manjar para la ardilla voladora

[Ilustración de la página 24]

Cría de ardilla voladora siberiana

[Reconocimiento de la página 22]

Ilya Lyubechanskii/BCIUSA.COM

[Reconocimiento de la página 23]

Ardillas: Benjam Pöntinen

[Reconocimiento de la página 24]

Ardillas: Benjam Pöntinen