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Caballos que bailan en el viento

Caballos que bailan en el viento

Caballos que bailan en el viento

DE NUESTRO CORRESPONSAL EN ESPAÑA

“¿Quién no los ve y a quién no le extasía vuestro rítmico paso, vuestra pura, perfecta nitidez, vuestra mesura, vuestro sentido de la geometría?” Rafael Alberti, poeta español.

LAS luces se apagan, y comienza la música. Por el fondo del ruedo aparece un jinete montado sobre un caballo blanco que baila al compás de la música. Entonces se le une un grupo de jinetes cuyos corceles van girando y cambiando de dirección en perfecta armonía. El público contiene la respiración asombrado de ver a estos espléndidos animales ejecutar movimientos tan elegantes.

La Real Escuela Andaluza de Arte Ecuestre, en Jerez de la Frontera (España), ha alcanzado fama mundial gracias a sus caballos bailarines. El espectáculo es un auténtico ballet ecuestre, cuya coreografía se basa en los ejercicios de entrenamiento de la doma clásica y la vaquera. * El espectáculo se ve realzado por la música española tradicional y el vestuario a la usanza del siglo XVIII.

El caballo de pura raza española

Los caballos que se utilizan en el espectáculo son de pura raza española, también llamados andaluces. El caballo español pertenece a una raza antigua que vivió hace miles de años en las montañas de la península ibérica y que fue muy utilizada por los romanos como excelente instrumento de batalla.

Las características destacadas del caballo andaluz son fuerza, agilidad, altivez y docilidad. Su mérito reside en su naturaleza peculiar, ya que es fogoso y dócil a la vez. Gracias a su fuerza y agilidad, estos caballos pueden ejecutar pasos y saltos muy difíciles. No obstante, convertir a un noble animal en un elegante bailarín no es una tarea fácil.

Entrenamiento

La Real Escuela Andaluza de Arte Ecuestre fue fundada en 1972 por Álvaro Domecq. La institución prepara a los caballos mediante un entrenamiento gimnástico esmerado que desarrolla sus músculos. Con el tiempo serán capaces de llevar a cabo difíciles ejercicios de doma con perfecta sincronización. Este tipo de doma se practica en dos centros de renombre: la Escuela Española de Viena, en Austria, y la Real Escuela, en España. En ambas, el espectáculo cautiva a los visitantes e impresiona incluso al adiestrador de caballos más exigente.

Tanto el caballo como el jinete necesitan considerable entrenamiento para alcanzar dicha excelencia. Lo típico es que ambos se entrenen juntos cinco días a la semana, siete horas al día, por un período de cuatro años. El adiestramiento comienza con la doma básica, en la que el jinete enseña al caballo a caminar hacia adelante obedeciendo sus órdenes. Tras perfeccionar este paso preliminar, el animal debe aprender a inclinarse hacia atrás mientras se mueve, desplazando su centro de gravedad hacia su parte trasera. Este ejercicio le permite concentrar la fuerza en las patas traseras, una técnica necesaria para realizar los movimientos más difíciles.

Los movimientos, o aires, que el caballo aprende son de dos tipos: naturales y artificiales. Los primeros requieren que el animal mejore sus movimientos naturales: el paso, el trote y el galope. Para los aires artificiales creados por la Real Escuela se precisa un vínculo muy estrecho entre caballo y jinete. Tales movimientos exigen gran precisión y enorme fuerza física (véase “Los aires básicos de un ballet ecuestre”).

“Para ejecutar los difíciles ejercicios de la Real Escuela, caballo y jinete han de tener una relación muy estrecha —afirma José María Sánchez Cobos, director de la exhibición de la Real Escuela—. Se considera al caballo andaluz una de las razas más nobles, y algunos de estos animales pueden hacerse verdaderos amigos del jinete. No obstante, en ocasiones falta la química necesaria entre caballo y jinete, y en estos casos hay que cambiar la pareja.”

Cuando se le pregunta sobre la reacción de los caballos a la música, José María explica que los caballos no entienden la música como nosotros, pero evidentemente la que escuchan en la exhibición tiene un efecto en ellos. Es obvio que reaccionan a las melodías tradicionales que forman parte esencial del espectáculo, y que parecen reaccionar al aplauso del público.

Los caballos responden a los cuidados meticulosos que reciben en la escuela. Se les cepilla cuidadosamente para la exhibición, y cada día se les da una ducha después del entrenamiento para eliminar el sudor y refrescarlos. Puesto que su piel es más sensible que la de los humanos, necesita cuidados especiales.

José María añade que un dicho español asegura que “durante los primeros siete años el caballo es para que tu amigo lo dome, de los siete a los catorce es para disfrutarlo tú y después de los catorce sólo es bueno para tu enemigo”. Pero eso no es necesariamente cierto en su escuela, pues uno de sus caballos, Zamorano, aún actuaba a la edad de 22 años.

El resultado final del adiestramiento y cuidado meticuloso es la exhibición en la que los caballos efectúan los diferentes pasos. En ella, el público puede ver por sí mismo cómo caballo y jinete se convierten en un equipo excelente y cómo estos gráciles y vigorosos corceles ejecutan sus pasos al compás de la música tradicional española. Poco sorprende que Alberti, en el último verso del poema citado anteriormente, describiera a estos elegantes animales como “caballos que en el viento bailaréis”.

[Nota]

^ párr. 5 Según la Gran Enciclopedia Larousse, en equitación, la doma es “el conjunto de ejercicios progresivos a los que se somete a un caballo, para enseñarle a obedecer las órdenes que su jinete le transmite” con el fin de que “realice un determinado número de movimientos y figuras”. La doma vaquera, o doma de campo, se refiere a los ejercicios ecuestres tradicionales que se basan principalmente en las labores que los caballos han de realizar en los ranchos ganaderos españoles.

[Ilustraciones y recuadro de la página 17]

Los aires básicos de un ballet ecuestre

El término aires alude a los diferentes movimientos que realiza el caballo. A continuación se mencionan algunos de los principales:

Piaffe (piafar). Se mantiene en el mismo lugar mientras realiza un trote cadenciado, casi como si estuviera corriendo sin moverse del sitio.

Passage (pasaje). Ejecuta un trote lento mientras levanta los cascos a gran altura del suelo, dando la impresión de que baila.

Levada. Levanta las patas delanteras y mantiene su posición en un ángulo de 45 grados con el suelo. Esto requiere mucho control muscular y un equilibrio perfecto.

Corveta. Realiza una serie de saltos sobre sus patas traseras sin que las delanteras toquen el suelo.

Cabriola. Salta en el aire, plegando las patas delanteras bajo el pecho cuando alcanza el punto más alto, a la vez que cocea con las patas traseras.

Tiro con caballos

Otra disciplina incluida en la exhibición es la del enganche, que es la unión de un caballo de tiro y un carruaje. Los corceles tiran de los carruajes tradicionales con movimientos perfectamente sincronizados. Esto también requiere años de adiestramiento. Con sus mejores galas, caballos y jinetes constituyen un espectáculo que permite al público revivir la época en la que el coche de caballos era el principal medio de transporte.

[Reconocimientos]

Piaffe, passage y cabriola: fotografía cedida por la Real Escuela Andaluza; corveta, levada y carruaje: Fundación Real Escuela Andaluza del Arte Ecuestre

[Reconocimiento de la página 15]

Fotografía cedida por la Real Escuela Andaluza